20 Amarillo

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Crowley ama al Bentley igual que su propia existencia y por obvias razones no le permite a nadie usarlo ni subirse a menos que sea Aziraphale y eso que conducirlo todavía lo hace a regaña dientes.

En su defensa, cada vez que le presta su Bentley siempre lo devuelve de color amarillo. Su auto no es amarillo y prefiere que no se mantenga de ese color. Aunque es más cosa del Bentley que por alguna razón le gusta cambiar de color cuando se trata de Aziraphale.

Lo que no entiende es porque a Aziraphale le gusta el Bentley amarillo y porque el Bentley lo permite.

El amarillo es un color precioso, además que me recuerda alguien a quien amo–dijo con tanta tranquilidad y naturalidad Aziraphale ante la pregunta de Crowley porque prefiere al bentley amarillo.

Aquella respuesta cayo sobre Crowley como agua fria. En su mente solo hay una pregunta: ¿Quién es esa persona?

Antes de siquiera preguntar son interrumpidos por Maggie que desea hablar con Aziraphale sobre la renta del mes y las que debe.

Crowley maldice internamente por ser interrumpidos, deja su ángel y a la humana en su charla y decide entrar a la librería de ambos, empujando la puerta con violencia lo que asusto a Muriel que se encuentra adentro leyendo.

—Hola, hola– saludo Muriel con su encanto característico.

—Hola–responde Crowley con el saludo más seco, incluso al tratarse de él es raro que conteste de esa forma.

—¿Paso algo?– pregunta Muriel, curiosa del porque el señor Crowley parece molesto.

Desde que se ha quedado en la tierra se ha vuelto más cercana a Aziraphale, su ex arcángel y Crowley, el gruñón.

El señor Fell es muy amable y le comparte de sus libros y el señor Crowley a pesar de ser un gruñón, también es amable a pesar de ser un demonio. Además que Muriel fue testigo de lo mucho que sufrieron cuando se separaron.

Cómo sabe Muriel que es por Aziraphale, porque al señor Crowley no le importa nadie más que el señor Fell.

—Nada... bueno ... sí–crowley quisiera fingir que no nada le molesta pero Aziraphale y él concordaron de ser de mejores al tratar de comunicarse para evitar problemas y malos entendidos, no quieren separarse otra vez.

Incluso si Aziraphale no está aquí para hablar, quizás Muriel pueda ayudar.

—¿Qué piensas del amarillo?

—Bueno es un color.

—Lo que sea, a quién podría recordar le Aziraphale por ese color, porque le gustaría.

—Bueno podría ser por el sol, hay muchas flores son amarillas–seguía hablando de varias cosas mientras usa sus dedos para contar cada cosa de la que habla– los patos, tus ojos, el flan...

—¿Qué dijiste?

—¡El flan!–responde Muriel inocentemente–ya sabes, ese postre que es delicioso, sobre todo cuando–Crowley le interrumpe–. No, no, no, antes de eso.

—Oh... ah si, tus ojos son de ese color. Y, el señor Fell siempre que te mira a los ojos hay un brillo en su mirada.

Entonces Crowley descubrió que la respuesta siempre estuvo frente a sus ojos, o mejor dicho literal en sus ojos.



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† A nightingale sang in berkeley square †Fictober 2023 Good Omens †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora