Conociéndome al Conocerte

La Caída del Frío Amante del Señor del Fuego

Esa parte insosegable de alma, esa que vibra de una forma impasible, indomable si eres tú del que mi boca habla, está perdiendo chance de ser domada... Y todo es por tu culpa.

No lo soporté, no pude más. Tuve que alejarme del bullicio y el rastro de tu persona, de esos comentarios que solo crean nuevas encrucijadas dentro de mi mente, y mucho más congoja en lo que resta de mi álgido corazón, ese que está comenzando a latir de una forma distinta, al son de tu anaranjada melodía, que me impulsa a volar a esos recónditos parajes apacibles y cálidos que esconde mi espíritu, pero también, me mancilla con la voracidad satírica que sofoca mi vida desde que nuestros destinos han vuelto caminar por la misma dudosa senda.

"Yo soy el que realmente la necesita"... No te puedo comprender. No puedo comprender esa retorcida mente tuya, ese escabroso corazón que es indiferente a las ilusiones ajenas, a los sueños del hombre que proclamas amar tan fervientemente... ¡Patrañas! ¡Eres un hombre frívolo que escupe embustes! ¡Eres un farsante! ¡Un ente falso que busca redefinir su concepto básico de persona!... Dime, dime entonces, ¿en qué es lo que debo creer ahora? ¿Qué es lo que debo esperar de ti ahora?Tan solo me cabe pensar que para ti, nuestro futuro, la música y el hecho de convertirte en mejor persona, solo lo has tomado como un burdo juego de niños...

 Jinguji, hace tan solo algunas horas proclamaste abiertamente, mirándome con esos ardientes y deliberadamente francos ojos, que es a ella a quien también necesitas... A quien también tus manos quieres medrar, a quien también quieres hacer caer en la obscura benevolencia de tu cuerpo y espíritu.

-¡POR QUÉ! ¡POR QUÉ ERES ASÍ CONMIGO! ¡POR QUÉ ME HIERES DE ESTA FORMA TAN SUCIA! ¡POR QUÉ COBIJAS TU DESEO EGOISTA EN UN ALMA TAN PURA! ¡POR QUÉ...! ¡POR QUÉ ME MIENTES! ¡POR QUÉ TE MIENTES!- reclamé a viva voz, con el deseo inminente de hacer tangible y desesperación, mi irracionalidad, mi reclamo, mi angustia... mi dilema moral y sentimental. Reclamé en la soledad que me brindaba el desolado puente en el que me hallaba.-... ¡Por qué Nanami! ¡Por qué tienes que ser tan egoísta! ¡Por qué quieres monopolizar todo con tus manos de fuego! ¡Por qué quieres destrozar mis alas de triunfo! ¡Por qué, JINGUJI! ¿ES QUE ACASO NO ENTIENDES MI PASIÓN, MI SUEÑO PALPABLE Y AUDIBLE? ¿ES QUE ACASO NO COMPRENDES LA FIEBRE QUE INUNDA MI CUERPO, CUANDO ALGUNA BELLA MELODIA NACE DE MIS DEDOS? ¿Es que acaso... es que acaso no comprendes que la música es mi primordial necesidad en la vida?

 "¿Soy lo único que necesitas para ser feliz?... ¿Soy tu única necesidad?... ¡Masato, yo quiero que compartas este deseo conmigo!..."- Aquel destello de frases fugaces y una nevazón de sentimientos hicieron deliberar en mí el hecho de sentir repudio o culpabilidad ante lo profesado hace un momento... Jinguji, dime por qué, ingrato hombre de malhechora sonrisa, dime por qué debo amarte de esta forma tan desgraciada... Como nunca, la culpabilidad por mis dichos atronó fuerte en mi alma, destrozándome en tan solo un par de segundos.

-Ren... ¿qué es lo que quieres de mí?- "Yo solo tengo ojos para ti... ¿Por qué no pedir que tú también los tengas para mí?... Quiero que cantes conmigo... Quiero que cantes para mí... Te quiero a ti, Masato... Masato, te amo"- ¡RAYOS!- unas cuantas lágrimas se asomaron en mis ojos y cayeron, acompañando el tormento y la confusión que mis puños expresaron al golpear dolorosamente en el pasamanos del puente.- Jinguji Ren, qué diablos has hecho con mi corazón. Por qué me duele tanto, por qué al pensarte sumido en la soledad, un enorme pesar inunda mi alma. Por qué la desesperación de no tenerte, me invade y agobia mi pensar de una forma casi insufrible, por qué queriendo tenerte lejos, te añoro con más obstinación a cada momento, por qué esa vertiginosa sensación de perderlo todo me abruma cuando tus pasos te alejan de mí... Dime qué me has hecho, Mago del Romance. Tú, que has encantado mi alma y la hiciste dependiente de eso que proclamas a los cuatro vientos. Dime, Verdugo de mi Cordura ¿Por qué monopolizas todo lo que quiero? ¿Por qué anhelas todo de mí? ¿Por qué intentas desviarme de mi meta final? ¿Por qué dices necesitarla, cuando verdaderamente...?