-Te propongo un trato, cariño -habló aquel hombre con esa voz profunda pero suave que raspaba en los oídos de Jimin
-Ni de joda, cabrón. No hago tratos con criminales como tú -dijo el detective Park, sin revelar sus nervios.
-Imaginé que dirías alg...
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Todo sucedió tan rápido que apenas tuvo el tiempo para asimilarlo. En un momento, estaba en su celda despotricando contra ese imbécil y al otro, ese mismo imbécil lo sostenía firmemente de la mano y corrían juntos a través de la oscuridad. Pensó que sería una broma o que era parte de su engañosa imaginación -que últimamente le había estado jugando en contra-,pero al sentir la brisa helada en sus mejillas y el latente calor que emitía la mano de su compañero, se dio cuenta de que era la realidad. Era la realidad y seguía actuando sin pensar las cosas, sin meditarlas, solo sintiendo que aquello estaba bien o al menos eso era lo que creía.
A pesar del ruido de la explosión, no había ningún alma en la parte trasera de la prisión. Al parecer, todos estaban en la parte de al frente, tratando de encontrar lo que haya sido causante de aquella conmoción.
Sus manos estaban agarradas de tal manera que sería imposible alejarlos el uno del otro; sus dedos entrelazados no hacían más que demostrar su anhelo por permanecer unidos, su miedo por alejarse y a no volver a verse nunca más. La mano de Jungkook aprisionaba la pequeña mano de Jimin, con la intención de retenerlo y no alejarlo de él; ese simple contacto le hacía recordar que el pelirosa estaba a su lado y que irían juntos a donde fuera, que no se separarían tan fácilmente y que harían lo que fuera necesario por seguir así.
Jimin no tenía idea hacia dónde corría, sólo lo hacía, movía sus piernas rápidamente al igual que Jungkook , guiado solo por su confianza y el anhelo de tener a Jungkook a su lado. El pensó que jamás lo iba a volver a ver y la sola idea de que nunca más estaría a su lado, de que nunca más vería esos ojos enigmáticos y profundos, de que nunca más sentiría el calor de su piel; lo estaba enloqueciendo, aunque no le gustara la idea de que estaba perdido por ese hombre... una parte de el quería y gritaba que por favor volvieran a estar juntos aunque sea por un minuto.
Y así fue.
Su compañero se movía con sorprendente agilidad a través de la profunda y espesa noche. A pesar de la oscuridad, Jimin sintió que miraba todo tan claro solo con la ayuda de la tenue luz que emitía la luna menguante.
Todo parecía tan tranquilo e irreal, que Jungkook creyó -aunque sea por un segundo-, creyó con todo su corazón que lo lograrían, porque algo le decía que así sería. Que iban a lograrlo. A pesar de saber perfectamente que entrar en una cárcel llena de guardias y policías era, prácticamente, una misión suicida, él logró distinguir un atisbo de esperanza. Chaeyoung le dijo que era un maldito estúpido al ir a meterse a ese lugar y que sabía que ya había tenido demasiada suerte escapando de la ley e irse a meter justo en el nido de esas aves era una locura. Jungkook le pidió el último favor a su compañera, al saber que la relación ya estaba bastante rota y dudaba que volverían a trabajar juntos en algún futuro, así que ese favor -acompañado de más de la mitad del dinero total que lograron juntar-, convencieron a chaeyoung y esta dijo que sí, pero sería la última vez que se verían y luego se largaría del país.
