Beneficios de las viejas leyes

Capítulo 76: Terapia

Viernes, 5 de enero de 1996

Sirius estaba saltando sobre la hierba corta en el césped cubierto con una fina capa de hielo y nieve. Esta era una noche de luna llena, y la luna estaba a punto de elevarse sobre el horizonte. Desde su tiempo en Hogwarts, nunca más habían tenido un lugar tan seguro para correr como ahora. Y aunque quería pensar mal de Lord Slytherin, no había nada que pudiera criticar sobre las salas que el hombre había establecido. Sirius había pasado todo el día revisándolos, incluso cuando Remus había insistido en que no era necesario.

Y Remus tenía razón. Y el viejo ratón de biblioteca lo había sabido, luciendo engreído como el infierno cuando Sirius regresó a la habitación donde Remus había estado descansando en una especie de diván, ya bajo tensión debido a la cercanía de la luna llena.

Ahora Remus se estaba deshaciendo de su ropa, como Sirius podía escuchar claramente, incluso mientras seguía buscando en otra parte tal como Remus lo había pedido, para no destrozar los pantalones, la camisa y la túnica durante su transformación.

Con un entusiasmo que se sentía un poco ridículo, en realidad ya no tenía cinco años, Sirius movió su nariz hacia el suelo en busca de aromas interesantes que pudieran llevarlos a una alegre persecución y a algo con lo que Remus llenara su estómago.

También era una forma de distraerse de los horribles sonidos que de repente llenaban el aire cuando la luna comenzaba su ascenso hacia el cielo. Los huesos se estaban rompiendo, las cosas se estaban desgarrando, y Remus primero gimió de dolor solo para que el sonido se convirtiera en un gemido y aullido decididamente inhumano. Con la poción wolfsbane la transformación fue menos dolorosa, pero eso no eliminó toda la incomodidad. Desgraciadamente.

En el pasado, Sirius había estado fascinado por el cambio, siempre observando cuándo sucedía, siguiendo ansiosamente el deslizamiento de los músculos y reorganizando los huesos. La primera vez que vio a alguien tomar la poción Polyjuice, había visto las similitudes y tuvo que preguntarle a Remus si el cambio se sentía similar en absoluto.

Remus había dicho que la transformación por la que pasaba cada mes era al menos diez veces peor.

Pero solo ahora, después de haber sufrido durante años en Azkaban, Sirius entendió que Remus podría no sentirse cómodo con Sirius observando la transformación tan de cerca. El hecho de que hubiera sido una parte regular de todas las pesadillas que Sirius había tenido en su celda húmeda en la prisión podría haber contribuido a su conciencia despierta. De hecho, la conciencia más humana que Remus había ganado a través de la poción que ahora estaba tomando para hacer su transformación más segura, empujó a Sirius a contemplar todo esto, porque ahora Remus recordaría mucho más claramente.

Tal vez ganarse la ira de su amigo no valía la pena.

De todos modos, mientras Sirius había encontrado el rastro más antiguo de algunas aves, y uno más fresco de unos pocos ciervos, Remus había terminado su transformación, y ahora un lobo peludo estaba parado junto a Sirius, con la cabeza inclinada hacia un lado como si preguntara qué había encontrado Sirius.

Con un ladrido feliz, Sirius movió sus patas delanteras y se estiró, con el trasero en el aire, moviendo la cola, pidiéndole a su amigo que jugara con él. Solo unos momentos después, los dos corrieron, persiguiéndose el uno al otro, uno de los bosques de abedules claros su destino.

Esto fue tan bueno. Necesitaba asegurarse de poder correr con Moony cada mes. Y cuánto mejor se veía Moony. Su pelaje era grueso y libre de manchas enmarañadas o sucias, había ganado peso y músculos. Era obvio que vivir con un amigo, comidas regulares y un trabajo estable que amaba le estaban haciendo bien.