25 | La verdadera guerra

5 2 0
                                    

25

Había pasado un mes desde la muerte de mi madre. La guerra estaba más cerca que nunca. Hoy planeábamos hacer nuestro primer ataque.

Todos los reyes que habían aceptado la alianza, sus ejércitos y las brujas de Rowan, habían llegado hace varios días. Debíamos estar preparados para cualquier cosa. Nadie sabía qué esperar de los sombríos.

Los sirvientes de mi palacio construyeron un frente improvisado en los alrededores para que ahí se instalaran los ejércitos. Debían permanecer ahí todas las noches, hasta que la guerra terminara.

—¿Nerviosa? —preguntó Selene al ver que yo estaba caminando de lado a lado.

—Un poco —admití.

—Vamos a ganar, ya verás —sonrió y se cruzó de brazos.

Me encantaba su positivismo. Desearía poder tenerlo también, pero desafortunadamente no era así. Mi mente ha estado mostrándome cosas que desearía no ver: Muerte. Sangre. Destrucción. Ruinas. Familias llorando. Espero que nada de eso sea real. Que todo sea producto de mi imaginación, pero dudo que este sea el motivo. Todos esos fragmentos muestran lo que pasa en todas las guerras.

Solo existe un camino en esta lucha: la muerte, aunque no tiene que ser la nuestra podría ser la de los sombríos o quizá... la de todos.

Los sombríos jamás iban a tener mi trono, era mejor estar muerta antes de cederlo. Si lo querían, tendrían que matarme y eso no estaba nada fácil para ellos.

—Sí, Selene. La ganaremos —contesté sin ánimos.

~

Los reyes, Phoebe, Selene, las tropas y yo estábamos en el jardín trasero del palacio. Nuestro ejército no era muy grande, así que cabía perfecto en nuestro jardín.

—Elara... —Phoebe comenzó a hablar—, ¿a qué hora nos vamos? Se está haciendo tarde.

Era casi la una de la mañana. Perfecto momento para lanzar nuestro primer ataque. Solo debía recordarles el plan.

—Los cañones ya están listos para ser disparados, ataquen y esperen a que ellos lo hagan para que ustedes lo devuelvan. Recuerden que cambiarán con las brujas de Rowan —miré a Clarisse— cuando esté a punto de amanecer. Ellas son inmunes a Astraelius —todos asintieron—. También deben estar pendientes de los ataques que hagan los sombríos, podrían sorprendernos. Yo los acompañaré en algunas luchas, pero no en todas.

Phoebe suspiró con alivio; ella odiaba la idea de que yo luchara.

—... sin más que decir —continué—, partan. ¡Que empiece la guerra! —grité.

Vi cómo las tropas empezaban a dirigirse al frente de batalla que no quedaba muy lejos del palacio. Un momento más tarde, vi a Selene incorporándose en una de las filas, pero yo la detuve.

—Iremos luego, quiero que te quedes conmigo —tomé sus manos—. Yo todavía no iré y no puedo protegerte desde aquí.

Esperaba una respuesta grosera a mi comentario y así fue.

—No necesito que me cuiden, Elara. Puedo cuidarme sola. ¿Cómo crees que sobreviví a los sombríos? —me miró con enojo.

—No-no era mi intención, pero entiéndeme. Quiero protegerte, así como sé que tú lo harás conmigo.

—Entiendo, pero no por esa razón me tienes que tratar como una pobre damisela en apuros.

Selene y su drama.

~

Los cañonazos habían empezado hace bastante rato. Desde el palacio, pude escuchar gritos de dolor. No sabía si estos gritos eran de los sombríos, de los luminaros (porque se habían unido a la guerra del lado de los sombríos), o de nuestros ejércitos. Esperaba con todas mis fuerzas que fueran de nuestros enemigos.

Colmillos Y Sombras: Nueva Especie © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora