Beneficios de las viejas leyes

Capítulo 68: Lecciones de historia

Viernes, 22 de diciembre

Una fuerte inquietud descansaba en el estómago de Harry en su camino hacia el desayuno esta mañana después de su estúpido salto sin pensar primero la tarde anterior. O al menos Marvolo lo llamaría estúpido, eso era tan seguro como la salida del sol al comienzo de un día.

Y al mismo tiempo Harry tenía curiosidad. No había estado en la mejor forma cuando llegó a casa ayer, pero estaba claro como el día que Marvolo había estado aún peor. El curandero había dicho algo sobre un ritual para eliminar una maldición de un objeto. ¿Había probado Marvolo el ritual en el que había estado trabajando? Si es así, parecía haber tenido cuidado, pero si había tenido éxito no era tan seguro.

En el momento en que Harry entró en la habitación, la imagen pacífica que vio lo hizo parpadear rápidamente sorprendido. Marvolo estaba sentado en su lugar habitual, con el periódico doblado para poder leerlo, la taza de té en su platillo flotando cerca de su mano derecha para poder alcanzarla fácilmente y tomar un sorbo.

Con pasos cautelosos, Harry entró, afortunadamente su agotamiento no se había traducido en ninguna amargura, y pronunció el saludo habitual. "Buenos días, Marvolo. Te ves mejor". Harry hizo una mueca internamente, esa no había sido la mejor idea. Tal vez todavía estaba más cansado de lo que había pensado.

"Tú también te ves mejor". Había una sonrisa irónica en el rostro de Marvolo. Parecía que veía la ironía en la situación.

Así que Harry se acercó a su casa, primero llenando su propia taza con té, luego tomando uno de los gofres belgas y vertiendo salsa de chocolate sobre él en abundancia, antes de seleccionar algunas de las frutas maduras y de aspecto dulce que también se ofrecen. Siempre había opciones dulces en la mesa cada vez que comía con Marvolo, y hoy Harry sentía que necesitaba la energía extra.

"Espero no tener que explicar por qué hacer tus primeras incursiones en el reino del lanzamiento mágico basado en la intención sin la supervisión adecuada fue una mala elección". No había rastro de la amenaza en la pregunta que Harry había anticipado. Por un momento Harry dejó de masticar, estaba tan sorprendido.

Cuando la mirada puntiaguda se registró, rápidamente reanudó la masticación antes de tragar el sabroso bocado de gofre. "Había un adulto presente, y un mago adulto en eso. Y Sirius estaba en la lista de adultos aprobados para supervisar cuando pruebo cosas nuevas". Harry sabía que era un intento débil. La lista había sido dada con la condición de que solo se les permitiera supervisar cuando pudieran realizar cualquier hechizo que quisiera aprender por sí mismos. Y al lado del propio Harry, solo Marvolo podía hablar Parseltongue. Sin atreverse a mirar hacia arriba, por temor a sonrojarse por esa débil excusa, Harry se concentró en su plato y la comida que contenía.

La risa del otro dejó claro que no engañó a Marvolo con esa explicación. Y Harry no había pensado en las reglas en todo el momento en que había pensado en cómo podría reparar el tapiz y ayudar a Sirius. Levantó la vista de nuevo cuando Marvolo preguntó con verdadero interés. "¿Por qué elegiste comenzar con algo tan grande y complejo, de todos modos? Recuerdo que hay una recomendación de qué probar primero. Y recuerdo unos días agradables y calurosos en Hogwarts donde mi leche estaba unos pocos grados esenciales más fría porque practiqué con el cambio de la temperatura de los líquidos".

Harry dejó su taza y negó con la cabeza. "Esa no fue la primera vez que lo intenté. Antes de eso cambié el color de una cuchara, a verde y viceversa. Fue muy fácil. Más fácil de lo que era cuando estaba aprendiendo el encanto que cambia de color". Y así había sido. Pero eso podría deberse a que no tenía que mover su varita en un patrón tan complicado, cambiando la velocidad en medio del movimiento.