6 | Quizá nada es lo que parece

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Al abrir los ojos, salí al bosque donde encontré a Céline con las hermosísimas rosas negras.

—Buenos días, Céline —sonreí.

—Hola, Elara. ¿Cómo estás? ¿Cómo dormiste?

—Bien, ¿y tú?

—Muy bien, me alegro por ti.

—Oye... ¿cómo puedo tener una... visión o lo que sea lo que hemos estado haciendo para informarle a mis padres que estoy bien?

—Sabes que puede ser peligroso, Elara. Te puedes volver a desmayar.

—¡No importa! ¡Mis padres se pueden preocupar mucho! —grité.

—Eres muy testaruda. Te diré..., primero ve a tomar asiento.

Lo hice.

—¿Y ahora? ¿Qué hago?

—Piensa en ellos. Imagina dónde están, los olores del lugar...

—Eso no lo hacía contigo.

—Es diferente. Tú necesitabas encontrarme, y tus poderes te ayudaron a hacerlo. Con tus padres, ellos no harán nada porque no es algo de vida o muerte. Piensa en todo. Cuanto más específica, mejor.

Comencé a imaginar el castillo, su gran comedor, la gran cocina llena de nuestro alimento, mi habitación, su habitación, los jardines. El olor era un olor a sangre —por supuesto—, y a hogar, familia. Mis padres son todo para mí.

Luego de unos minutos de hacer lo que Céline me dijo, los vi y ellos a mí. Estaban acostados en su cama con todas las ventanas cerradas.

—Hola, padre y madre. Creo que aprendí a hacer esto. Quería decirles que estoy muy bien. Ya llegué donde Céline.

—¿Nos quieres matar de un infarto o qué? Por si no recuerdas, somos vampiros y en este momento estamos durmiendo —exclamó mi padre algo enojado.

—Ups, lo olvidé

—Cariño, perdona a tu padre. Ha estado muy preocupado por ti, y quizá lo asustó que aparecieras de esta forma.

—Lo sé, madre. Los amo...

Y así finalizó la visión gracias a que Céline me expulsó de ella.

—¡Quería seguir ahí! ¡No debiste sacarme!

—Te he dicho muchas veces que es mejor no hablar mucho. Las brujas otras pueden escuchar todo lo que digas —hizo cara de enojo.

—Está bien, no volverá a pasar —hice una cara de arrepentimiento—. ¿Cuándo vas a darme las respuestas que estoy buscando?

—No te daré ninguna...

—¡¿Vine aquí para nada?!

—¿Me puedes dejar terminar la oración, Elara? Odio cuando me interrumpen.

Asentí.

—No te daré ninguna respuesta porque tú las vas a ver. Uno de los poderes de las brujas es poder observar cualquier momento en el tiempo. Vamos a ver tu nacimiento porque ahí fue donde todo comenzó. Las respuestas que buscas deben estar ahí —dijo mientras regaba las plantas.

—¿Cómo estás tan segura? ¿Y si no están ahí? —le pregunté.

—Pues... buscaremos en el momento en el que te estaban creando, Elara.

—¡No pienso ver a mi mamá y a mi papá teniendo sexo! ¿Estás loca, Céline?

—Son los únicos lugares donde podemos encontrar información. ¿Se te ocurre otro? ¿Algún momento en el que pudiste generar esos poderes?

Colmillos Y Sombras: Nueva Especie © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora