El controlar mis emociones ha sido lo que ha sustentado mi temple, mi persona, mi alma... sin embargo, ¿es esto posible si el deseo de libertad intenta expresarse en cada momento, en cada lugar, en cada segundo de mi existencia a través de la música? Sí, lo sé... mi naturaleza se da a conocer en mi mirar, la desbordante ansiedad de enunciar mi sentir a veces indebido, impuro, voraz, que carcome mi alma, que me incita a desgarrar el reflejo de mi persona en el espejo, hace que mi actual "yo" y el encasillado "yo" disputen por dominar mi existencia.
- Soy Hijirikawa Masato, y quiero... deseo ser un ídolo.- le dije con decisión a mi reflejo en el espejo. Mis centelleantes ojos azules le dieron énfasis a mi afirmación. Era mi deseo, era mi ideal... y lo lograría a toda costa.
- ¿Con quién hablas?- Me sorprendí ante tal cuestionamiento. Aunque aquella voz me era particularmente conocida, el hecho de saber que aún en el lavado no tendría privacidad me generaba un tanto de frustración.
- Agradecería que fueses un poco más cortés y respetaras mi privacidad tan siquiera en el lavado, Jinguji...- dije de forma firme e inexpresivamente a mi burlonamente sonriente interlocutor: Ren Jinguji.
La puerta de la habitación en la cual me hallaba, se encontraba abierta de par en par, con el pelinaranja apoyado de forma casual en el marco de la única puerta de entrada. Cuan detestable era sonrisa de autosuficiencia que daba a conocer al mundo, tan somera expresión me era completamente desagradable.
- Ha...- dejó escapar su particular risita rasposa, a la vez que se incorporaba completamente y comenzaba acercase a mi persona.-... No pienses que fisgonear a la gente me es entretenido, solo que me llamó particularmente la atención el hecho de que hablaras con tu reflejo... Qué no confías en nadie que tan solo a ti mismo revelas tus anhelos más profundos. – Aquel cuestionamiento me tomó por sorpresa. Estoy al tanto de lo incisivo que puede llegar a ser Jinguji si se lo propone, pero... ¿Era de su incumbencia mis acciones? Busqué en sus ojos aquel dejo burlesco que tanto le caracteriza. Nada, aquellos ojos perezosos eran directos, buscaban una respuesta franca.
- No me es necesario compartir mis deseos con alguien más. No pretendo impresionar a nadie, no lo necesito...-. Mi deseo no era sonar desafiante, pero su presencia me era ¿intimidante? No... me era provocadora, me incitaba a expresarme... como la música.
Su caminar paró en seco cuando finalicé mi comentario. Sus ojos se cerraron en una pausa de silencio. Volvió a dejar a relucir esa frívola sonrisa de medio lado, abrió sus celestinos ojos y susurró profundamente: No apresures tus palabras Hijirikawa, aún no comprendes mi posición...- luego de aquel silbante comentario y con una fría expresión en el rostro, desapareció del lavado.
Conocía a Jinguji como nadie en el mundo, lo conocía mucho más de lo que podía soportar, sin embargo aquella fría y perturbarte expresión no pude descifrarla, no pude hallarle un sentido lógico. Aún no comprendes mi posición... Cierta parte de mi consciencia había dejado de lado la efervescencia de mi ambición declarada, cierta parte de mi almacenó en lo más profundo aquella desconcertante frase de Jinguji ¿Es que acaso existía de mi parte preocupación por ese petulante personaje? No, imposible... más bien lo llamaría desconcierto, tal vez con un dejo de intriga...
Comenzaba el año escolar en la Academia Saotome, y en mi cabeza ya remembraba ese exasperante nombre que desde mi infancia se ha visto envuelto de sentimientos: Ren Jinguji.
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Conociéndome al Conocerte
FanfictionHijirikawa Masato y Jinguji Ren, dos personajes que bajo la careta de insensible de Masato y la de Don Juan de Ren se esconde el sentimiento que ha sido sembrado en su infancia y que está a punto de ser cosechado ahora, en la adolescencia... Acompañ...