Amor en tiempos de guerra [+18]

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Al llegar de vuelta al campamento nómada, Dextrey ordenó que Khadgar fuera a ver al patriarca para darle las buenas nuevas, mientras tanto él se dirigiría urgentemente a la tienda del comedor para empezar a carnear al jabalí, por supuesto que Amarie lo acompañó para entregar la bolsa con esas deliciosas moras. La sonrisa de los elfos fue gigante cuando vieron el tamaño de ese jabalí, instantáneamente salieron todos a ayudar al bardo, quien en ningún momento dejaba de destacar en voz alta que dicha comida era una ofrenda del clan Yin. Los residentes estaban sorprendidos, ataron los cabos sueltos de las encuestas del día anterior, entonces la posible unión sería en un futuro más cercano de lo que pensaban. Por un lado estaban contentos, pero por el otro sabían que había que tomar cartas en el asunto con el tema de la guerra, y que eso dependería de su líder. 
En la carpa del patriarca, Khadgar entró sin presentarse, estaba tan somnoliento que había olvidado las formalidades. Como el enano era una plasta para el líder no lo reprendió, sin embargo, lo miró intimidante.

- ¿Y el bardo? - preguntó indiferente de su presencia.

- Fue al comedor a dejar comida. - dijo a medias la información.

- ¿Y bien?, ¿qué te trae ante mi presencia? - claramente le caía mal el enano.

- Traje esto.

Entrega en mano el contenedor de madera, al abrirlo puede ver dos lienzos de colores, que más tarde se dio cuenta de que era de Lan y esa elfa misteriosa.

- ¿Dónde lo obtuviste?

- Me lo dio un orco gigante. - se frotó los ojos.

- ¡¿UN ORCO GIGANTE?! - estaba asustado, creía que el clan Yin se había aliado con esos seres. -¿Quién demonios era?

- Un aliado. - respondió seco.

- Me parece que tu aliado no debería andar robando cosas importantes. - se calmó con enojo por poco hace un bollo los lienzos, pero se contuvo.

- No, no, no... Esperá un cachito... - se sacudió como un perro. - Hay que saber bien la información, ¿quiénes de ustedes dicen la verdad? Ellos dicen una cosa y ustedes dicen otra.

- Alto ahí, enano. ¿No sabes como funciona el mundo? Sólo los vencedores escriben la historia.

- Pues hay dos clanes vencedores.

- ¡ESE NO ES EL PUNTO!

- Tienes razón, el punto es que el clan Yin lo aceptaron la invitación de mañana para arreglar esta separación, por eso además nuestros aliados que están allá enviaron comida como ofrenda de paz. - sonrió a medias.

- ¡¿Cuándo?! - estaba sorprendido.

- Mañana.

-¡¿Mañana cuando?! - lo estaba desesperando, quería estrangularlo del cuello. - ¡¿EN QUE MOMENTO?!

- Mañana, al mediodía. 

- ¿En el lugar que propusimos?

- Sep.

- BIEN.... - dijo a rechina dientes. - Ahora, márchate de mi vista, enano desesperante.

Y sin más se fue, dejando al líder al borde de un ataque de ira. Fue junto con Dextrey a buscar más comida en el bosque, mientras que el resto de los de la caravana ayudaron a preparar la cena. 

Del otro lado, las cosas en el campamento Yin seguían iguales, pero el patriarca recibió cortésmente a sus jóvenes invitados, le comentaron lo de la comida oportuna que dejaron para sus aliados del clan Yan.

- Señor, le trajimos esto. 

La paladina le entregó el lienzo en mano, sin dudas sabía lo que era.

Las Crónicas de Eloísa, la Magnífica PaladinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora