Capítulo 4

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Piernas frías y dolor de espalda, bonita forma de despertar.

Gavi se removió tronandose sus huesos entumecidos, no había nadie todavía en la biblioteca, mejor así, no lo verían más raro de lo que lo vieron ayer.

Al levantarse para ir a su habitación, en la que espera poder al fin entrar, una sudadera junto a la manta cayó al suelo.

-Que raro...no recuerdo haber visto una sudadera con la man...esta es...-con una risita tomó la manta y la sudadera y fue rumbo al comedor...después de todo Pedri si tenia un poco de corazón.

En el comedor se sirvió de todo, café, pan, huevos y jugo, tomo un par de manzanas para el gruñón de Pedri, una ofrenda de paz estaría bien, después de todo el chico tuvo la amabilidad de ir a buscarlo y cubrirlo con su sudadera.

Tomo todo y se dirigió a una de las mesas vacías, comió como si no lo hubiera hecho en días, dormir con el estómago vacío nunca fue bonito para él.

Tan concentrado estaba en devorar su desayuno, que no se dio cuanta que el chico de la sonrisa bonito y gestos se había sentado delante de él

El joven dio toques con su dedo y Gavi alzó la cabeza, con las mejillas llenas de pan.

-Hoda.- hizo un gesto de disculpas antes de tragar lo que tenía en la boca. -Perdón, hola, tú eres el chico de ayer ¿Verdad?

El otro solo asintió.

-¿Cómo te llamas? Yo soy Pablo, un gusto.- Gavi se presentó pasandole su mano, el otro la tomó y dio un apretón amistoso.

El joven apunto a la manta y Gavi solo lo miró confundido.

-¿Tú no hablas? ¿La manta? Oh, ya sé, tú eres Emiliano ¿no?

Emiliano asintió con una sonrisa.

-Muchas gracias por la manta, gracias a ti no morí congelado.

La mañana de Pablo solo se estaba volviendo mejor, con la compañía silenciosa, pero agradable de Emiliano, terminó su desayuno y fue a su habitación que, gracias a Dios ya estaba abierta, encontró a su compañero aun dormido así que sólo acomodó sus sábanas y dejó las manzanas.

Tomó sus cosas para el día de clases y se fue, con un solo pensamiento.

Haré lo posible para ser su amigo.

Pedri había despertado en la tarde, nuevamente tan desorientado

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Pedri había despertado en la tarde, nuevamente tan desorientado. Ya le estaba entrando pereza de seguir durmiendo pero igual no había mucho que podía hacer hoy.

Aprovechó para estirarse hasta que sus huesos le contestaron con un agradable crujido. Se incorporó nada más para agarrar su móvil y seguir perdiendo el tiempo con el cuando vio unas manzanas sobre su mesita de noche.

¿Acaso Gavi lo quería envenenar?

Puso los ojos en blanco ante su propio comentario antes de agarrar una sin pensárselo dos veces. El hambre podía con el, llegando ya al punto en el solo pensar en comida le daban náuseas. Por lo que era bueno empezar por algo ligero.

Proseguió a hincar el diente en la sabrosa fruta, soltando de paso un agradecido gemido tras finalmente tener algo sólido en la boca después de tanto tiempo. Devoró la primera manzana rápidamente, dejándose más tiempo con la segunda mientras revisaba apuntes en su móvil, después de todo debía volver pronto a clases.

Solo esperaba que cierta persona cumplía con su promesa.

La jornada estuvo pesada, pero era de esperarse, estuvo de aquí para allá en diferentes clases, y en ninguna vio a Pedri, ese chico se la pasa durmiendo, aparte de gruñón también es holgazán

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La jornada estuvo pesada, pero era de esperarse, estuvo de aquí para allá en diferentes clases, y en ninguna vio a Pedri, ese chico se la pasa durmiendo, aparte de gruñón también es holgazán. Al que sí vio y mucho fue a Emiliano, el chico realmente es un amor, lo ayudo con las direcciones y para su fortuna, compartían casi todas las clases.

-Emi una pregunta ¿Tienes compañero de habitación?-Pregunto pasandole uno de los libros que bajaba de la estantería.

El otro solo nego

-Mi compañero es un puto animal sin respeto, te cres que la primera vez que nos conocimos el muy desgraciado entró como loco azotando la puerta, y con fachas de vagabundo con olor a muerto.

Emiliano solo sonreía enterneciendo por las caras que hacia su nuevo amigo.

-Ay Emi, tu eres un caramelo a comparación con ese gruñón, ni siquiera sé porque le caigo tan mal.

La tarde siguió con Gavi quejándose de su compañero y Emiliano asintiendo a cada palabra.

La hora de la cena había llegado, y como ya se estaba haciendo una costumbre, Gavi y Emiliano compartieron mesa, Gavi realmente estaba empezando a crear que Pedri es un hermitaño, no lo vio en el comedor.

-Bien, tal vez esa buena idea llevarle un sándwich.

Antes de que se retiraran a sus habitaciones, Emi le dio un libro un tanto gastado a Gavi.

-¿Y esto? Eh ¿Criaturas Fantásticas? Se ve entretenido, gracias Emi.

Así ambos amigos se despidieron.

-Pedro González...más vale que te controles.-Susurró Emiliano para después ir a su propia habitación.

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