Los días pasaron demasiado rápido para Satoru, un mes se fue en un abrir y cerrar de ojos, pese a tener al azabache viviendo en su casa no había logrado tener algún tipo de acercamiento exitoso en aquellos días, pidió a la academia que le permitieran quedarse en su domicilio en lo que el ojiverde se hospedaba, claro eso no quiere decir que deje de lado sus responsabilidades de ser uno de los hechiceros mas fuertes, así también como el echo de asistir a clases, completar misiones y entregar informes.
Las únicas veces en el día que podía estar con el menor eran a la hora del desayuno y al momento del almuerzo, manteniendo conversaciones triviales como: "¿Cómo te fue hoy?" "¿Era una maldición fuerte?" "¿De que rango era?", etc etc etc...
Satoru simplemente estaba perdido, desanimado, enojado y desesperado con la situación, una vez por semana tenía que obligatoriamente tocar el tema de Maki y su estado, dando como resultado un bajón de ánimos en Megumi, así sea que el peliblanco le haya dicho que va mejorando, eso no evita que se sienta culpable de la situación.
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Nuevamente la situación se repetía, a no ser...
-Buenos días Megumi, que tal dormiste?-
-Bien, muchas gracias.-
Pronto las sirvientas de la hacienda hicieron acto de presencia con el desayuno listo, Gojo le había echo un "test" al azabache para saber que tipo de comida le gustaba, claro se excusó diciendo que era para prevenir accidentes sobre si era alérgico a algún alimento, pero para Megumi, las peguntas eran muy extrañas "¿Qué restaurante frecuentas?" la única vez que salió de la hacienda Zen'in fue para ser de juez en los eventos de intercambio.
-Oye mañana es mi día libre (eso es mentira) y quería saber si quieres ir a algún lado, ya que no has salido de la hacienda desde que llegaste.-
-No se lo que hay afuera, así que no podría ser capaz de decidir un sitio.- a Satoru se le escapó esa situación, aparte de que el azabache nunca ha mostrado un interés en salir por su luto.
-Es verdad, lo olvidé, en ese caso yo armaré un plan.- se giró a una de las sirvientas y le pidió que le traiga el mapa de la ciudad, esta realizó una reverencia y se marchó.
-A donde piensas llevarme.- preguntó con algo de intriga.
-Ya lo verás.- tan rápido como se fue, vino, se acercó cuidadosamente al albino y le entregó un folleto, el cual Satoru miró detenidamente por unos minutos. -Lo tengo.-
De manera torpe se levantó de su asiento para ir al lado del pelinegro, extendiendo frente de ambos el mapa.
-Nuestra primera parada será en Ueno, en el museo nacional de Tokio; luego nos trasladaremos a Ikebukuro, ahí hay un acuario muy lindo.- mencionaba mientras movía el dedo de un lugar a otro en el mapa. -Visitaremos varios templos y sitios para comer.-
-Crees que todo eso se pueda hacer en un día?- preguntó incrédulo.
-Te llevaré a los mas bonitos, como un paseo en bote en Chidorigafuchi, luego almorzaremos en un restaurante que me encanta en Shinjuku, de ahí nos moveremos a Ginza para ver los jardines del palacio imperial, y finalizaremos con el mirador de Roppongi.- mencionó animado mientras mencionaba los lugares en el mapa.
-Wow, son muchas paradas.-
-Esto es una cucharada de la variedad que existe y me tomaré el tiempo de mostrarte los demás.- la platica continuó de manera más animada, con Gojo describiendo de manera torpe los sitios y dejándolos a la imaginación de Megumi.
Pronto el celular del albino comenzó a sonar, por el número supo quien era, no se había tomado las molestias de si quiera guardar el número de Ijichi, con pesar tuvo que salir del comedor para contestar.
-Qué es lo que quieres Ijichi, no ves que estoy desayunando? - mencionó con molestia.
-L-lo siento señor Gojo, pero se le hace tarde para sus misiones, usted me pidió que le pase todas las que tenía mañana para hoy. - dijo con temerosidad ante el temperamento del ojiceleste.
-Bien bien, ya voy.- en verdad quería pasar más tiempo con Megumi.
Se despidió cordialmente del ojiverde para emprender marcha hacia su trabajo, el azabache de lentes ya se encontraba esperándolo afuera.
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Para la hora del almuerzo había regresado a casa molido, estaba exhausta y con la ropa rasgada y manchada, como pudo logró llegar al comedor con 10 minutos de retraso cabe recalcar, se acercó de manera lenta a la puerta para tocar.
-ya estoy aquí, lamento la demora.- al intentar abrir la puerta, esta se le adelantó dejando ver a un par de ágatas verdes preocupadas, simplemente sintió como su cuerpo lo abandonó y se dejó caer encima del azabache.
Al cabo de unos minutos recobró la conciencia, captando en primera plana, el rostro preocupado del pelinegro.
-Por fin despertaste, que te pasó?- preguntó angustiado, llegar con la ropa en ese estado y desmallarse al rato, era para darse el susto de sus vidas.
-Yo.- no sabía que decir, la situación lo tenía con los nervios de punta, cuando se despertó aparte de ver un ángel, se dio cuenta de que estaba su cabeza reposando en sus piernas. -Me tomó de sorpresa?- lo dijo como si estuviera preguntando cosa que confundió más al ojiverde.
Con cuidado ayudó al peliblanco a reincorporarse, pronto los sirvientes trajeron la comida, Satoru se apresuró a agarrar los palillos, pero el nerviosismo de la escena que protagonizó hicieron que estos se le resbalaran.
-Déjame ayudarte.- Megumi tomó los palillos y con la delicadeza de una ninfa agarró el daikon encurtido y lo dirigió hacia la boca del ojiceleste.
La mente de Satoru lo abandonó en ese mismo instante, sus movimientos fueron en automático, abrió la boca y comió la verdura encurtida, Megumi interpretó mal la situación, pero no quería que se detenga, ser consentido por el azabache era lo mejor, así que cada bocado lo saboreaba como si fuera el ultimo.
El ojiverde le sugirió que descansara, y como buen perro le hizo caso.
-Ven.- dijo mientras palmaba sus piernas, para seguir en su papel de víctima se arrastró hasta el regazo del pelinegro. -Me encargaré de tus heridas en la cara, dime si lo estoy haciendo demasiado fuerte.-
-Si, gracias.- cerró sus ojos al sentir los delicados dedos del menor en su piel, su toque era tan suave que terminó por dormirse.
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Hola a todos, lamento no haber actualizado (no fue por vaguería lo juro), es que pedí trabajo y pues me lo dieron para mi desgracia, no quería que me vieran como tremenda vagoneta en la casa, aparte de los estudios (Quien me mandó a pastularme en una ingeniería 😫😫😢😢).
Notitas mas, notitas menos, un dataso que nadie me preguntó: Megumi tenía pena de pedirle algo a Satoru pese a que este siempre se ofrecía a cumplirle cualquier capricho, por eso hasta el momento no ha tenido ni televisor o un celular, tampoco sale mucho de su habitación, por eso no tiene ningún percance con los sirvientes.
Satoru en estos momentos está en el quinto cielo. 👁👄👁
Sin nada mas que decir, me retiro, que tengan bonito día, besos 🥵😘😘
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Siempre en mi mente [Gofushi]
RomanceDesde aquella primera vez que lo vio, tal vez de manera fugaz, quedó totalmente enamorado de el, pese al tiempo, su corazón lo sigue buscando...