23 Milagro

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Después del incidente con la traición de Aziraphale al cielo por relacionarse con el demonio Crowley, el cielo tomó medidas para descubrir cualquier interacción con demonios, ese trabajo como tanto otros era parte de Gabriel, pero como iban a imaginar que el supremo arcángel también terminaría siendo tentado por un demonio, al menos no fue un demonio de bajo rango, obviamente Gabriel solo podría estar con alguien con quién se podría considerar su igual.

Que un ángel y demonio que puedan llevarse bien es un anomalía. Que suceda y a segunda vez es un problema.

Pero, ya una tercera es considerado una aberración para la mayoría, para unos pocos es un milagro.

Aziraphale ahora siendo el supremo arcángel tenía demasiado trabajo. Tenía que demostrar que está hecho para él trabajo a pesar que a la mayoría de sus compañeros no lo quieren allí. Cualquier error no solo le costaría el puesto también su existencia y la de Crowley, por supuesto no hay presión.

Así que todo lo hace con el mayor cuidado y cada señal de alerta la responde de inmediato. Lo que no esperaba era recibir un problema en su misma librería, su alarma indica una entrada a un demonio desconocido no identificado.

Eso le extraño, obviamente no es Crowley, él tiene todos los permisos para entrar a su librería sin ninguna llamada de advertencia. A menos que Muriel cambiará algo, pensado en el ángel podría ser que este dejando pasar a demonios sin darse cuenta del peligro.

La idea que Muriel este en peligro sin saberlo le aterra y se siente responsable de que algo malo le pasé, así que el supremo arcángel decide tomar una pequeña visita para comprobar que todo esté bien.

—Muriel.

El arcángel deja lo que está haciendo y responde al llamado volteando en dirección donde escucho la voz. Su sorpresa y felicidad es difícil de disimular, no pensó que volvería a ver tan cerca a su jefe y menos en éste lugar.

Por la emoción del reencuentro ambos ángeles ignoraron la tercera presencia quién hace unos momentos estaba acompañando a Muriel.

—Señor Fell–digo, supremo arcángel Aziraphale señor.

—Solo llámame Aziraphale– aún no sé acostumbra que sus cercanos le llaman de esa manera, pero cuando Uriel o Michael le tienen que llamar con ese nivel de respeto, lo encuentra placentero por la evidente molestia que les provocó a los otros.

—Bien, Aziraphale señor–dice Muriel emocionado por el hecho que tenga el privilegio de llamar a su jefe de manera tan personal, se siente importante –. ¿A qué debo este honor? O ¿Es qué viene a ver al demonio gruñón?

Aziraphale sabe perfectamente a quien se refiere Muriel, que si le gustaría ver a Crowley, por supuesto, no hay un solo día que no piense en buscarlo, sin embargo está aquí por otro asunto.

Antes de mencionar porque está aquí, el ruido de algo cayendo hizo que ambos ángeles voltean a ver quién provocó ese desastre.

Eric que quiso aprovechar la distracción de ambos para escapar del lugar, misión fallada. Quizás Muriel no será que es un demonio, el arcángel es diferente y sabe que no se podrá salvar de está situación.

—¡Eric! ¿Estás bien?

Muriel dejo de lado a su jefe solo para comprobar que su amigo este bien y no se lastimó. Aziraphale observa aquella escena con incredulidad, la manera en como ambos se llevan es... Interesante. Y, no puede ignorar la enorme vibra de amor que ambos esparcen. Igual a la que Gabriel y Beelzebub tenían y probablemente la misma que Crowley y él tenían.

Es una clase de milagro, un milagro que no puede destruir.

Aziraphale se acerca a los dos–. Yo...–los otros dos le miran poniendo atención a lo que vaya decir el arcángel–solo venía de visita, pero parece que todo está bien.

—¿En serio?–tanto demonio como ángel hablaron al mismo tiempo.

—Si, Muriel estás haciendo un buen trabajo.

Aquellas palabras ponen emocional a Muriel, jamás había escuchado aquellas palabras y ahora que su jefe las diga, es un momento muy especial.

—Muriel, no llores. Siempre haces un buen trabajo–Eric trata de tranquilizar al ángel.

—Tu amigo tiene razón, Muriel. Le alegro que tengas una buena compañía.

Aziraphale trata también de calmar al ángel junto con Eric, en todo momento Aziraphale mantiene una sonrisa, para Muriel aquella sonrisa es una muestra de la gentileza de su superior mientras que para Eric esa sonrisa esconde una advertencia "si le lastima no seré piadoso contigo" lo que le provocó un enorme miedo al demonio de solo pensar como sería ser castigado por el arcángel.



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† A nightingale sang in berkeley square †Fictober 2023 Good Omens †Donde viven las historias. Descúbrelo ahora