Capítulo 79.- Hazme olvidarlo.

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Narra Natalia

Sentía un nudo en la garganta, miraba el reloj de arena que había en la mesa enfrente mío.
Creí que era una broma cuando los autores de libros de novelas hacían comparaciones con cosas tan banales, pero era verdad, sentía que yo estaba dentro de ese reloj de arena, ahogándome, desesperada por salir, pero entre más hacía esfuerzo, me iba ahogando.

-¿Qué pasó?.- susurró Carolina a mi lado.

Igor está enfrente mío, sentado en la mesita, atento a ver qué decía.

-Kevin y yo terminamos, solo que no sabía a dónde ir.- susurré, ya no tenía voz de tanto llorar.

-Está siempre será tu casa amiga.- respondió Caro tomándome la mano.

Comencé a contar poco a poco lo que sucedió desde que llegó, Igor apretaba el puño, veía la fuerza con la que lo hacía, sus nudillos estaban blancos.

-¿Intento golpearte?.- preguntó Igor, yo negué.

-Para nada.- conteste.

-¿Mami? Hola tía Nati.- saludo Trini frotándose el rostro, estaba adormilada.

-Hola hermosa.- limpié mi rostro rápidamente, algunas lágrimas se habían salido.

-¿Todo bien mi amor? Ya te llevo a dormir...- dijo Carol.- Despídete de tu tía...

-Adiós tía Nati.- se despidió con una mano, iba más dormida que despierta.

-Adiós linda, descansa.- traté de soltar una sonrisa.

Carol subió al segundo piso a acostar a Trini.

-¿Tú sabías?.- pregunté viendo fijamente a Igor.

El suspiró fuertemente, frotó su rostro y volvió a verme.

-Layun, Emilio, Henry, Quiñones, yo... - chasqueó la lengua.- Todos nos alejamos, yo estuve con él los primeros meses, cuando tú te fuiste, me confesó acerca del contrato, traté de estar con él, cuando comenzó a salir y tomar, le decía que hiciera las cosas bien por el equipo, después al parecer las fiestas y el alcohol no era suficiente, conocía mujeres y se acostaba con ellas, perdimos la cuenta de cuántas mujeres fueron, tuvimos pleitos en el equipo, por qué ya nadie quería compartir habitación el, metía mujeres y amigos, hasta que nos cansamos de hablar con el, Layun se alejó, después seguí yo, Brian fue el único que estuvo para el, pero no soporto la vida que llevaba Kevin, ya no le importaba nada.- susurró esto último.- Nunca te culpamos, Kevin era algo así antes de que tú llegaras, pero empeoró cuando te fuiste y cuando te vimos en el campo de entrenamiento, de nuevo con el...

Limpiaba las lágrimas con las mangas de mi suéter, nunca creí todo eso, pero lo hizo, ya no era culpa lo que sentía, el regreso a ser el.

Veía los ojos de Igor, los tenía rojos, llenos de lágrimas.

-¿Tú por qué lloras?.- susurré.

-Por qué cuando te vi en el campo de entrenamiento, todos queríamos que fuera mentira, que no fuese verdad que regresaras, te conozco Natalia, no te mereces nada de esto, no puedo imaginar lo difícil que es, al verte, solo pensé que no soportaría que alguna de mis hijas estuviera con alguien como él.- suspiró.- Lo desconocí por completo, ese ya no era el Kevin que yo conocí, pensé que iría a buscarte, que lucharía por ti, pero decidió que no fuera así.- me miró fijamente.- Cuando regresaste, hablamos días después con él en los vestidores, al menos Henry y Fidalgo, diciendo que ellos no se metían en cosas personales, pero se les hacía muy injusto que tú no supieras nada y Henry dijo que mejor te dejara seguir tu vida, pero él dijo que no te haría daño, que nunca dijéramos nada...

-¿Y tú por qué no me dijiste? Carol y tú también son mis amigos...- pregunté.

-Por qué se lo pedimos, hablé con él, el día del antro, cuando fueron los chicos influencer, le pedí que te dijera, que si aceptabas seguir con él, al menos ya sabías, cuando vi llegar a esa chica, sentí que fue una burla.- negó frotándose el rostro.- Perdóname Natalia, sé que debí decirte, pero pasó todo tan rápido...

-No es tu culpa.- susurré.

-Kevin rogaba por qué nadie te dijera nada, después Jardine nos amenazo, Kevin iba muy bien en el equipo, lo necesitaban...- se le quebró la voz.

-Prefirieron el dinero...- susurré.

-Puedes preguntarle a todos, la mayoría dijimos que no nos importaba, por qué tenemos hijas, esposas, hermanas, que no queremos que alguien así esté con ellas.- me miró a los ojos.- Lo siento tanto Natalia...

-Vine aquí por qué te tengo confianza, por qué sé que me darías respuestas y siempre supe que algo pasaba, fuiste el único que vi que nunca estuvo convencido.- tragué fuertemente saliva.- Gracias por hacer todo lo que estuvo en tus manos.

-Está es tu casa, siempre Nat, eres mi familia.- susurró.

(...)

Había pasado una semana desde que había regresado a mi antigua casa, había tardado días en limpiar todo, afortunadamente, tenía todos los muebles aún, habían estado guardados todo este tiempo.

Había aprovechado que Kevin estaba de viaje, para sacar toda mi ropa, notaba que él no se había quedado en el departamento. Vi la foto que teníamos juntos, la habíamos puesto en la mesita de la sala, fue de las primeras fotos que nos tomamos, suspire fuertemente.

Nunca fuimos, nunca seremos nosotros Kevin.

Me ponía a pensar en lo rápido que había llegado Kevin a mi vida, como cambió todo.

Tome toda mi ropa y mis demás cosas, para irme de nuevo a mi casa.

Los días, ya no sabía si pasaban rápido o lento, pero pasaban.

Prendí la televisión en la sala de mi casa, odiaba las coincidencias y justo en ese momento, salió un comercial donde salía Kevin.

Apagué la tele inmediatamente.

Sentía un profundo miedo dentro de mi.

Salí a la terraza de mi casa, había tomado una cerveza, sabían más amargas que de costumbre.

Veía los edificios de la ciudad, como la vida seguía y yo sentía que la mía se había detenido.
¿Qué había hecho mal? ¿merecía todo eso?

Tenía 26 años y me sentía hundida, en todos los aspectos, mi familia, mis amigos, mi trabajo, nada parecía ir bien.

No quería ver a los amigos en ese momento, me sentía traicionada por ellos.

Todos sabían, todos sabían la mierda que era Kevin, pero lo amaba, como nadie tenía una puta idea.

Toque el dije automáticamente en mi pecho, igual al de mi abuela, Kevin me lo había regalado hace tiempo.

Las lágrimas comenzaron a salir de nuevo.

-Por favor, por favor...- susurré mirando al cielo, con la voz débil.- Lo amo de verdad, ya no quiero amarlo más...

Le pedía al cielo, recordando los ojos de mi abuela, le pedía de todo corazón que me hiciera olvidarlo.

-Ya no quiero estar sufriendo, me duele, duele bastante....- imploraba con todas mis fuerzas.- Ayúdame a olvidarlo, sácamelo de mi corazón, de mi mente...

Quería que fuera un sueño, regresar al primer día, donde lo conocí.

-Hazme olvidarlo...- dije con la voz sin fuerzas, estaba rendida, sentía que todo eso era mucho para mí.

Ahora entendí una frase: puede ser que cuando llores, no lo hagas solamente por una razón, lloras por todas las cosas que no lloraste en su debido momento.

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