Al siguiente día, en la mañana, la pelinegra se despertó con los rayos del sol, un poco más temprano de lo usual. Tardó unos segundos en acostumbrarse a la luz y entonces se dio cuenta de que lo primero en su campo de visión eran unos pies masculinos, reconoció aquellas cicatrices en los tobillos. Se giró para mirar hacia arriba y se encontró con la barbilla de su nakama, aparentemente dormido, sentado en posición de indio. Advirtió el yukata de Zoro sobre sus propias piernas y se sonrojó al verlo abrir su ojo despacio, pero el calor en sus mejillas fue casi imperceptible para el espadachín, quien concentró su vista en los rosados labios de la mujer.
—Lo siento, Zoro, debí quedarme dormida.
—Descuida. Te dije que yo haría guardia si te sentías muy cansada. ¿Dormiste bien? Sé que el piso tal vez no es el lugar más cómodo para ti, pero no quise despertarte. Estoy consciente de tu insomnio.
—Dormí muy bien, gracias —se sentó, estirando un poco sus brazos, y luego se puso de pie para hacer lo mismo con sus piernas—. Gracias por cubrirme del frío. Te preguntaría si dormiste incómodo, pero sé que tú duermes como sea.
—Sí —rió—. ¿Vas a bajar?
—Sí, me daré un baño rápido y me lavaré los dientes. ¿Nos vemos en el comedor?
—Nos vemos.
La mayor se dirigió a su habitación, donde encontró a Nami despertando también, saludó y se propuso escoger un vestuario para comenzar el día. Se fue al baño y abrió la ducha con agua tibia, pensando en las palabras de Zoro la noche anterior.
"Tienes nakamas fuertes que te protegerán, ¿recuerdas? Nos haremos incluso más fuertes, Robin. Los venceremos a todos."
—Los venceremos. Tienes razón, Zoro... Yo sé que tú y los otros me cuidarán y me ayudarán a seguir creciendo.
Pensó en la sensación cálida y agradable que sintió al estar recostada de sus piernas, la amabilidad que le mostraba con su mirada, lo atento que fue al asegurarse de que estuviera protegida... El espadachín definitivamente la hacía sentirse en las nubes. Despertaba sentimientos dentro de ella que no sabía explicar, y aquello le resultaba intrigante y misterioso, ya que cuando no entendía algo su curiosidad la llevaba a investigar tanto como pudiera y nutrirse, pero lo que sentía por Zoro no lo entendía y estaba consciente de que no era algo que pudiera aprender en los libros que leía. Sabía que estaba enamorada, sabía que aquella sensación era algo más que una simple atracción sexual o una tensión no resuelta, pero no podía comprender cómo era que aquel hombre podía desatar un torbellino de emociones en su interior con tan sólo intercambiar algunas palabras o ejecutar pequeñas acciones. ¿Cómo es que podía experimentar tanto cuando él le daba tan poco? ¿Si él le diera más que una simple mirada o un pequeño gesto, sería suficiente para hacer que su corazón saliera de su pecho? ¿Cómo sería sentirse rodeada de sus fuertes brazos, sentir sus labios sobre los suyos, su aliento en su cuello, sus manos en los lugares más íntimos y prohibidos de su propio cuerpo? ¿Cómo sería escuchar palabras sensuales de su voz gruesa e hipnotizante al oído?
Comenzó a sentirse acalorada. "Debería dejar de pensar en ello", se dijo, pero su mente insistía en imaginar al joven de 21 años, dominante y arrasador, con aquella musculatura que dejaba en vergüenza a cualquier escultura de Lorenzo Mattielli, una sonrisa arrogante que era capaz de hacerla derretir por completo, y esa aura de poderío y determinación. Sí, su nakama era atractivo y a ella le gustaba, no iba a negarlo, pero tampoco podía negar el hecho de que era casi imposible que él sintiera lo mismo que ella. "Tal vez le parezca atractiva, y hasta ahora ha dejado en claro que soy agradable, pero sólo me ve como una nakama. Nada más. Y aunque hubiera algo, dudo que quiera sumergirse en sus sentimientos cuando está tan enfocado en su meta, cosa que tampoco me desagrada".
ESTÁS LEYENDO
El Rey del Inframundo
FanfictionTras partir de Wano, los Sombrero de Paja se ven asediados por el gobierno e intentan escapar de una emboscada, lo cual los lleva a un oscuro país en el que un culto muy extraño está teniendo lugar, y Zoro parece ser estar en el centro de todo. En...