-Te propongo un trato, cariño -habló aquel hombre con esa voz profunda pero suave que raspaba en los oídos de Jimin
-Ni de joda, cabrón. No hago tratos con criminales como tú -dijo el detective Park, sin revelar sus nervios.
-Imaginé que dirías alg...
En el momento en que el oficial Kim dejó aquella carpeta amarilla con toda la información del caso número 1053 o como algunos le llamaban: El Espectáculo-, el detective Park esbozó una sonrisa de oreja a oreja como si imitara al Gato de Cheshire. La emoción que tenía en aquel momento era indescriptible, había esperado más de seis meses para que le dieran el caso y así poder taparle la boca nuevamente a cada colega del servicio
-Alto ahí Park, Sí te he dado el caso es porque sé que podrás con él, Pero mucho cuidado, ¿oíste?- advirtió el oficial Kim
Él joven hombre sentado en aquel desarmado y viejo sillón policíaco asintió con firmeza.
-Descuide, a lo más tardar en un mes ese infeliz estará tras las rejas-se acomodó más en ese viejo sillón, para acto seguido cruzar sus piernas, el detective park estaba tan seguro de si mismo
-Espero que tengas ese optimismo por bastante tiempo, Pero hazme caso cuando te digo que tengas cuidado, ese tipo es peligroso-volvió advertir el hombre que cargaba sobre él un aspecto cansado y demacrado.
Él agente Park volvió a asentir mientras hojeaba los registros y fichas que contenía la carpeta amarilla.
-No sabemos nada sobre él, sólo que le apodan El Mago porque ese hijo de puta desaparece y trafica la droga como por arte de magia...Ah, y le gusta jugar. Ya sabes a lo que me refiero Park. Pistas falsas. El cabrón sabe como hacerlas.
-Descuide, a mi también me gustan los juegos y ni se percatará cuando esté a punto de hacerle un jaqué mate- sonrió con aires de triunfo.
-Me alegra que pienses así- el viejo hombre torció una sonrisa más por obligación que por la felicidad de el joven hombre que estaba al frente suyo.
-¿Dónde fue la última vez que se supo de él o de sus marionetas?- habló park, mientras seguía examinando hoja por hoja atentamente a cada detalle.
-De él no sabemos nada, de sus cómplices... la última vez supimos que andaban cerca de...Busan, nada más.
El hombre cansado se dejó caer en un sofá de la esquina, sin la necesidad de arreglarse los pantalones policiacos antes de sentarse. Un poco desdichado y aturdido al darse cuenta de que ya no estaba en edad para estos casos,aun en sus 64 años su primer caso sin terminar y se lo había entregado a un hombre con 40 años menos que él. Se sentía como una bofetada.
-O sea ese cabrón anda suelto por las calles del país, quizás está comprándose un helado o un paquete de condones y nosotros no tenemos ni la mínima idea porque no sabemos cómo es su aspecto físico- las palabras de Jimin se sentían que caían de golpe, como una lluvia de meteoritos. -Vaya, si que nos ha dado una patada en el culo.
El imponente policía encogió los hombros, sin querer saber más de ese caso que le había costado cerca de cinco años de su vida sin haber logrado nada relevante.
-Así es... va a la delantera -masculló Kim.
Él oficial Park no dijo nada más. No tenía la paciencia suficiente para que le dijeran que un cabrón que transporta kilos y kilos de drogas al día, ha logrado sacarse a la policía de encima en más de una ocasión.
Siguió hojeando la carpeta amarilla con toda la información del caso que creyó que era lo más importante mientras que lo organizaba en su propia carpeta y dejaba a un lado lo que sabía que no le serviría para el caso, pero aún así, lo guardaba. Por que si algo creía Park Jimin con toda su alma era que la información era sagrada y se podía conseguir de la forma en que fuese necesaria.
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