Hipocresía & Prestigio

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Una semana había pasado desde que Eloísa había llegado a la capital, únicamente pasó por la casa de su madre quien entre lágrimas la recibió contenta. En su momento la recibió con algo de enojo porque no podía borrarse de esa manera sin que le importara los sentimientos de ella, y porque estuvo enteramente preocupada porque temía perder su única hija viva en este mundo. Desde esa perspectiva la paladina estaba avergonzada y culpable, le pareció hasta injusto pero por algún motivo no había perdido sus poderes, quizás Arieté piense que es injusto para ella también. Estaba preocupada de ese enfrentamiento con ella, pero por suerte fue de lo más leve y todo volvió a la normalidad como antes, con la diferencia que su madre estaría más atenta a su hija. Casi se muere de felicidad al escuchar las buenas nuevas de que estaba comprometida con un hombre "De la Corona" aunque todavía no lo había conocido, ver el extravagante símbolo del dragón de plata como anillo de bodas y que encima haya vuelto con una misión real cumplida y con el prestigio de haber salvado al príncipe. 

Según el vocero real, el joven príncipe Carius viajó hasta la frontera para firmar un tratado de paz, pero que lamentablemente fue una trampa de Qadira en donde atentaron contra la caravana real. Nombraron públicamente a todos los partícipes que salvaron la vida del príncipe, y que gracias a su distracción en la batalla el heredero al trono saltó del segundo piso del lugar para salvaguardar su vida por una explosión debido a un orbe mágico de gigantesco poder. Si bien esto era medianamente cierto, la población lo tomó con preocupación dado que la tensión con el reino vecino era tanta que se habían cerrado las fronteras y los mercaderes tenían paso limitado entre ambas molestando tanto el mercado central como también las relaciones diplomáticas. Qadira no se responsabilizó de lo sucedido, incluso culpó a Taldor de arrasar con un batallón importante de soldados. Por el momento están intentando volver a un acuerdo entre ambos reinos, aunque internamente saben que las cosas están más que complicadas cuando se filtró información que el reino vecino estaba negociando la fórmula de una nueva pólvora más eficaz que poseía otro de los reinos adyacentes. El ánimo para Taldor era devastador, los pobres no querían la guerra, los nobles si y la familia real quería evitarla a cualquier costo. La gente en las calles estaba bastante nerviosa, porque la mercancía del país problemático comenzó a subir de precios y escasear, ni hablar de los familiares y amigos que quedaron atrapados en ese reino sin opción de retorno. El pueblo estaba disconforme, no entendían el por qué Qadira no podía dar el brazo a torcer, había un rumor que decía que el príncipe era demasiado soberbio como para llegar a un acuerdo. Por ello, para calmar el enojo de la muchedumbre se decidió adelantar los juegos de los caballeros reales, un evento en donde los soldados y aventureros más fuertes del país se reúnen en la tercera muralla para demostrar sus aptitudes físicas, psíquicas y mágicas en un torneo de combates en donde los primeros puestos están calificados para entrar como ayudantes de la guardia de la corona o muchas piezas de oro, y el ganador tendrá el derecho a un deseo que demandará al Gran Príncipe, siempre y cuando el soberano pueda cumplírselo sin derogar las leyes ya establecidas. 
Este evento pasa cada tres años, y levanta el ánimo de la población porque es un espectáculo popular que moviliza al reino, ya que dura unas semanas en donde los establecimientos de ocio explotan de gente animada, las apuestas legales y clandestinas arrasan hasta cada rincón del reino y es una de las pocas veces en donde la nobleza y la clase baja conviven mutuamente en la tercera muralla, específicamente en el anfiteatro central con la capacidad de albergar un gran número de personas. Todo es más épico durante ese lapso de tiempo entre batallas, dado que los primeros puestos con sus recompensar son un boleto dorado para pasar a la nobleza en un abrir y cerrar de ojos gozando los beneficios de por vida e incluso dejándolos para al menos unas cuantas generaciones.
Por dicho evento, el padre de Eloísa, Bastían el caballero la llamó para una reunión de emergencia para los De Mare juveniles, a pesar de que nuestra paladina estaba deprimida y no quería ir... Sabía que no tenía elección, la palabra de su padre era la ley según el mundo de la aristocracia.
Estaba deprimida porque el único contacto con su prometido fue hace un par de días cuando le llegó una carta de su puño y letra, supuestamente le dijo que estaría ocupado y que no podría verse con ella ni presentarla a su familia porque estaban todos con un asunto muy importante. Estaba segura que era por el evento de los juegos de los caballeros, de igual manera estaba molesta, y también se sentía estafada con la princesa Eutropia porque aclaró que serían amigas, sin embargo, también estaba desaparecida, encerrada en su palacio más bien. Naomy si bien sabía que su ex-amiga estaba en la ciudad, a favor de ella no dio señales de vida y menos el patán de Elestor. Lo único que quería era encontrarse con su hermanastro Beltrán pero en la cantina que suele frecuentar para tocar canciones le dijeron que estaba ausente por una supuesta enfermedad. Aunque nunca tuvo expectativas de su regreso, el panorama no era para nada alentador. 

Las Crónicas de Eloísa, la Magnífica PaladinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora