Capítulo 27

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No dejes que se repita.

-No, no va a pasar de nuevo.-Pedri corría en su forma de lobo por el bosque, no importa el dolor o el cansancio. Necesitaba llegar a la cabaña.

Necesitaba salvar al otro Alfa.

Pudo escuchar las pisadas fuertes que iban a acercándose a él, Erling era rápido.

No había tiempo para detenerse, siguió y el otro lo entiendo. Garnacho había idio muy lejos sabía que no tenía corazón con él, pero esto, esto ya era demasiado.

Incluso no se compara con los años de caza que le dio, las veces que lo persiguió hasta la tregua que los tenía en ese instituto.

Él siempre espero el momento, nunca desistió.

-Sí, pero no dejaré que les haga daño.

Pudo sentir, por primera vez como el lazo de manada se hacía presente entre él y Erling, el otro lobo quería hablarle por el lazo.

¿Qué está pasando?-Pregunto el rubio, Emiliano lo había despertado a mitad de su sueño diciendo que el canario necesitaba su presencia en la cabaña, y lo que más le preocupo fue el hecho de que Gavi no podía enterarse.

Es algo complicado, pero van por Robert, por Robert y Gavi, pero piensan matar a Robert ellos van a la cabaña.

¿Quiénes?

Garnacho y su grupo de cazadores.

Entonces ya lo sabes...

¿Cómo? ¿A qué te...?

No hay tiempo para eso ahora.

Pedri le dio la razón, no lo había, pudo distinguir la cabaña a unos metros, pero también el olor de diferentes personas, cazadores podía distinguir el desagradable olor del aconito y de Garnacho.

Y lo vio, ahí arrodillado con una herida sangrante sostenida por su mano, Robert estaba de rodillas y Garnacho de pie.

Con una puta espada que conocía a la perfección levantada en lo alta, lista para incrustarse en la nuca del otro lobo.

Antes de poder atacar, una figura peluda con pelaje castaño rayando en el color miel, salto en defensa de Robert.

Entonces el ataque empezó, Erling salto a la yugular del primer cazador que vio, y Pedri se encargo de los que trataban de tirarle una fecha, no fue necesario preguntarse quien era el otro lobo.

Porque pudo ver como Emiliano salía de entre los arbustos lanzado dagas a diestra y siniestra.

Omega.

-Sí, nuestro testarudo omega vino.

Emiliano era alguien que sabía ocultar cosas, era esencial siendo cazador, pero nadie lo había entrenado para resistirse a unos ojos de cachorro

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Emiliano era alguien que sabía ocultar cosas, era esencial siendo cazador, pero nadie lo había entrenado para resistirse a unos ojos de cachorro.

Había recibido el llamado de Ferran, pidiendo que enviara a Erling con Robert y que Gavi no saliera de ahí.

Lo hizo, despertó al rubio y se lo informó, pero una vez que esté se fue, Gavi despertó no había calculado el hecho de que ahora eran manada.

Por lo que el castaño pudo sentir atraves del lazo lo que estaba pasando. Despertó exaltado y lo primero que hizo fue preguntar dónde estaba el otro lobo al no verlo.

-Emi, se que pasa algo, dime por favor.-Esos ojos eran su más reciente debilidad.

-No sé con exactitud, pero Ferran llamo diciéndome que enviara a Erling a la cabaña.

-¿Qué? ¿Pero por qué?

-No lo sé.

Ellos van por él.

La voz vino acompañada de una punzada en la cabeza, lo mareo tanto que Emiliano tuvo que sostenerlo para que no cayera.

-Hey, hey, ¿Estás bien? ¿Qué te pasa?

-Van, van a ir por Robert... E-Ellos lo van a matar.-La compresión, los recuerdos la vida.
Golpeo de forma dura en su cabeza, lo recordaba.

Emiliano no tuvo más opción que armarse hasta lo los dientes, porque era evidente que Gavi no iba a quedarse de brazos cruzados en el instituto, y él nunca dejaría que el pequeño fuera sólo.

Tan rápido como salieron del instituto por el pasadizo, Gavi cayó de rodillas.

-¡Pablo! Demonios ¿Qué ocurre?-Trató de acercarse, pero Gavi extendió la mano en señal de que no lo hiciera.

Pudo escuchar lo sollozos y los huesos romperse, y lo entiendo. Pablo estaba transformarse por primera vez.

La cosa no duro mucho, no para Emiliano, pero para Gavi parecía durar horas, podía sentir como sus huesos se rompían y volvían a juntarse en diferentes lugares y formas.

Una vez todo acabo, pudo escuchar a su lobo con mayor claridad, podía sentirlo.

Tenemos que ir por ellos, ellos están en peligro nuestra manada lo está.

Entonces corrió, corrió como nunca, Emiliano sabía que no podría alcanzarlo por lo que tomó un atajo.

Gavi tan solo llego, y su sangre empezó a hervir, podía ver como un hombre, alguien de la misma edad de que Emiliano o Pedri, blandia una espada en lo alto, con la intención de dejarla caer sobre Robert.

Robert.

Era la primera vez que veía al Alfa tan herido.

No, no es la primera vez, recuerda Pablo.

Se lanzó contra el hombre y no importaba lo repugnante que fuera el hecho de poder sentir la sangre en su osico, no importa sentir como bajo sus patas los huesos del chico se rompían.

A él no le importa lastimar a su Alfa, entonces no tendría compasión. Estaba decidido iba a destrozarle la yugular.

Pero un ardor en su espalda, un dolor punzante y el gruñido de los dos Alfas y el grito de Emiliano lo detuvieron.

Soltó al hombre y tambaleándose se acercó a Robert, este lo miró horrorizado.

La herida de su espalda era grave al parecer, se tumbo a los pies del otro Alfa, pudo ver como Erling le arrancaba el brazo al hombro que le había clavado la estocada en la espalda.

Y no muy lejos pudo distinguir a Emiliano acabado con el hombre que había amenazado con la vida de Robert.

Pudo sentir la nariz fría de Pedri tocarlo, el Alfa hacia ruiditos de perro, irónico que ahora el también lo estaba haciendo a causa del dolor.

-N-No te preocupes, todo estará bien cachorro.-Pudo oír la voz de Robert, nunca pensó que oiría la voz del Alfa quebrarse.

Error, Gavi... ya lo oímos la primera vez que nos perdió...

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