Heaven | Rafe Cameron

10. Confesiones.

ALICE ALLEN;
Ya por fin se habían terminado las clases, por lo que teníamos todo el verano por delante.
Me levante a las 10:30 y bajé las escaleras feliz.
No sabía muy bien porque, supongo que estaba feliz de mis nuevos amigos y del chico que me besó hace unos días.

Me senté en la mesa de la cocina donde estaba mi madre. La salude dándole un abrazo y me senté.

— Mira Alice, ¡hize tortitas! — dijo entusiasmada.
— Que guay mamá, ¿y esto porque? — respondí.
— Me apetecía simplemente, he estado mirando recetas estos días por internet — explicó.
— Pues te han quedado genial — dije con la boca llena.
— Por cierto... Cuéntame ¿no? — preguntó.
— ¿Exactamente de que? — dije confusa.
— Sobre tus amigos, y ese chico que aparece todos los días frente a la puerta — dijo mirándome.
— ¡Ah si! Tengo mucho que contarte — dije.

Le expliqué sobre mi grupo de amigos. Le enseñe fotos y vídeos de cuando fuimos a surfear y el paseo por la laguna. También unas fotos con Sarah vestidas de socorristas.
Y luego tenía alguna foto con Rafe, viendo el atardecer y sonriendo mientras tomábamos un helado en la playa.

— Cariño me alegro muchísimo, que hayas hecho amigos y que estés tan bien me hace muy feliz — dijo dándome un abrazo.
— Yo también Mamá — contesté.
— ¿Y ese chico? ¿Rafe? ¿Cuando me lo piensas presentar? — sonrió.
— Pronto Mamá, no seas impaciente — dije.
— ¿Es tu novio? — pregunto feliz.
— ¡NO! Bueno, en realidad no todavía, pero creo que estoy sintiendo algo por el. Hace unos días nos besamos — solté algo nerviosa.
— ¿En serio? ¡AY QUE BIEN ALICE! — gritó.
— Ay Mamá no es para tanto — dije avergonzada.
— Si que lo es, mi hija enamorada — contestó.
— Madre mía... Por cierto he quedado con John B esta tarde, vendrá a casa a ver una peli — solté.
— ¿Es el moreno con pecas? — preguntó.
— Ese mismo, es mi mejor amigo. Estoy segura de que te caerá muy bien — dije.
— Seguro que si, os voy a preparar brownies — dijo.
— Vale Mamá — contesté riendo.

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Subí a mi habitación mientras terminada de ordenar todo. Me cambié y me puse unos shorts deportivos y una camiseta cómoda. 
A las 5 había quedado en que viniera a casa, así podría presentarle a mi madre.
Suena el timbre y bajo las escaleras rapido y me dirigí a la puerta de la entrada.

— ¡Yo abro! — grité.
— ¡Hola Lisy! — dijo el sonriente.
— ¡Hola! pasa al salón — dije mientras le guiaba.
— Hola, tú debes de ser John, Alice me hablo mucho de ti — dijo mi madre acercándose.
— Si, el mismo — sonrió.
— Poneros cómodos, os hize brownies — dijo ella.
— ¡Me encantan los brownies! — dijo John.
— Entonces nos llevaremos bien John —  sonrió mi madre.

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Mi madre nos dejó los brownies en la mesa y subió a su habitación para dejarnos solos.
Puse la peli y nos sentamos en el sofá.
Estuvimos hablando y riendo mientras comentábamos la peli y comíamos.

— ¡Vamos Alice! Esta peli ni siquiera da miedo — dijo mientras se reía de mi.
— A ti no te dará, pero a mi si — dije escondiendo mi cara en el cojín.

Me dió con el cojín en la cara y nos empezamos a pelear de broma. Terminó la peli y seguimos hablando.
Le conté sobre mi primer día, que había visto a Sarah y me parecía una chica genial.
Después decidí contarle sobre Rafe, y lo que había pasado.

— Resulta que habíamos quedado esa tarde, me dijo que me llevaría a un lugar sorpresa — expliqué.
— Oh vaya, ¿y donde fuisteis? — preguntó.
— Al muelle, cerca del lago, es un lugar precioso — dije entusiasmada.
— Si que lo es, sigue contando — respondió mientras comía.
— Pues... el caso es que... — dije nerviosa.
— ¡SUÉLTALO YA LISY! — dijo gritando.
— Que me besó — dije al fin.
— ¿Que- Que te besó? — se quedó parado.
— ¡Si! Fue muy bonito — respondí.
— ¿Será que te estás enamorando — dijo con su sonrisa de lado.
— Puede ser... pero no me presiones — solté.
— ¡No no! Era una pregunta — dijo levantando las manos.
— ¿De verdad estas feliz por mi? — pregunté.
— Claro que lo estoy, eres mi mejor amiga ¿porque no iba a estarlo? — dijo confuso.
— No lo sé, porque en el fondo él no te cae bien, ni a ti ni a los demás. Él siempre me repite eso — dije.
— Pero eso no quita que no me alegre por ti, puede que en el fondo ese chico tan prepotente y borde sea bueno... Muy en el fondo — respondió.
— ¡Lo es! Por lo menos conmigo lo parece — dije.

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Subimos a mi habitación después y le enseñe todo. Tenía una foto nuestra con los pogues en la pared de mi corcho, era mi foto favorita.
Después de fijo en una en la que salíamos los dos.
Él me sostenía en el aire, recuerdo que nos la había sacado Kie.

— ¡Me encanta esta foto! — dijo sosteniéndola.
— La verdad que si, es muy bonita — comenté.
— ¿Sabes que? La voy a subir a Instagram como publicación — dijo sacando el móvil.
— ¿En serio? Pues mencióname — sonreí.

Estuvimos hasta tarde, después de eso nos despedimos y se marchó a casa.
Estuvimos hablando por WhatsApp hasta las tantas. Mañana tendría que ir a trabajar a la playa así que me fui a dormir.