Epílogo

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-¿Qué es todo esto? - se asombró de ver un montón de cajas con chocolates y la multitud de tarjetas deseando feliz navidad.

Kim Dan se sacaba la chaqueta y le pedía la suya para dejarla en el perchero de la entrada.

-Regalos de mis alumnos en la universidad. Son detallistas y no es por presumir, pero soy uno de esos profesores que se ganan el cariño de sus estudiantes.

¿Profesor?

Jaekyung le miró e inevitablemente autorizó a sus labios para formar una sonrisa. Kim Dan se veía muy bien, tenía el cabello un poco más corto y parecía haber ganado algo de peso desde la última vez que lo tuvo entre sus brazos.

Mierda, lo había echado tanto de menos que sentía algo de miedo de que eso no fuera más que uno de esos raros sueños que tenía en los días que no se sentía con ánimos para nada.

Al ver que se acercaba a la estufa para poner a calentar un poco de agua, ofreciéndole té, no pudo controlarse más. Se acercó a él por detrás y enredó sus brazos alrededor de su cintura hasta enroscar los dedos y tenerlo lo suficientemente cerca para poder besar su nuca y deleitarse con el olor de su perfume mientras arrastraba su nariz por toda la zona.

-¿Qué haces? - sintió a Kim Dan relajándose ante sus acciones y cuando inclinó la cabeza hacia un lado le dio oportunidad de besar mejor, Dan giró el rostro encontrándose con sus labios que ya le esperaban con ansia y desesperación, le besó como hacía un rato cuando abandonó la pelea, robó todos y cada uno de sus suspiros mientras dejaba salir su aliento y le obligó a sostenerse de él cuando lo alzó del suelo. No tardó en enroscarle las piernas en la cintura, así lo llevó hasta el sofá que vio desde que entró y cayeron juntos dando paso al mejor de los reencuentros. La situación era íntima, sin necesidad de hablar mucho y en lugar de seguir el plan de "conocerse" parecía que se conocían de toda la vida.

Sus labios abandonaron esa boca con la que parecían estar obsesionados y Dan lo abrazó. Jaekyung correspondió y permanecieron así hasta que fueron capaces de alejarse.

Dan volvió después para sentarse junto a él e hicieron como que beber el té era indispensable para entrar el calor y conversar luego de casi año y medio sin verse ni estar juntos.

-¿Estará bien con lo que hizo? El primer round fue todo suyo y ahora fue declarado perdedor.

-No le doy tanta importancia a las derrotas.

-Pero seguro usted iba a ganar.

-Kim Dan, para poder conocernos mejor, pienso que debemos iniciar correctamente. ¿Qué tal si me hablas de manera informal?

-Es complicado.

-Trata de hacerlo, hazlo tantas veces como sea necesario hasta que te hayas acostumbrado.

-¿Cómo debería hacerlo? - le vio dejando de lado esa taza de té, le dieron ganas de besarlo y preguntarle cuál de las puertas al fondo era su habitación porque no podía pensar en otra cosa que no fuera volver a estar con él en todos los sentidos, pero reconociendo que todo se trataba de su nuevo comienzo, prefirió mantener la calma y mirar en dirección a la montaña de obsequios. Estaba curioso... ¿Cuáles alumnos? ¿Por qué ahora Kim Dan hablaba de estudiantes?

-Dígame algo Kim Dan ¿Qué hay con la parte de la historia en la que se volvió profesor?

-Fui reclutado por uno de mis profesores en la especialidad, estaba interesado en que yo diera algunas clases en la especialidad de pediatría. Tengo 6 horas a la semana como profesor y soy asesor de algunas tesis, no es muy complicado.

-Cuénteme de la pediatría. ¿Por qué pediatría?

-Descubrí que quería ser médico muy joven, el interés por la pediatría vino cuando iba a graduarme y debía elegir una especialidad, me di cuenta que me gustaba ayudar a los niños. Cuando mi hermano y yo éramos pequeños y nos enfermábamos nunca fuimos con un pediatra, nos ayudaba el doctor del vecindario.

La persona equivocada (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora