Era la segunda vez que sucedía, pero era igual de reconfortante que la primera. El capitán de los Sombrero de Paja asestaba tremendo puñetazo cubierto de haoshoku al anciano, que intentó activar otra burbuja de tiempo, pero no le fue posible. Todos observaron atentamente cómo Luffy, Zoro y Sanji recuperaban su juventud en unos pocos segundos, con el cabello mucho más corto y su apariencia de siempre.
Mandy y Rumiko, que habían estado escondidas en una esquina, salieron de donde estaban al ver pasar a los demás con el anciano y Shimyo encadenados, como prisioneros. Cuando se aproximaban a la salida, Robin se acercó a esta última, que parecía triste y confundida.
—Nakamoto Rumiko-san, ¿verdad?
—S-sí... ¿Cómo sabes de mí?
—Su esposo es nuestro aliado. Nos permitió acceso a su investigación, y eso fue los que nos permitió llegar hasta aquí. Kakuri, o mejor dicho, el reino de Kora, es oficialmente libre del dominio del Jigoku, y todo es gracias a su sacrificio. Kouji-san la espera, podemos llevarla con él.
—No, no puedo ir con él... Después de todo lo que hice bajo las órdenes de esos malditos, yo...
—Rumiko-san —tomó sus manos—. Usted ama a su esposo, así que debo asumir que ellos le hicieron lo mismo que a Zoro, ¿no? Le dieron fármacos y usaron al anciano para controlarla.
—No, no fue así, conmigo fue peor. Me torturaron de muchas formas, hasta hacerme perder parcialmente la consciencia, y entonces fue cuando lograron usar a Yukie.
—Entonces el método que usaron conmigo fue diferente —se acercó Zoro, y ella asintió.
—Ese método fue creado sólo para usted, soy testigo de que el anciano investigó por mucho tiempo qué métodos podrían funcionar sin dañar a la víctima, y a usted en especial no querían dañarlo demasiado por ser el huésped de Enma.
—Tiene sentido —dijo Robin, mirándolo, y luego la miró a ella—. Rumiko-san, por favor venga con nosotros. Si Kouji-san nos ayudó, fue porque quería honrar su memoria. Luego de saber que está viva, no lo creyó del todo, pero puedo ver que tiene algo de esperanza, y créame que cuando lo conocimos la primera vez parecía haber perdido todas sus ganas de vivir. No quería ayudarnos porque había sufrido bastante luego de su muerte, sin embargo, cuando el Jigoku lo amenazó y quemó su casa a pesar de que no nos ayudó, fue la gota que derramó el vaso para él, y fue porque destruyeron todos los recuerdos suyos que él atesoraba. Él la ama tanto como lo hacía cuando estaba junto a él, no ha dejado de amarla ni un poco, y dudo mucho que lo haga ahora.
—No, yo... Me uní a ellos. Me uní a las personas que más odia e hice cosas horribles, no podrá verme a la cara nunca más.
—Escuche, no soy bueno para consolar a la gente, pero puedo decirle que luego de que me controlaran me sentí igual que usted —le dijo Zoro, tomando a Robin por sorpresa—. Huí de mis nakama porque temía confrontarlos, me hicieron creer que les había hecho daño, de hecho, estuve a punto de hacerlo. Y a pesar de amar a Robin fui capaz de besar y tocar a esa mujer mientras estuve siendo controlada por ella, es algo que no me perdonaré jamás. Pero mis nakamas nunca me dieron la espalda. Robin nunca me dio la espalda. Y a usted, su esposo tampoco le dará la espalda. Entiendo que puede tomar unos días o quizás más tiempo, ya que estuvo bajo su control por años y sé lo difícil que es asimilar las cosas que fue capaz de hacer en ese estado, pero no es su culpa en lo absoluto. Es una completa estupidez pensar que su esposo dejará de amarla por cosas que hizo bajo el control de alguien más, usted ni siquiera estaba consciente de sí misma ni de quien era en realidad, no es más que una víctima más del Jigoku, y él lo sabe. No la obligaremos a ir con nosotros, pero piénselo bien, él espera por usted.
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El Rey del Inframundo
أدب الهواةTras partir de Wano, los Sombrero de Paja se ven asediados por el gobierno e intentan escapar de una emboscada, lo cual los lleva a un oscuro país en el que un culto muy extraño está teniendo lugar, y Zoro parece ser estar en el centro de todo. En...