24
Bajé las escaleras del calabozo y caminé hasta la celda de mi madre. No pude creer lo que vi. Su celda estaba vacía.
Era mi única testigo y no estaba. ¿Cómo diablos la habían sacado de ahí? Hasta donde yo sabía, era imposible. Pude haber sabido todo sobre cómo derrotar a los sombríos y dejé escapar esa oportunidad.
Por lo que veo, la seguridad del palacio no estaba siendo muy buena. La única forma de que se la llevaran era que se hubieran infiltrado en el palacio. Pero, ¿cómo? Hay guardias custodiando toda la noche.
—Elara... —murmuró Selene de entre las sombras.
—Pasó algo malo, Selene —mi voz sonaba preocupada—. No sé qué hacer.
—¿Qué pasó? —inquirió. Los sonidos de sus pasos comenzaron a escucharse más cerca.
—Mi madre... —ella me interrumpió.
—¿Qué pasa con tu madre?
—No está... ¡Selene, no está! —grité.
La desesperación comenzó a invadirme. Mi suerte, al parecer, no estaba de mi lado en estos tiempos. Todo estaba saliendo mal. Los sombríos siempre estaban un paso adelante.
—No te preocupes, lo solucionaremos —intentó calmarme, pero era imposible.
—¡¿Cómo mierda lo vamos a solucionar?! ¡Era nuestra única ventaja! ¡La única forma de debilitarlos!
—¡No me hables así, Elara! ¡Soy tu novia y princesa, que no se te olvide!
—Perdón...
¿Cómo pude hablarle así a Selene? Ella era la persona que más amaba en ese momento. La única en la que podía confiar y sabía darme consejos sobre una pelea.
—Solo te perdonaré si me besas ahora mismo, su majestad —se relamió los labios—, y si... me das algo más.
¿Estaba proponiendo coger en este momento? ¿En un calabozo? Pues... ¿quién soy yo para negarme? Quizá tener sexo con ella me ayude a relajarme y olvidar la mierda de racha que tengo.
Ella comenzó a acercarse cada vez más. Sentí su respiración en mi cuello, la cual me volvió loca. Estaba a punto de besarme, pero no lo hacía. ¿Qué diablos estaba esperando?
—Hazlo de una vez. Bésame, Selene —le ordené.
Nuestros labios se juntaron con urgencia y deseo. Ella introdujo su lengua en la mía y yo también lo hice. Nuestras lenguas comenzaron a moverse, provocando un sinfín de emociones. Ella me tomó del cabello con fuerza y me levantó del suelo.
—¿Qué haces? —exclamé nerviosa.
—Sorprenderte.
Comenzó a caminar unos pocos minutos y entró a una de las celdas, luego la cerró. Al hacer esto tuve miedo, pero a la vez me excitó más. ¿Hacerlo en una celda?
Me dejó caer en el suelo con delicadeza y se arrodilló. Tomó las cadenas que había en la celda y las colocó en mis muñecas. Sacó las llaves de estas de su bolsillo y las cerró. Primero la derecha, luego la izquierda.
—No sé por qué esto me excita, cuando debería darme miedo —murmuré con una risa nerviosa—. Esto es una locura.
—No debes tener miedo, debes relajarte y disfrutar. Y sí, es una locura.
Ella se acercó más a mí, su respiración estaba en mi cuello. Luego, acercó su boca a mi oído y murmuró:
—¿Qué quieres que te haga, Elara? —murmuró con una voz sexy.
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Colmillos Y Sombras: Nueva Especie ©
VampirosNada es lo que parece en la vida de Elara. Ha empezado a desarrollar nuevos poderes que nunca había tenido y debe descubrir la razón.