Capítulo 30.- Un lugar especial.

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Narra Kevin

Mi mamá nos había cocinado para el desayuno, me hacía tanta falta comer comida casera, que no estuviera quemada.

Después de un rato de platicar y que mi mamá le enseñara las típicas fotos de niño a Natalia, nos subimos a la habitación, supuestamente a descansar.

-¿Qué nos tiene Colima el día de hoy?.- preguntó Nat tirándose en la cama.- Que involucre dormir.

Sonreí, pensé en invitarla al único lugar y al más especial, que tenía al cual debía de ir.

-¿Gustas acompañarme a un lugar especial?.- pregunté sentándome a orillas de la cama.

Ella se incorporó.

-Claro que si.- dijo sonriendo.

(...)

-Un panteón.- dijo cuando llegamos al estacionamiento del lugar.

-Es un lugar especial.- respondí.

Nos bajamos del auto y comenzamos a caminar hacia adentro del panteón, no sin antes comprar unas flores.

Veíamos las personas que arreglaban las tumbas de sus familiares, las cientos de tumbas abandonadas y otras muy adornadas.

Natalia caminaba a mi lado, sin hacer alguna pregunta o comentario, supongo que sabía a dónde venía.

"Felipe Álvarez
Hijo, padre, hermano y esposo, recordado como una persona amorosa, un increíble ser humano, olvidarte es imposible, te queremos hasta la eternidad"

Leímos cuando llegamos a la tumba de mi padre.

-Tu papá.- dijo Nat susurrando al estar delante de la tumba vieja, algo descuidada.

Yo asentí.

-Mi mamá odia venir, dice que no quiere recordar a mi padre aquí.- respondí.

-Creo que así es mejor.- respondió Nat.

-Creo que si, dice que lo recuerda llegando de entrenar y nosotros corriendo hacia el.- dije para después suspirar fuertemente.- Mi hermano Oscar tampoco no viene, es el que recuerda más a papá.

Escuché como mi celular sonaba  en mi pantalón.

Respondí la llamada y me retire de Natalia.

Camine unos metros.

-Si lo conseguí, pero está algo caro.- dijeron del otro lado de la línea.

-No importa el precio wey.- respondí.

-Ya está cabron, te lo llevo en la semana que quedamos o te lo mando.- contestaron.

-Gracias hermanito, te debo una.- colgue la llamada.

Cuando me regrese hacia la tumba de mi papá, no podía creer lo que estaba haciendo Natalia.

Estaba acomodando las flores que habíamos traído, quito con sus manos el polvo que había en la lápida, quitó unas hierbas secas que había alrededor.

Me acerqué a ella y me agaché para ayudarla.

-Lo siento, sentí que era necesario...- dijo cuando llegue a su lado.

-No, esta muy bien.- sonreí.- Gracias Natalia.

-No es nada.- siguió quitando algo de hierbas, sin miedo a ensuciarse o lastimarse.

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