— ¡Marimo, espera!
—Déjalo, Sanji-kun —habló Jinbe, con el rostro ensombrecido, mientras el cocinero sostenía a Robin con cuidado y vendaba sus heridas y él hacía lo mismo con Nami. —Necesita procesar lo que sucedió. Por ahora los chicos necesitan nuestro cuidado con urgencia. Gracias al cielo todos están vivos, pero tenemos que tratarlos en seguida.
—Me preocupa que vaya a cometer una locura —habló el rubio, mientras volteaba su mirada para ver a su capitán, que se había mantenido de pie en el mismo lugar, pudo notar lágrimas en sus ojos también.
—Luffy-kun —Lo llamó Jinbe. No recibió respuesta—. Capitán, ¿me estás escuchando?
Pero Luffy lo ignoró. Sanji puso a la mujer con cuidado en una camilla improvisada con su propio saco y su camisa amarrados a unas ramas gruesas que encontró, y se dio cuenta de sus intenciones. El capitán frunció el ceño y dio algunos pasos.
— ¡Luffy! —lo detuvo, corriendo a su lado, y puso una mano en su hombro. —El marimo fue controlado. No lo hizo a propósito.
—Ya lo sé —dijo, con seriedad, y volvió a ver a sus nakama, sintió que se descontrolaba algo en su interior—. ¡Ya lo sé, maldición! ¡Zoro jamás sería capaz de dañarnos! Si no hubiese estado durmiendo esto no habría sucedido. ¡Tengo que patearle el trasero al bastardo que les hizo esto!
— Créeme, sé lo que estás sintiendo, pero ahora tenemos que concentrarnos en salvarlos, ¿entiendes? Esa mujer fue capaz de controlar al marimo, así que debe tener un as bajo la manga. Debemos asegurarnos de que los chicos estén fuera de peligro primero, Zoro no se dejará atrapar. Vamos, volvamos al Sunny por ahora.
*
—Kenshin-san... ¡Zoro! ¡No!
Se despertó, sobresaltada, sintiendo como la respiración le regresaba, como si se hubiese estado ahogando. Notó sus muñecas y tobillos vendados, al igual que su abdomen, por debajo de la bata y el suero conectado a su mano derecha. Miró a su alrededor y reconoció el lugar, era el acuario del Sunny. Al parecer habían adaptado la habitación para poder tratar a todos a la vez, ya que habían más camas aparte de la suya. Pudo ver a Usopp y Brook aún dormidos junto a ella, pero las demás estaban vacías.
Se abrazó a sí misma al contar las camas, sólo habían 6. Pensó en lo sucedido, cerró sus ojos rogando que el espadachín estuviera bien. Sintió movimiento y entonces notó a sus nakamas entrar a la habitación.
—¡Robin-chwan! ¡Estás despierta!
—¡Robin! —le siguió Nami, junto a Chopper, Jinbe, Franky y por último su capitán.
—Robin. Me alegra que estés bien —dijo el de pelo negro, y ella pudo notar un cambio en su mirada.
Luffy realmente se miraba preocupado, pero el hecho de que ella en específico despertara parecía ser un gran alivio. Le sorprendió ver que el impulsivo capitán hiciera el amago de abrazarla, pero que se restringiera por temor a lastimarla, si lo pensaba bien Luffy siempre había sido cuidadoso con ella en especial.
—Amiga —la abrazó Nami, suavemente, y ella correspondió—. Estábamos tan preocupados. Los demás despertamos justo el día después, pero tú... Duraste unos dos días para despertar.
Se dió cuenta de que Usopp y Brook estaban sentados en sus camas, al parecer requerían más descanso que Nami, Franky y Chopper.
—¿Entonces soy la última en despertar? —preguntó, ansiosa, y Chopper asintió.
—Tus heridas eran las más graves. Los demás tenían uno o dos cortes, pero parece que tú fuiste atravesada varias veces, ¿no?
—Sí —susurró—. Estuve a punto de romperle todos los huesos a esa desgraciada y se convirtió en un lobo para escapar, luego transformó sus manos en garras de halcón y me atravesó. Zoro le dejó una herida muy grave después de eso, casi la mata. Kenshin-san... Chicos, ¿dónde está él?
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El Rey del Inframundo
FanfictionTras partir de Wano, los Sombrero de Paja se ven asediados por el gobierno e intentan escapar de una emboscada, lo cual los lleva a un oscuro país en el que un culto muy extraño está teniendo lugar, y Zoro parece ser estar en el centro de todo. En...