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La medianoche había llegado, la hora de nuestra cacería. Hoy era el cumpleaños de mi padre y quería darle un regalo: un humano si es que encontraba alguno o, de lo contrario, un luminaro que últimamente se habían vuelto más difíciles de cazar debido al paso del tiempo, que los había hecho evolucionar.
Salí de mi habitación por la ventana. Mi padre no se podía enterar de la sorpresa que le estaba preparando. Corrí por todo el pueblo de Cenit hasta llegar a la zona de los sombríos. Normalmente no era nuestra ruta para cazar, pero era la más corta, por eso la elegí.
—Estás invadiendo el territorio de los sombríos. Vete ahora mismo si no quieres que te asesine —dijo una mujer desde las sombras.
—¿Quién eres? —pregunté.
—¡Te dije que te fueras! ¡Lárgate, maldita vampira!
—¡No me iré si no me dices quién o qué eres!
—Ya sabes que soy.
—¿Una sombría? ¿Una luminara? Dudo que seas humana. Si lo fueras, ya estarías siendo devorada por mis padres.
—Soy una sombría. ¿Ya te puedes ir? No me gustaría matarte.
—Tengo que pasar por aquí. Debo buscar un humano para que sea la cena de mi padre, lo lamento.
—¡No puedes pasar! ¡No te dejaré!
—De hecho, sí puedo. ¡Soy la princesa Elara y soy dueña de todo.
—Eres dueña hasta el pueblo de Cenit. Esto es territorio sombrío.
—¡No me importa! ¡Haré lo que me plazca!
Mis ojos blancos comenzaron a ponerse rojos, y la sombría que evitaba mi camino ya no era un obstáculo.
¿Qué fue eso?
Mis ojos nunca habían desarrollado ¿habilidades? ¿Qué acabo de hacer? ¿Había tenido este «poder» durante toda mi vida? Muchísimas preguntas sin respuesta, Elara. Lo importante es que estaba más cerca de conseguir el regalo de mi padre.
Al cruzar, me encontraba en el bosque de Verdún que quedaba justo después de pasar Cripta (el pueblo de los sombríos). Estaba más oscuro de lo normal. La luna estaba llena. Y al otro lado del lago, había un humano gritando el nombre de su mascota. Poco común. ¿La suerte estuvo de mi lado?
Hoy iba a poner en práctica por primera vez mi habilidad de seducción.
—¡Dester! ¡Dester! ¿Dónde estás?
Yo crucé al otro lado y le hablé fingiendo que quería ayudarlo.
—Hola, ¿qué pasa? —hice una voz sexy.
—Es mi perro, Dester. Se escapó de casa, y lo estoy buscando.
—Oh, qué mal. Lo lamento.
—¿Puedo ayudarte?
—Lo agradecería.
—¿Por dónde se fue?
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Colmillos Y Sombras: Nueva Especie ©
VampirNada es lo que parece en la vida de Elara. Ha empezado a desarrollar nuevos poderes que nunca había tenido y debe descubrir la razón.