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Se podría decir que logró su cometido, Megumi iba a ir como representante del clan Zen'in para juez del evento de intercambio, Naobito dijo que lo considerara como una muestra de lo que va a ser de su futuro como el siguiente jefe del clan, cabe recalcar que las cosas no siguieron el rumbo del plan tan elaborado que tenía (una charla convincente con fundamentos para que le dejaran ir), pero el resultado terminó siendo el mismo.

Megumi y Naobito tuvieron una muy "tranquila y civilizada" conversación sobre el asunto, el azabache sabía que día iba a llegar la carta y a que hora, así que minutos antes de que esta llegara a la hacienda, él ya estaba en los aposentos del mayor, a modo de excusa para poder ir puso su desenvolvimiento en el entrenamiento y claro, sus labores como futuro líder.

Porque no mejor damos un pequeño vistazo a la cálida y educada conversación entre "abuelo" y "nieto" (entre muchas comillas).

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-Megumi, te agradezco la oferta, pero no tengo interés en ser juez, además estos eventos no es para alguien de tu edad.- mencionó el mayor con un tono seco y rasposo por la cantidad de alcohol que había estado ingiriendo en todo el día.

-Esto es una oportunidad para nuestro clan. Podemos mostrar nuestra disposición a los altos mandos, dar una buena imagen en general.- mencionó tranquilamente el joven azabache.

-Mi tiempo para estas cosas ha pasado. No quiero participar. Además, esas cosas no son tan relevantes como aparentan. Ya he pasado por demasiados eventos de este tipo en mi vida. Deja que los altos mandos se encarguen.- declaró mientras se recostaba de lado en el tatami y destapó otra botella de licor.

-Deja de ser terco y piensa en el futuro del clan.- menciono ya molesto el joven de cabellos negros, sabía que este viejo no se tomaba nada en serio y menos cuando esta ebrio.

-¡Tú eres quien debería pensar en el futuro del clan, joven insolente! No sabes nada de las decisiones difíciles que he tenido que tomar.- el sake ya le estaba haciendo efecto en el mayor, provocando que alzase la voz.

-¡Tal vez es hora de que dejes de tomar decisiones, dado que estás tan obcecado en estupideces como el alcohol que ni siquiera puedes ver lo que está frente a ti maldito viejo!- también alzó la voz en respuesta.

-¡No me hables así, mocoso! Soy el líder por una razón, y no permitiré que un irrespetuoso como tú me desafíe de esta manera.- ambos se habían puesto de pie y en posición si alguno de ellos se le ocurría atacar.

-Si no puedes ver la oportunidad que se presenta, tal vez sea hora de que alguien más tome el liderazgo. Y ese no seré yo, veremos como el clan decae en manos de tu incompetente hijo, ya veo de donde sacó lo bruto.- Megumi era la carta ganadora del clan, era su comodín para elevarse mas en la sociedad de la hechicería y sin el como cabeza no serían mas que un chiste.

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La tranquila conversación culminó con Naobito aceptando que el menor sea enviado como representante del clan Zen'in, uno de los secretarios del mayor redactó la carta, aceptando "gustosamente" la invitación y mandando a su futuro líder como representante del evento.

Megumi con la gloria saboreada, salió de los aposentos del anciano, para evitar cualquier inconveniente (toparse con Naoya), decidió desplazarse dentro de su sombra hasta llegar a habitación en donde se recostó en el futón, con sus manos en forma de una cabeza de can, invocó a sus perros divinos, su única compañía por ahora...solo quería que los días pasen rápido.

Cerró sus ojos intentando conciliar el sueño, le dolía la cabeza de tan solo escuchar la voz de ese vejestorio. -¿Qué quieres?- el silencio inundaba la habitación, pronto una figura esbelta se hizo presente, saliendo de la oscuridad.

-Ya ni me saludas, donde quedaron tus modales? pensé que el cascarrabias de Naobito te estaba educando para ser un señorito.- mencionaba aquel hombre de cabellos lacios y cicatriz en un costado de su boca.

-Intento descansar, ya dime rápido que es lo que quieres.- decía aun sin abrir los ojos.

-Dinero-

-Deja las apuestas, vas a terminar en la calle...si no es que ya lo estás.- se incorporó lentamente en su puesto.

-Para tu desgracia, no-

-Bien, me sorprende, dime cuanto quieres y luego márchate.-

-Que te parece unos 8.000 yenes.- decía mientras se recostaba en el tatami del lugar.

-Serán 7.000, aun tengo cosas que hacer, ya puedes irte.- en un parpadeo la habitación volvía a estar bacía, salvo por el joven azabache.

Ahora mismo parecía que el tiempo pasaba mas lento de lo normal y eso lo estaba matando, tal vez liberar un poco de estrés no estaría demás, con los ánimos por los suelos, como es de costumbre, se levantó de su sitio y se puso en marcha a la sala de entrenamiento, en ese sitió uno fácilmente podía perder la noción del tiempo...el tiempo, un flujo sin fin, entre el ser y el no ser, un espejismo en constante cambio, donde el pasado y el futuro se entrelazan, la medida humana de la eternidad, donde el presente es solo un destello fugaz, como odiaba su tiempo en la hacienda del clan Zen'in (debería ser poeta).

Volvió a usar sus sombras como medida de prevención, al llegar a la entrada del pasillo al cual solía llamarlo la entrada al mismo infierno, con sus puertas predominantes y dos miembros del grupo "Hei" cuidaban sus puertas, salió de su sombra en cuanto estuvo cerca de la entrada, los dos hombres que la custodiaban hicieron un reverencia en cuanto vieron al menor y procedieron a abrir las puertas.

-Tu- señaló el mas bajo a uno de los guardias, el cual se apresuró a arrodillase a sus pies. -No dejes a nadie entrar, estaré aquí por lo menos tres días, cuando salga quiero que el baño esté listo, avísale eso a una de las sirvientas.- "Si señor" fue dado como respuesta mientras que el joven se adentraba mas en aquel infierno en la tierra. 

A paso lento pero constante, se adentraba voluntariamente cada vez mas y mas en las penumbras -"Cuando tome las riendas de esta jodida casa, lo primero de lo que me encargaré será de deshacerme de los inútiles, empezando por Naoya, todos esos vejestorios buenos para nada, que no saben nada mas que derrochar el dinero y beber, ya quiero ver sus rostros suplicantes"- el aura que emanaba de si era simplemente tétrica -"Solo así podré traerte de vuelta, crearé un mundo mejor para ti y para ellas también."

Necesita sacar la basura primero, para darle una mejor vida para aquellos a quienes ama tanto, Naobito solo quiere que él le devuelva su gloria al clan Zen'in, en todo estos años que Megumi ha estado en este infierno, ha demostrado que el podría ser el mismo Satanás y alzarlos a la vieja y añorada gloria, solo que el joven en cuestión, no tiene mas aspiraciones más allá de intentar tener una vida normal, tanto para sus seres queridos, los cuales se puede contar con una sola mano, como para si mismo.

Siempre en mi mente [Gofushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora