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Este día Satoru se había levantado con los ánimos por los cielos, y como no culparlo si hoy estaría todo el santo día con Megumi, yendo de lado en lado, visitando lugares y restaurantes, era una cita en todo el resplandor de la palabra, tampoco hay que olvidarnos del momento íntimo que compartió con el azabache en la hora del almuerzo.

El día anterior había mandado a Ijichi que se encargara de reservar los lugares que el señaló para la visita, restaurantes y atractivos turísticos, no quería que el ojiverde tuviera que hacer fila y perdiera su tiempo en esas estupideces.

Se levantó del futón con todos lo ánimos del mundo y a paso apresurado llegó hasta la cocina en donde el azabache ya se encontraba esperándolo, si Megumi fuese mujer, esto parecería una típica escena de una linda esposa que está esperando con la comida servida a su marido, cosa que claro, pensar en eso lo entontaba.

-Buenos días Satoru.- recibió con cordialidad el de ojos esmeraldas.

-Buenos días, que tal dormiste Megumi.-

-Me costó un poco conciliar el sueño, estaba algo impaciente por hoy.- habló mientras tomaba sus alimentos con delicadeza, para Gojo ver comer al menor no era mas que un espectáculo sin igual, la gracia, elegancia y delicadeza con la que realizaba aquel ritual para servirse sus alimentos, eran la cosa mas hermosa que sus ojos hayan podido ver.

Luego de un desayuno animado, ambos se dirigieron a sus respectivos aposentos para cambiarse de ropa, el peliblanco se tomó la molestia de llenar los baúles del pelinegro con ropa casual y con ayuda de unas sirvientas lograron vestirlo de manera elegante pero sencilla al mismo tiempo, cómoda para la larga caminata que les espera y lo suficientemente refrescante para el sol primaveral.

El peliblanco ya lo estaba esperando en el auto a las afuera de la hacienda, primera parada, el Museo nacional de Tokio.

Fue un camino algo corto, Megumi miraba fascinado por la ventana preguntando por aquellas cosas llamativas, personas vestidas de manera particular, edificaciones completamente alucinantes y se vislumbraba por las enormes pantallas que emitían las propagandas.

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-Un café animal? que es eso?- el título sin duda sonaba algo repentino para el, en su mente no pasaba mas que la bizarra imagen de un perro en una taza de café.

-Son lugares en donde puedes ir a tomar café y convivir con animales, como te podrás dar cuenta, no es muy común que la gente en estos tiempos, sobre todo en la ciudad, tenga los medios para mantener una mascota y tampoco las podrás ver en las calles.- mencionó sin quitar la mirada del frente.

-Eso es triste.- dijo casi en un susurro.

El viaje continuó unos minutos más hasta que el de gafas estacionó el auto dando la indicación de que habían llegado a su destino, Megumi siguió de cerca al peliblanco hasta lo que según el es una caja registradora.

-Buenos días, me permite el nombre de su reservación.- preguntó amablemente la encargada de caja.

-Satoru Gojo.- sin mas la mujer le entregó dos boletos y ellos dos ingresaron.

El museo no era tan interesante para Gojo, el sabía bien que la mayoría de artículos que se encontraban ahí eran mas que conocidos para Megumi, sin embargo el azabache parecía estar tan intrigado por las artesanías.

-Mira esto, aquí dice que esta armadura de samurai tiene mas de 1.165 años, es de la era Heian, la era dorada de la hechicería.- comentó emocionado.

-Vaya, no sabía eso.- el pelinegro lo miró extrañado por dicho comentario.

-Esto es conocimiento básico de la hechicería, debieron habértelo impartido en la academia.-

-Tal vez lo hicieron, pero simplemente no presté atención.- mencionó despreocupadamente.

Siguieron caminando por todo el lugar, pasaron por los templos que se encontraban dentro y vieron muchos utensilios de cocina, algunos pertenecientes a la realeza de hace mas de 2 mil años.

-Mira esto! increíble, puedes creer que estas son las vestimentas de la princesa de la era Edo?-

-Si que son muchas capas.-

-Parece que con eso ni siquiera un paso han de poder dar.-

En total había pasado una hora del recorrido y Megumi se encontraba mas que emocionado por su siguiente parada, caminaron emocionadamente al parqueadero y subieron al auto, el trayecto fue un poco mas largo, pero lleno de preguntas por parte del menor, Satoru sabía que si el museo lo impresionó, el acuario lo dejaría sin habla, siguiente parada...


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-Bienvenido a Sunshine aquarium, me permite el nombre de su reservación por favor.-

-Satoru Gojo.- mencionó mientras mostraba una identificación, la mujer al otro lado tecleó rápidamente en su computadora y le entregó dos boletos.

-Aquí tiene, que disfrute su visita.- Gojo agarró del brazo al pelinegro y se adentraron en el establecimiento.

Tenía su cámara lista y grabando, esperaba ansioso ver que cara pondría Megumi al ver todo esto.

Sus ojos se abrieron como platos y sus esmeraldas brillaban como si estuvieran recién pulidas, parecía un niño conociendo el mundo, tomó la mano del albino y lo jaló hasta uno de los cristales, para Satoru, ver esta escena le parecía nostálgico, como la primera vez que vieron una película de superhéroes.

-Mira eso! Mira! son enormes.- mencionó mientras señalaba a las mantarrayas las cuales nadaban cerca del cristal. -Oh! y eso, son muy coloridos! nunca había visto peces como esos.-

Nuevamente fue jalado por el ojiverde a otra sección del acuario, era poco decir que estaba entusiasmado, ni siquiera medía la fuerza de su agarre, pero esto le importó poco al ojiceleste, el cual tampoco podía con su felicidad.

-Son pingüinos!! mira mira! solo los había visto en tarjetas postales.- dijo mientras los apuntaba.

Luego de dos horas caminando por el lugar, deteniéndose en cada cartelera y leyendo las descripciones de los animales, por fin salieron, claro a Satoru no se le olvidó tomar fotos, tanto de Megumi como de las cosas a las que él apuntaba, saliendo del establecimiento, compró unos recuerdos y helados para los dos...siguiente parada Chidorigafuchi


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Buenos días gente hermosa, aquí otro capítulo, pienso hacer las citas en dos capítulos (porque aun me falta averiguar sobre los lugares), tengo tantas cosas planeadas para esta pareja, así que paciencia.

Nota: Megumi fue vendido desde muy pequeño al clan Zen'in, diría que al rededor de los 5/6 años y como su situación económica no era la mejor, no logró ver más allá de unas cuatro paredes que lo rodeaban.

Sin nada mas que decir, me despido, espero actualizar pronto, como estoy con un horario sacado del mismísimo averno mis horas huecas son de 3 a 4 maomenos.

Bay y besos. 💋💋

Siempre en mi mente [Gofushi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora