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Luego de una grata degustación subieron al auto con dirección a Ginza, su siguiente parada...Los jardines del Palacio Imperial, Satoru sabe de antemano la gran fascinación que posee el pelinegro por la naturaleza y que mejor sorpresa que mirar las bastas hectáreas de pura flora.

La tarde era serena y fresca propio de la primavera, los cerezos en floración, con sus ramas cubiertas de delicadas flores rosadas que parecían flotar como nubes sobre el paisaje. Caminaron juntos por los senderos, entre los árboles y los restos de antiguas murallas de piedra. El ambiente estaba impregnado de serenidad y una extraña nostalgia. Se detuvieron junto a un estanque bordeado de nenúfares y observaron cómo los peces koi nadaban entre sus aguas cristalinas.

-No te parecen hermosos?- habló con suavidad.

-Si...- dijo sin apartar la mirada, después mandaría a colocar un estanque cerca de la habitación del pelinegro.

Durante las siguientes 3 horas, compartieron historias de sus infancias, claro Megumi obvio algunas cosas para evitar el ambiente incómodo, pronto Satoru cayó en cuenta que el sol se ocultaba lentamente en el horizonte. El ambiente era simplemente mágico, en donde el tiempo se detenía y solo existían ellos dos, se moría de ganas por tomarle de la mano.

-Vaya, en serio trataron de matarte muchas veces.- Megumi se encontraba perplejo por dichas aclaraciones.

-Si, pero yo no tenía miedo.- mencionó inflando el pecho, como señal de orgullo.

-O eras muy tonto o muy valiente.-

-Que malo que eres Megumi, bueno no me podía quedar toda mi vida encerrado en esa casa, sino terminaría perdiendo la cabez...- Gojo ama meter la pata, y creo que más que a Megumi -Lo siento...- el azabache movió la cabeza ligeramente en señal de negación.

-No te preocupes, supongo que es normal, yo también la hubiera perdido de no ser por ella, saber que si me desempeñaba correctamente garantizaría una vida cómoda a mi hermana era lo que mantenía mis pies en el suelo.- mencionó algo melancólico.

"Mierda, la estoy regando." sabe muy bien sobre la pérdida de su hermana, y hacerle recordar aquel suceso no haría mas que entristecerlo.

-Mira que hora es!- habló de repente alzando la voz -Se nos hace tarde para el próximo destino, este te va a encantar.-

Tomo del brazo al menor para guiarlo rápidamente devuelta al auto.

-Estás listo?- preguntó emocionado.

-Si!- contestó luego de colocarse el cinturón.

-Bien entonces colócate esto en los ojos.- le acercó una venda negra a lo que gustosamente se la colocó sin problemas

Siguiente parada Roppongi...


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El camino fue un poco demorado, pero se divirtieron mucho con un juego de 'Adivina lo que estoy viendo' al cual, Megumi no le atinó a casi nada, al cabo de unos 40 minutos ya estaban en Roppongi, en las zonas de Akasaka, ingresaron al estacionamiento de un gran edificio, después de estacionarse, ayudó al azabache para que saliera del auto, esta era su última parada en el día y la más especial.

Condujo con cuidado al menor que aun seguía vendado de ojos, ingresaron a uno de los ascensores, marcando en la pantalla el último piso, el pelinegro se agarraba fuertemente de los brazos de Satoru al experimentar por primera vez la sensación que da un elevador, pronto este se detuvo y sintió como un pequeña briza le daba en su rostro, supuso que se habían abierto las puertas.

Siempre en mi mente [Gofushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora