Catástrofe en Taldor

14 5 10
                                    

La niebla envolvía el campo de batalla mezclada con el humo de los variados incendios cercanos, dando al entorno un aire ominoso y misterioso. Ante ellos, Craig se alzó con su presencia llenando el aire con una sensación de terror y tensión. Con gruñidos guturales, se abalanzó hacia los dos guerreros, sus ojos sin vida fijaron a su primera presa, su padre. Anhelaba arrebatarle la vida al sujeto que le hizo sufrir tantas penurias en toda su juventud.
Lo bueno de no ser un no vivo es que no se agitaba al empuñar su espada, su resistencia estaba al máximo. Ignoraba que el efecto del hechizo no duraría por siempre aún así dio todo para pelear hasta lo último. El prometido de su hermana era el más molesto, porque se encargaba de defender al caballero viejo con una daga provisoria. No sabía por qué motivo su hermana estaba todavía en el suelo pero la cosa era mejor así, no necesitaba otra molestia.
La pelea era audaz por parte de los tres, Bastián y Gyliam se pusieron en cada extremo del resucitado anti paladín proveyéndole golpes certeros que amenazan su integridad. Su armadura era lo suficientemente fuerte como parar resistirlo a excepción de los tirantes que fueron perdiendo su faja de seguridad. En algún momento, el guardia real tuvo la osadía de aprovecharse de eso dejándolo sin coraza con un corte fugaz. Si le daban al corazón no tendría oportunidad de contraatacar, era un punto débil fundamental.

- Ya es suficiente Craig. - dijo su padre con voz tortuosa. - Ríndete.

El padre era habilidoso, le hizo un gesto a su yerno para que se alejara, debía frenarlo él solo, era su responsabilidad. Utilizó una técnica antes vista para desarmar a su hijo con las manos peladas, tomando la espada por el lado contrario del filo, se quemó de igual manera porque el arma tenía vigente la condición de flamígera. La arrojó al suelo lejos para poder dialogar tranquilo con él.

- ¿Qué diste a cambio? - preguntó preocupado. - ¿Tu alma?

- Tres cuartos de mis años de vida.

Siendo un semi elfo eran varios siglos, quizás un milenio a fin de cuentas. El padre estaba aliviado, era mejor eso que perder su alma.

- No tienes que seguir, hijo. Podemos ir a tu iglesia e implorar perdón, podemos romper el contrato...

- Estoy muerto. - le recordó. - Ya es tarde para mí.

Sin divagar se abalanzó hacia su progenitor, empezó a corromper su piel con sus manos alrededor de su cara, proveyéndole un dolor insoportable. Gyliam, intentó alejarlo con esa daga al quitarle sus protecciones en los brazos, llegó a atravesarlos pero el semi elfo continuaba con su acción. Eloísa no tuvo más opción que abalanzarse hacia él, logrando cortar el contacto directo. Ahora sus manos corruptas quemaban la piel del rostro de ella, era doloroso, pero le parecía más doloroso pensar que realmente estaba muerto y que su hermanastro no debía seguir luchando por un ideal tan vago.

- ¡Es suficiente! - recriminó la muchacha en llanto. - ¡Craig!

El joven seguía enceguecido por la oscuridad de su alma. La apartó con puros golpes en su rostro antes de que alguno de los hombres volviera a atacarlo, se recompuso dejando a su hermana a en el suelo, no tenía piedad alguna. Por las dudas mandó a volar por los aires a Gyliam, que afortunadamente cayó lejos en una de las gradas de madera amortiguando bastante su caída, aunque le costaría recomponerse  de eso.

- No puedo parar sin antes arrastrarte conmigo. - balbuceó el odiado hombre, sintiendo que le quedaba poco tiempo. - ¡No me iré solo!

Bastián, totalmente rendido se acercó rápido a su hijo para abrazarlo. Acción que desconcertó al no vivo, un abrazo que no había recibido nunca en su vida por sus vínculos afectivos.

- Ya hiciste suficiente. No tienes que demostrar nada. - dijo el caballero con voz de adolorido. - Yo te quiero, hijo.

Craig sentía que se quitó un gran peso de encima, toda la llamarada de odio y venganza se fue apaciguando. Lástima que no sentía nada, ni calor, ni el tacto de ese gesto de cariño, lo único que lo hizo dudar fueron esas palabras. Aprovechando esa discusión, Bastián tomó la decisión de apuñalarlo con una daga oculta, justo en su corazón. El semi elfo se alejó bruscamente con rabia, ¿por qué había bajado la guardia contra ese canalla? No dejo que sacara el cuchillo, todavía tenía oportunidad.

Las Crónicas de Eloísa, la Magnífica PaladinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora