con sabor a pan de melón y café

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Hacia horas que había despertado... Mi sueño intranquilo había acabado con mi descanso.

Él estaba aquí, descansando junto a mí. Su cabeza apostada sobre mi pecho, no había perdido la posición en la que se situó ayer por la noche...

Ayer por la noche...

Las consecuencias de aquellas pasionales horas las percibía aún en mí. Sus marcas posesivas en mi piel, su esencia en mi ser... y el calcinante registro de nuestra unión en mi cuerpo, hacían reaccionar a mi mente y mis sentimientos como nunca nada lo hizo.

Ren Jinguji, eres fuego... haces arder de pasión cada cosa que tocas, cada palabra que exhalas, casa gesto que realizas... Eres fuego y me enciendes.

Me haces perder la noción de la realidad, la conviertes en un sinsentido con el solo hecho susurrar mi nombre en esa sonoridad profunda, apabullante, demoledora... Eres para mí como un canto de sirenas.

Haces encallar mi consciencia, la despedazas entre tus roquerías de pasión, pues por ti me he convertido en un marino perdido en tu cuerpo navegable, en ese fluido indispensable que es tu esencia, en esos océanos que son tus ojos... esos que vislumbran un futuro lleno de inciertos, lleno de vacíos... Eres imprescindible en mi vida, Ren Jinguji... Sin embargo, tengo un sueño, un sueño igual de desesperado que mi amor por ti: La música.

¿Qué haré? ¿Qué es lo que debería hacer? ¿Qué es más importante? ¿Mi amor o mi pasión?

-Hmp...- Ren había comenzado a agitarse en sueños, y en su inconsciencia había rodeado mi cintura con sus esbeltos brazos.

Me tenía... me tenía en todos los sentidos de la palabra, me tenía y ya no podía hacer nada. Mi cuerpo y mi alma ya estaban marcados, marcados con este amor y deseo inconmensurable... ¿En dónde empiezas tú y termino yo? La fusión entre nuestras esencias, nuestra forma de actuar, nuestro ser y espíritu se han mancomunado de tal forma que no concibo imaginarme sin tenerte presente aquí, junto a mi... sintiendo tu calor, tu tacto, tus besos y ser completo... Ren, quiero gritar, quiero vociferar tu nombre una y mil veces porque es mío... Ren... Ren... ¡Ren!... ¡REN! Le pido al cielo que me dé la cordura para poder amarte respetuosamente y cándidamente con siempre lo he soñado y también le imploro al infierno para que estos sentimientos libidinosos que afloran al ver tu figura frente a la mía, calcinen mi consciencia y hagan de mí un ente que solo vive para amarte... Ah! Cuan fácil sería si nuestro amor dejase de ser prohibido. Cuan fácil sería si tan solo compartiéramos los mismos sueños conmigo. Cuan fácil sería si nuestros caminos fueses el mismo y no paralelos... Cuán fácil sería si estos sentimientos que tengo pudiese desarraigarlos y meterlos en un cajón de olvido...

No... ¿Qué es esto? ¿De qué es lo que hablo? ¿Acaso esto será un lucha constante? ¿Acaso es que "mi otro yo" se ha liberado de sus penosas cadenas y ha vuelto a mostrar aquella insipidez aguda, crítica e insensible, que despedazará todo pensamiento y sentimiento que sea incompatible con mi meta final? No... No ¡NO!... Esto no puede ser así... Fuimos uno, fuimos uno y eso nadie lo puede cambiar. Mi alter ego no puede vencer el lazo profundo e imperecedero que he creado con Jinguji...

Si... fuimos uno y eso es lo que cuenta... por ahora.

Acerqué una de mis manos a la cabeza de mi preciado pelinaranja, quien seguía dormitando... Pero qué cansancio....

En cabello liso y perfectamente desarreglado, jugueteé un par de minutos en el más puro silencio, que solo era acallado por el compás rítmico de su respiración y el cantar de los pájaros al amanecer.

-¿Qué haremos hoy?...- Me sobresalté ante las inesperadas palabras de un Ren ya despierto.- ¿Quieres salir a comer? ¿Qué tal un helado? ¿Vamos de paseo por el parque cercano? O prefieres...

Conociéndome al ConocerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora