Capítulo 17

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—Tu no sabes absolutamente nada. ¿Y quién te crees tu para decidir por Pablo? Pablo ya tiene a Emiliano...

Para qué mentir, le seguía doliendo pronunciar aquellas palabras, pero era consciente de que era algo que hacía feliz a Gavi, y eso era lo importante.

—Por lo que se quedará aquí. Vete... ¡Lárgate! Nadie te quiere aquí—exclamó, acercándose a paso rápido para darle un fuerte empujón al hombre.

Sabía que se estaba comportando como un crío, pero estaba frustrado y tenía miedo, muchísimo miedo.

Y antes de que pudiera evitarlo, las lágrimas ya estaban bajando por sus mejillas y su barbilla estaba temblando.

—Te juro que como le sigas haciendo más daño a mi manada...—Sollozó—. Como le ocurra algo a Gavi por tu culpa te juro que te mataré, no sé cómo o cuando, pero te mataré.

La impotencia de saber que su pobre cachorro estaba sufriendo y posiblemente al borde de la muerte por su culpa le partía en dos.

~

Por otra parte, Ansu y Ferran trataban de la mejor forma posible ayudar a los dos chicos.

Al llegar a la cabaña prepararon todo con suma rapidez o al menos lo más rápido que pudieron con lo nervioso que estaban ambos.

Conocían esta cabaña perfectamente, era una parte del bosque que trataban de evitar a toda costa ya que se trataba de propiedad de los cazadores.

—Emi, ¿dónde tienes el botiquín?—preguntó Ferran después de ayudar al argentino a acomodar a Gavi en la gran mesa.

_¿Siempre se veía tan pálido?_

Ferran agarró la fría mano del sevillano mientras que Ansu seguía ayudando a Emiliano a buscar las cosas, ya que este sabía mejor en donde se encontraba cada cosa.

—Está bien, lover boy. Te vamos a drogar un poquito y ya cuando te despiertes nos vas a querer arrancar los ojos, ya verás—trató de aliviar la situación, dándole un apretón a su mano. Pero Ferran no transmitía calma como Pedri ya que el valenciano no era muy sutil, se veía aterrado, sabiendo perfectamente lo que probablemente iba a pasar.

-¡Ves! A esto es ha lo que me refiero, sigues siendo un crió, en  vez de estar aquí y llorando ¡Deberías estar con el que dices que es tu omega! ¿Al menos escuchas lo que digo? ¿Emiliano? ¡Ese cachorro moriría por ti! ¡Vino hasta aquí solo para sa...

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-¡Ves! A esto es ha lo que me refiero, sigues siendo un crió, en  vez de estar aquí y llorando ¡Deberías estar con el que dices que es tu omega! ¿Al menos escuchas lo que digo? ¿Emiliano? ¡Ese cachorro moriría por ti! ¡Vino hasta aquí solo para saber si yo iba a lastimarte! ¡No vino por el cazador, ni por tus amigos! ¡Vino por ti! - Como una vez lo hizo por mí.

Robert se estaba cansando, Pablo puede estar muerto ahora, y el aún discutiendo con el cachorro más idiota que ha conocido.

-Deja de llorar aquí, y vamos por Pablo, si realmente te importa.-Robert dio la vuelta y se fue, si Pedri lo siguió o no, ya no le importaba, Pablo no tenía mucho tiempo y duda que el cazador tenga algo con que ayudarlo.

–¿Por qué te interesa tanto?

–Porque aunque te moleste, yo fui su primer Alfa.

–Porque aunque te moleste, yo fui su primer Alfa

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Emiliano negó con la cabeza.

-Eso no servirá de nada, sus heridas son internas, lo único que puede salvarlo es...-le costaba decirlo y no porque sea un cazador, sino que teme a la forma de salvarlo.

-¿Cuál?-Ferran estaba aterrado, con la mano de Pablo entre las suyas.

-Necesita al lobo.

....

Pedri se sentía como un cachorro regañado. No entendía el motivo de la llegada del otro alfa que no parecía ni mostrar una pizca de misericordia. ¿Qué iba a saber él? ¿Su primer Alfa? No, no tiene tiempo para eso ahora.

Se puso en movimiento, tratando de ir lo más rápido posible, cojeando ligeramente por las heridas que le dejó el mayor, pero acabó adelantando a este, ansioso de llegar a donde Pablo.

—Vete, no te queremos aquí...—siseó derrotado antes de irse corriendo a donde la cabaña, ignorando el punzante dolor que amenazaba con comerlo vivo. Pero nunca se perdonaría si por su culpa Gavi iba... No quería ni completar aquel pensamiento.

Cuando llegó por la puerta, fuera de aliento y hecho un desastre casi acaba vomitando por el olor metálico que lo envolvió en nada, opacando el dulce aroma de su niño.

Pedri no dijo nada, simplemente se fue directamente a donde Gavi. Ferran se echó a un lado para darle espacio y el alfa tomó su lugar.

—Pablo, mi cachorro. Todo estará bien, todo estará bien... —trató se asegurarle, aunque más a si mismo que al sevillano.

A punto del llanto volteó a gritarle a Emiliano:—¡¿Por qué no estás haciendo nada?! ¡Haz algo!

-Yo no puedo, las heridas son internas perdió mucha sangre, ha este paso...

Emiliano trató de no derramar lágrimas, pero fue imposible, unas cuantas se le escaparon.

-Ha este paso morirá.

-Pedro... La mejor opción que tiene Pablo ahora es... Es que el otro lobo lo reclamé, tú no...

Ansu y Ferran estaban parados al fondo, inseparables y sin despegar la mirada del menor, quién ya había dejado de quejarse, quedándose completamente quieto mientras que el silencio volvió a inundar la casa.

—Yo... No...

Pedri miró entre Emiliano y Gavi, no sabía que debía hacer. Gavi lo odiará, su vida será arruinada. Debía haber otra manera.

Pero ahí volvía hacerse notar aquella voz en su interior, su lobo aullando, reclamando lo que era ser su omega. Y aunque no entendía el significado de esa palabra sabía que Pablo era su omega, su cachorro y que no debía de seguir sufriendo por culpa suya.

Así fue como Pedri acabó acariciando la pálida mejilla de Gavi, regalándole un suave beso en la otra antes de murmurar un suave lo siento.

Su rostro se hundió poco después en el hueco del cuello del sevillano. Las lágrimas de Pedro se resbalaban por sus mejillas y caían sobre la fría piel del contrario. Y antes de que pudiera retroceder, mostró sus colmillos y los hundió en Gavi, rezandole a todos los dioses posibles por misericordia.

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