Capítulo 2

1K 64 4
                                    

Pedri permitió que la cálida agua de la regadera se lleve toda la mugre que se había aferrado a su cuerpo durante estos últimos días.

Trató de relajarse ante el pensamiento de que tendría que volver a tener que compartir la habitación con alguien. Su piel le picaba, y no era por la suciedad, era porque algo en el olor del joven le ponía nervioso y Pedri temía que se trataba de una especie de mal presentimiento.

Obviamente el canario no iba andar desnudo alrededor de su nuevo compañero de cuarto, no era un degenerado, pero se estaba seguro de que iba a llegar a provocar al contrario más a menudo solo porque sí, tal vez incluso lograba que se pida un cambio de habitación.

Cuando Pedri terminó de ducharse, aprovechó para tratar sus heridas después de secarse y colocarse los bóxers negros. Su piel tenía innumerables marcas, desde un azul profundo hasta amarillas que casi no se podían apreciar. Más que un rasguño adoraban sus pálidas extremidades y Pedri era consciente de que parecía un cordero degollado.

Pero no le dio muchas vueltas, estando demasiado cansado para procesar las cosas. Se puso una camiseta blanca que le quedaba algo holgada y decidió salir finalmente del baño.

No tomó en cuenta a Gavi, incluso dejó la luz encendida para irse directamente a su cama y tirarse sobre ella, quedando boca abajo. Su móvil yacía perdido por ahí, probablemente sin energía, pero poco le importaba ya que igual no tenía intenciones de aparecer a primera hora a clase de historia.

¿No le pudo haber tocado un compañero normal? Ahhh esta muy cansado como para discutir, asi que prefiero dormir de una vez, incluso con la molesta luz ya encontrará la forma de vengarse de "Pedri"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¿No le pudo haber tocado un compañero normal? Ahhh esta muy cansado como para discutir, asi que prefiero dormir de una vez, incluso con la molesta luz ya encontrará la forma de vengarse de "Pedri"

¿Qué apodo es "Pedri"? Parece retrasado. Con esos pensamientos en mente fue quedándose dormido de a poco.

(...)

Pedri ni dormido podía quedarse tranquilo. Una vez que los vivaces sueños comenzaban, empezaba a moverse de manera revoltosa. Incluso acabó cayendo el móvil aparentemente perdido al suelo en un golpe seco, cosa a lo que el canario ni se inmutó.

Claro que era bonito y agradable volver poder a dormir en un colchón después de una semana afuera, pero el malestar seguía ahí, e iba quedarse los siguientes dos a tres días. Debía reponer su almacén de ibuprofeno y otros analgésicos porque si no iba a desfallecer seguro. Ya que no era poco común que a Pedri le diera algo de fiebre poco después de tanto esfuerzo físico.

-Ay por favor ¿No puedes hacer silencio? Pedri? -Gavi se quito las sábanas de la cabeza y aún medio dormido vio a su compañero removerse como gusano. -¿Qué falta? Qué Satanás aparezca?

De forma perezosa se levantó y fue a revisar si Pedri seguí con vida.

-Hey, Pedri ¿qué te pasa? Estás...-Al removerse como gusano las sábanas se bajaron lo suficiente para revelar moretones, rasguños y más heridas.

-¿Qué mierda? Pedri -Al tocarlo para que despertara...


Pedri estaba perdido entre humo negro, su respiración algo acelerada pero las garras de morfeo lo mantenían en un profundo sueño. Hasta que de manera inconsciente el nuevo aroma del intruso llegó a él y cuando sintió las manos del ajeno sobre el sintió nuevamente el cosquilleo, pero esta vez tan fuerte que parecía una corriente eléctrica, haciendo que se despertara con un respingo.

Sus ojos se encontraban bien abiertos del susto al primer segundo. Parecía un animal asustado buscando la amenaza, que finalmente llegó a ser Pablo. Su boca se encontraba abierta, trataba de recuperar el aliento pero se le hacia algo difícil.

—¡No me toques!—exclamó, mostrándose incómodo mientras que se alejaba un poco, todo lo que la cama le permitía.

-¡Aah! ¡No me grites! Crei que estabas convulsionado o yo que sé...¿Cómo te hiciste tantas heridas?-decía Gavi con la mano en el pecho.

-¿Tienes algo con que curarte? Y antes de que digas una estupidez, te ayudo porque si mueres por una infección, o algo me van a culpar a mí.

Pedro quería quejarse nuevamente por su tono de voz pero rápidamente desechó la idea al tener ganas nulas de relacionarse con su nuevo compañero de piso.

Revisó al castaño de arriba a abajo antes de pasarse una mano por su rostro sudado.

—Vuelve a dormir o vete a desayunar, Pablo. Y no te metas en cosas que no te incumben—murmuró a lo bajo pero carente de malicia en su voz. Se notaba su incomodidad desde lejos. Aprovechó para agarrar parte de las sábanas que se habían caído al piso para volver a esconderse debajo de ellas, dándole la espalda al contrario.

Lo que le faltaba ahora era un compañero de cuarto metiche. Ya suficiente tenía con su lobo, que había optado por volver a despertarse y actuar nerviosamente cada vez que el característico olor de Pablo llegaba hacia el.

-¡Bien! Si quieres morir, pues muérete.-Decía Gavi enojado, en primer lugar ¿Por qué se preocupa por un idiota que no sabe comportarse cómo un humano civilizado.

-Espero que para la próxima si sea una convulsión.-Dije cerrando la puerta y dejar solo al canario.

Pedri puso los ojos en blanco.

Dramático.

¿Por qué siempre tenía este tipo de suerte? Además se estaba más que seguro que el niño había salido en pijama y sin su llave. Bueno, eso ya no era su problema.

Apartó las sábanas, un suspiro contento escapándose de sus labios cuando pudo refrescarse un poco. Rebuscó en la gaveta de la mesita de noche por algún tipo de analgésico.

Siempre era lo mismo, era su cuerpo reaccionando, tratando de curar las heridas. Pero aquello no significaba que le gustaba sufrir a gusto, por lo que trataba al menos de aliviar algunos de los síntomas.

Se levantó a regañadientes de la cama para bajar las persianas y dejar el cuarto a oscuras y volver a su querida cama. Trató de disfrutar de la paz y tranquilidad mientras podía, esperando que el tonto de Pablo volvería más tarde y calmado.

Alpha Beta Omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora