En las profundidades del clan Zen'in, en la mas que aterradora sala de entrenamiento llena de maldiciones desde cuarta hasta primera categoría, se sentía un aura abrumadora y un olor parecido a lo putrefacto, los enormes pilares que rodeaban toda la zona y las cuerdas bendecidas para evitar que las maldiciones salieran, el blanco piso ahora cubierto de un líquido viscoso y negro, algunas no solo eran maldiciones, también habían seres modificados.
En el centro de toda aquella carnicería se encontraba un joven, con una mirada perdida hacia el techo, cubierto de aquella viscosidad, algunas maldiciones de bajo nivel se escondían de entre los pilares pues el chico les daba miedo, el sujeto en cuestión dio la vuelta hacia las escaleras del lugar y salió, una vez fuera de los dominios de la sala de entrenamiento y pasando por aquel pasillo que había sido su pesadilla de pequeño, abrió las grandes puertas en donde dos mujeres le esperaban, una le limpió con delicadeza el rostro y la otra lo llevó a tomar un baño.
-Esta vez te tardaste menos - una voz atrás de él hizo que parase en seco, ya sabía quien era, incluso antes de que se acercara a un rango de 10 metros...Naoya Zen'in, no hay palabras para describir la repulsión que siente hacia ese sujeto, lo odia tanto que no vale la pena ni dirigirle la palabra, no es mas que un mocoso que busca ser el centro de atención en todo momento, volvió a retomar su marcha hacia el baño ignorando los alaridos de ira que soltaba el rubio.
El baño había sido bueno, le relajaba los músculos por completo, ahora se encontraba en el jardín principal con sus dos perros divinos quienes lo custodiaban mientras el observaba a los pájaros de la zona, había encontrado a un par de ellos muertos hace unos momentos, sabía que había sido Naoya quien solo buscaba provocarlo, pronto las puertas principales fueron abiertas y se dejó ver a dos mujeres ingresar, las gemelas Maki y Mai quienes venían de visita una vez cada tres meses, pues las dos se encontraban asistiendo y residiendo en la academia de Hechicería de Kioto.
Ambas al verlo fueron a paso apresurado hacia él y lo abrazaron, pues cuando el rubio ejercía su poder y autoridad en las pobres chicas y abusaba de su fuerza, la única persona que las defendía era él, Naoya sabía muy bien sus limitaciones y lo estrictamente prohibido que tenía el atacar al joven azabache, no solo porque su padre se lo impuso, sino porque el pelinegro era el siguiente en la línea de sucesión del clan y no él.
-Megumi!- gritaron unísonamente mientras se aferraban en un caluroso abrazo con el joven.
-Te extrañamos mucho - mencionó la gemela de cabello corto Mai.
-Nos hacías falta, ¿Por qué no te unes a la escuela de Hechicería?- ahora tomo la palabra Maki.
-Si! Así podríamos vernos casi todos los días y no tendrías que soportar a estos vejestorios. - mencionó Mai y es que para las gemelas, Megumi era como su hermano mayor, pese a que en verdad ellas son mayores con un año y serían consideradas las tías del susodicho, sin embargo el azabache se ha encargado de proporcionarles protección desde que tan solo tenían 6 años y desde luego cariño.
Pronto una figura corpulenta se hizo presente entre los jóvenes, irrumpiendo en el ambiente cálidos de estos, Jinichi Zen'in el tío de Megumi y primo de las gemelas. - El jefe les está esperando, no sean unas desconsideradas y no le hagan perder su tiempo mas del necesario. - dicho aquello desapareció entre las construcciones de la hacienda, seguido de las gemelas quienes se dirigían a los aposentos de su tío, Naobito Zen'in, el actual jefe del clan.
Unirse a la academia de hechicería...mentiría si dijera que nunca se le ha pasado por la mente esa escena, poder convivir con otros hechiceros de su edad, ir a misiones, hacer amigos, torneos amistosos, ver por ellos al igual que ellos verían por él, aquello era lo mas cercano a una vida normal, fuera de los tortuosos entrenamientos a los cuales era sometido, fuera de las cuatro paredes de su habitación donde pasaba la mayoría de su tiempo con la única compañía de sus Shikigamis, fuera de los indeseables miembros del clan que solo le daban dolores de cabeza (sobre todo Naoya), fuera de los tormentos de Naobito.
Que excusa debería inventarle a Naobito para poder asistir a ese lugar? debería pensarlo bien, tal vez lo mande a la academia que se encuentra en Tokio, dicen que en ese lugar se encuentran dos hechiceros de grado especial y uno es del clan Gojo, el niño de los 6 ojos, según relatan los libros de historia del clan, el líder del clan Gojo con la técnica de los 6 ojos y el líder del clan Zen'in con la técnica de las 10 sombras se enfrentaron en un combate a muerte, al final no hubo campeón o perdedor ya que murieron al mismo tiempo, él no tiene nada contra los Gojo, ni les importa, pero puede que la familia Gojo si lo odie a él.
-En que tanto piensas? - otra vez Naoya, que no se cansaba de agobiarlo? hizo caso omiso a las palabras del mayor y solo dejó que sus sombras lo absorbieran para así desaparecer de la vista del rubio.
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Siempre en mi mente [Gofushi]
RomanceDesde aquella primera vez que lo vio, tal vez de manera fugaz, quedó totalmente enamorado de el, pese al tiempo, su corazón lo sigue buscando...