Capítulo 10

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Los nervios recorrían el cuerpo de Harriet. Se miraba en el espejo e hizo una mueca de desagrado. Se puso un vestido azul marino pero no le acabó gustando cómo se le veía más aparte de que no es muy fan de usarlos. Se lo quitó y se acercó al armario a buscar algo para esa misma noche.

Tonks le dijo que sus padres iban a ir a la casa para conocerla en persona y eso es la causa de sus nervios.

Quiere caerles bien y la acepten cómo la pareja de su hija. Su aprobación es lo que necesita para seguir siendo feliz junto con la metamorfomaga que cada día la tiene más enamorada.

Al final cogió un traje blanco con la camiseta que tiene un poco de escote a juego. Lo dejó encima de la cama y bajó a la cocina a ver cómo iba la cena. Le subió el fuego y la terminó de hacer.

La puerta principal se abrió, justamente cuando Harriet terminaba de poner la mesa. Eran los Tonks. Los nervios de Potter aumentaron a mil.

Tonks: Hola, princesa —la saludó con una sonrisa mientras que se acercaba a ella y le besa los labios. —Princesa, ellos son mis padres, Andrómeda y Edward Tonks. Padres, ella es Harriet Potter, mi novia.

Harriet: Buenas noches, señores Tonks —su voz delata su nerviosismo.

Andrómeda: —Se acerca a ella y la abraza. —Cariño, no estes nerviosa. No te vamos a comer. Solo queremos conocer a la mujer que hace extremadamente feliz a nuestra hija —le acaricio la mejilla con tanta delicadeza que a Harriet le dió ganas de llorar, nadie, absolutamente nadie le había transmitido tanto cariño materno con una sola caricia.

Edward: Tenías que haber estado cuando Tonks comenzó a hablar de tí, no paraba de decirnos lo maravillosa que eres y nuestras ganas por conocerte aumentaron con cada palabra que soltaba.

Harriet: Tonks seguramente exagero —sus mejillas tenían un color rojizo y su mirada estaba puesta en Tonks la cual la miraba con una sonrisa coqueta que derritió el corazón de la pelirroja y le acarició la cintura.

Tonks: Los Tonks no mentimos ni exageramos futura señora Tonks —le guiño el ojo. Las piernas de Potter se volvieron gelatina de lo temblorosas que estaban.

Los padres de la mayor las miraba con una sonrisa tierna, estando juntas derramaban ternura y se les notaba que se aman mutuamente desde kilómetros.

Edward: Son tan tiernas juntas —susurró en el oído de su esposa sin dejar de ver a las novias.

Andrómeda: Muy tiernas —concordó.

Fueron a la mesa por petición de Harriet, los Tonks se quedaron encantados al ver la mesa perfectamente puesta, los cubiertos en el lado correcto al igual que las copas, los platos y las servilletas.

Tonks: Princesa, todo huele muy rico —olfateo el rico olor de la cena. —Te lo has currado —la beso en los labios y sin que sus padres se dieran cuenta le mordió el labio inferior. —Te ves tan jodidamente sexy con ese traje —le susurra en el oído.

Harriet: ¡Tonks! —le regañó en susurró. —Están tus padres delante —le dió un pequeño puñetazo en el brazo.

Se sentaron a cenar. Harriet hizo pasta a la amatriciana, pollo guisado con champiñones, lasaña y una ensalada. Empezaron a comer y Tonks cerró los ojos disfrutando de los sabores.

Tonks: Joder… ¡Esto está muy bueno!

Andrómeda: Totalmente de acuerdo.

A los Tonks les encantó la cena. Después de cenar Harriet junto con Andrómeda se encargaron de recoger la mesa. Potter se negó a que su suegra lo hiciera pero acabó aceptando.

Andrómeda: Harriet —la nombrada la miró mientras ponía a lavar los platos sucios. —Tienes a mi hija muy enamorada, jamás la había visto así de tan feliz y radiante. Sé que tú la amas de la misma manera en que ella lo hace. Me agradas y quiero que sepas que ahora eres parte de esta familia. Te acepto cómo la novia de mi hija y en un futuro posiblemente seas su esposa.

Harriet: Me alegra saber que tengo tu aceptación para ser su novia y en el futuro su esposa. Deseo que ese día llegue pero aún somos jóvenes y con esto sobre quién-no-debe-de-ser-nombrado no tenemos la cabeza en eso.

Andrómeda: Lo sé. Disfrutar vuestro noviazgo lo más que podáis con lo que está pasando y ya después cuando todo acabé y os sintáis preparadas os casáis y tal vez tengáis hijos.

Harriet: Me encantaría darle hijos a Tonks. Mínimo uno, los hijos son una responsabilidad grande y no sé si estaré a la altura.

Andrómeda le acarició la mejilla para luego enrollar su brazo con el de Harriet y salieron de la cocina.

Andrómeda: De seguro lo estarás. Tonks de pequeña era muy traviesa, casi le quema el cabello a su padre —Potter abrió los ojos como platos.

Harriet: ¡Tonks! —le riño riendo. —Espero que nuestro hijo o hija no salga cómo tú.

Los ojos de la metamorfomaga se abrieron como platos. No sé esperaba aquél comentario. Potter se sentó cerca de su novia y apoyó su espalda con el pecho en ella.

Tonks: ¿Quieres tener hijos conmigo?

Harriet: Sí. Más adelante pero sí me gustaría tener hijos contigo —se volteó a verla y le besó cerca de los labios.

Edward: Van a salir bien hermosos con vuestra genética.

Andrómeda: Eso seguro. Conocí a tus padres, Harriet y eran unas personas maravillosas. Te pareces tanto a Lily, tus ojos son iguales a los de ella.

Los brazos de la metamorfomaga rodearon la cintura de la menor y la pegó más a ella. Los cuatros hablaron animadamente.

Edward: Nos gustaría que este verano te unieras a nuestro viaje familiar —Harriet no se esperaba aquello. Pero aceptó con gusto.

Tonks: Bueno, así podremos celebrar tu cumpleaños como se debe, princesa —le besa la mejilla. —Es el 31 de julio, ¿verdad?

Harriet: Sí, es el 31 de julio.

Andrómeda: Quedan tres meses para eso. Así que iremos preparando una sorpresa para tí, Harriet.

Harriet: No hace falta.

Edward: ¡Claro que hace falta! Ahora eres parte de la familia Tonks.

Horas más tarde, los señores Tonks tenían previsto irse a su casa pero Harriet les ofreció quedarse en una de las habitaciones. Era muy tarde para que se fueran y no quería que algo les pasará.

Nada más poner un pie en la habitación Tonks cerró la puerta con seguro y puso el hechizo silenciador, agarró a su novia por la cintura y se pegó a ella.

Tonks: ¿Y sí practicamos la creación de nuestros hijos? —le susurró con voz ronca en el oído.

Harriet: —Se da la vuelta sin romper el agarre y la besa con ganas. —¿Eso responde a su pregunta? —Se alejó de Tonks y se empezó a quitar el traje con un poco de sexualidad.

Tonks: Uff princesa —se muerde el labio. La tiró a la cama, se subió encima de ella y comenzó a besarla con bastante ganas.

Eso fue el principio de una noche larga llena de placer, gemidos y orgasmos…

¿Por tí? Estoy dispuesta a hacer lo que sea; Nymphadora TonksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora