Capitulo 10★

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Tocaron la puerta de la sala de estar dos veces y jungkook sabía perfectamente que eran los meseros que llevaban la cena de esta noche. Los dejó pasar y le lanzó un vistazo a el detective.

-Disculpe detective, pero me temo que es hora de ponerle fin a nuestra amena conversación, la cena está lista -habló mientras lo conducía hacia el comedor.

Jimin se dijo que el tipo estaba loco. Lo sabía, pero lo volvía a reafirmar al notar que su conversación pasó de una invitación a su cama a una declaración que decía que perfectamente lo podría haber matado.

Sentía que tenía miedo y temor, pero mientras hablaba, la adrenalina era muchísimo más grande y le hacía olvidar por completo aquellas fugaces emociones.

Jimin creyó caer en una clase de locura cuando se dio cuenta de que el tipo al que estaban buscando era el mismo tipo que en ese momento le estaba corriendo la silla hacia atrás para que se pudiera sentar. Quería ver la realidad, de verdad quería, pero no podía creer que la vida fuera tan hija de puta con el al desordenar todo en su cerebro y poner todo patas para arriba. Pero lo que el no comprendía y quizás por un buen tiempo no iba a entender, era que la vida no era la que le había puesto aquella confusión en su cabeza. La vida era la responsable de llevarle aquel hombre que le causó y le causaría un gran enredo, un gran lío.

Se sentó rápidamente y agradeció a su anfitrión. Aquella falsa amabilidad y cordialidad estaban a punto de hacer explotar a Jimin, quien ya estaba realmente colmado de que aquel rufián se trate de hacer ''el elegante'' y toda esa mierda. Pero sin duda alguna el papel le estaba resultando excelente. Aún así, el detective no podía creer toda esa cordialidad y respeto, lo único que quería era coger un arma y arrastrarlo a la cárcel.

El hombre se sentó en frente de Jimin para que así pudiese tener una vista privilegiada. La mesa era pequeña pero era perfecta para el anfitrión y su invitado de honor.

Las dos mujeres que iban vestidas impecablemente como meseras pusieron dos bandejas en los asientos respectivos y le quitaron la tapadera a cada bandeja de acero inoxidable, dejando unos platos de lasaña finamente decoradas de una manera sutil y elegante, sin dejar de perder el tradicional sabor de tan famoso platillo.

El exquisito olor de la lasaña, logró llegar rápidamente a las fosas nasales de el detective. Aquel olor lo enamoró completamente, era su comida favorita y podría comerla todos los días.

-¿Qué desea de beber señor? -preguntó una de las meseras con el rostro sin expresión alguna.

Jimin se sentía como en un restaurante completamente privado, elegante y exclusivo. Incluso se lo creyó por un momento.

-Solo agua por favor

La mujer asintió y cogió un jarro con agua fresca y hielo que había en un carrito y le sirvió en su copa. El le agradeció y miró de reojo a Jungkook que lo estaba mirando fijamente con una sonrisa en su rostro, mientras se acariciaba la barbilla con sus dedos llenos de anillos.
Al saber que la mirada de ese hombre estaba sobre el un escalofrío lo recorrió nuevamente, pero no pareció desagradarle, y eso fue lo que más temió.

-¿Y usted señor, que desea de beber? -preguntó la otra mesera mirando a Jungkook.

-Vino, cosecha del noventa y cuatro -respondió sin despegar los ojos de el detective.

La mujer tomó una botella de vino en la que Jimin alcanzó a leer ''reserva de 1994, 5 estrellas''.

Vaya, parece que el señor se da sus gustos.

¿Y por qué no? Si el tipo era asquerosamente rico gracias a toda la cantidad de dinero ilegal que manejaba, tenía lo que quería y se podía dar cada maldito lujo que él quisiera porque estaba protegido bajo el anonimato, así que de ahora en adelante Jimin tenía que ir con la vista al frente y tener bien claro que puede esperarse cualquier cosa de ese cabrón

 The Show ★KOOKMIN★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora