~ 3
Las horas en esa celda parecían ser el doble de largas. Desperté a las siete de la noche con una voz que me llamaba.
—Despierta, zorra —dijo esa voz que reconocí inmediatamente. Era Selene.
—¿Qué pasa? —respondí.
—Es momento de que dejes de ser una amenaza para nosotros —exclamó con una voz amenazante—. Despídete de tus ojos.
—¿Por qué me iba a despedir de ellos? ¡Qué diablos dices!
—Como lo escuchaste, maldita. Hoy serás ciega.
—Mis ojos son míos. ¡No permitiré que les hagas nada!
—Ya está decidido. Te sacaremos los ojos.
—¡No! ¡No! ¡No! ¡Perra!
—Lo lamento, querida —su voz sonó amenazante de nuevo—. No hay cambios.
Varios guardias llegaron y me dieron un golpe en la cabeza que me hizo quedar inconsciente. (Debería ganar un premio por tantas veces inconsciente en tan poco tiempo) Porque obviamente no podían hacerlo estando consciente. Los mataría.
Cuando desperté estaba con Selene. Mi rostro estaba cubierto por un trozo de tela rojo vino como era costumbre en cada persona que se sentía amenazada por mí.
Cada que esta hablaba se notaba miedo en sus palabras aunque ella no lo admitiera.
—Tienes un miedo que se siente a tres mil metros. Puedo olerlo —dije desafiante.
—La que debería tener miedo eres tú. Vas a quedarte sin tu poder. Dejarás de ser ese ser poderoso del que tanto presumes.
—¿En serio crees que es mi único poder? —dije entre dientes.
Bueno... si era el único que sabía de su existencia como mi misteriosa especie, pero al ser de la realeza también tengo poderes. No los sé usar, pero los tengo. ¿Realmente creen que no intenté asesinar a mi padre cuando hizo que me llevaran al calabozo? ¿Y qué pasó? Nada, absolutamente nada. Tengo que aprender a usar eso.
—¿Qué dijiste?
—Nada, nada.
Sentí un silencio tenebroso. Aunque tenía miedo creo que lo logré disimular bastante bien.
Luego de ese maldito silencio sentí una punzada en mis ojos. Una punzada que me hizo gritar desesperadamente. En ese mismo instante sentí un sabor metálico en mi boca. Me estaba alimentando de mi propia sangre. Sangre que nunca había probado y que en ese primer contacto con ella, fueron chorros descontrolados.
—¡Maldita chienne! ¡Mis ojos! ¡Mis ojos! ¡Ahhh! —la insulté en francés, mi idioma natal, mientras me quejaba gritando. Nunca había sentido tanto dolor.
—¡Te dije que no estaba jugando! ¡Te iba a hacer sufrir! ¡Las sorpresas que se llevan las incrédulas! —gritó.
Tus ojos volverán a nacer, tú eres puissant* —susurró una voz en mi cabeza que no era la mía.
—¿Sabes quién sufrirá más? Tú —hice una sonrisa retadora—. Vas a morir —mi voz sonaba quebrada por el dolor que tenía. Sin embargo, tenía que fingir que era fuerte.
Selene se rio.
—Ya veremos cómo lo harás sin tus poderes. Después de todo, no eres tan suprema como decías.
No le hagas caso. Eres suprema —volvió a intervenir la voz en mi cabeza.
¿Quién eres? —pregunté pensando que nadie iba a responder.
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Colmillos Y Sombras: Nueva Especie ©
VampirgeschichtenNada es lo que parece en la vida de Elara. Ha empezado a desarrollar nuevos poderes que nunca había tenido y debe descubrir la razón.