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La primera vez que Jim (Gabriel) probó el chocolate no fue cuando Aziraphale le ofreció aquella taza cuando se encontraron. Fue mucho antes de eso en una noche en la que estaba nevando y tenía una cita con Beelzebub.
La idea del chocolate fue de Beelzebub quien mencionó que esa clase de bebida es ideal para estos climas fríos, usualmente es solo el demonio quién consume alimentos humanos mientras Gabriel solo observa, pero está ocasión quiso probar ese tal chocolate y comprender porque a muchos les gusta incluyendo a su demonio.
Una vez les entregaron sus bebidas ambos se fueron a sentar a una mesa de aquel local, mientras Beelzebub bebía su chocolate con normalidad, Gabriel no se atrevía a llevar eso a su boca.
—Ángel –le llamo la atención Beelzebub– No estás obligado a tomar eso sí no quieres.
Beelz obviamente notó como su ángel mirá con cierto asco aquella bebida desde que se la entregaron, no quiere que pase un mal rato solo porque piensa que debe darle un gusto por compartir algo juntos.
—No, en serio quiero probar.
—Tranquilo, no va a matarte.
Gabriel suelta un suspiro y toma un trago del chocolate caliente. Le quemó un poco la boca, pero nada que un pequeño milagro haga para evitar el dolor en su lengua. Pasa por su garganta hasta llegar a su estómago, le toma unos segundos tratar de entender ese sabor, para ser la primera vez que toma eso debe admitir que se siente un poco raro, pero no desagradable. En realidad ese sabor dulce es delicioso y adictivo que de inmediato quiere darle otro sorbo. Vuelve a tomar un poco más, a diferencia de la primera vez en esta ocasión no hay una expresión de asco en su rostro, la contrario está complacido.
—Me gusta–dice sinceramente el ángel.
—¿En serio?–menciona Beelzebub creyendo que no llegaría el día que Gabriel probará algo de alimento humano y le gustará.
—Si, es esa sensación de dulce que mencionan es bastante agradable.
Lo dice después de seguir bebiendo más y más hasta terminar por completo con el chocolate.
—Quiero otro.
Beelz se ríe por la emoción en el rostro de Gabriel, como un pequeño emocionado por comer más dulces después de darle uno. Ambos piden otro chocolate para cada uno, y se prometen que cada vez que esté nevando compartirán un chocolate.
—Aquí está tu chocolate Jim– Aziraphale le entrega una taza a Jim, pensando que quizás con algo dulce puede recuperar un poco de sus memorias.
—Gracias, Aziraphale–le agradece Jim por el gesto amable.
—¿No crees que es raro que consuma tanto chocolate?–pregunta Crowley un tanto extrañado por el repentino amor de Jim al chocolate.
—No, solo necesitaba probarlo para que le gustará–asegurando Aziraphale no considerando que sea algo extraño el gusto de Jim.
Mientras ángel y demonio hablaban, Jim tararea una canción que no puede salir de su mente, como si fuera la único que puede recordar de su pasado olvidado. Cada probada al chocolate le provoca un sentimiento de nostalgia que le hace sentir feliz por algún momento bueno que no es capaz de recordar además de unas ganas de cantar aquella canción que no recuerda dónde la escucho, pero le gusta.
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