Dos días después
─¿Cómo está mi princesa?
─Se puede saber, ¿quién es usted y qué hace en la habitación de Perla? ─pregunto con voz fuerte Lizeth al entrar en la habitación de la pequeña rubia y encontrar al desconocido con la niña en brazos.
─¿Lo mismo te pregunto a ti? ─dijo el joven mirándola interrogativamente─, la última vez que vine tú no estabas aquí.
─Soy Lizeth, la nueva niñera de Perla ─respondió cruzándose de brazos─, pero tú no has respondido a mi pregunta.
─Un gusto conocerte Lizeth ─sonrió─, soy Percy amigo de... la familia y solo pase a ver un momento a esta princesa ─dijo dándole un suave beso en la frente a la bebé─. Por cierto, sabes donde se encuentra Annabeth.
─Creo que está en el jardín.
─Gracias ─dijo comenzando a caminar hacia la puerta.
─Oye, ¿adónde crees que vas con Perla? ─le reclamó Lizeth interponiéndose en su camino─, no puedes llevarte a la niña.
─Quieres ver como si puedo ─sonrió retadoramente─. ¿Qué te parecen unas carreritas Princesa? ─dijo sujetando a la niña con mayor firmeza mientras está comenzaba a reír.
─¿A qué te refieres con eso? ─pregunto dudosa.
Él ojiverde sonrió.
─Mira, ahí viene Beatriz.
Lizeth volteó hacia donde él había señalado, dándose cuenta unos segundos más tarde que Percy la había engañado y ya se había echado a correr en la dirección contraria con Perla en brazos.
─Vuelve aquí ─grito mientras corría tras él.
Lizeth lo siguió sin poder alcanzarlo hasta que llegaron al jardín y al hacerlo ambos detuvieron sus carreras al ver a Annabeth sentaba en una banca bajo un árbol, Percy se acercó a paso lento hasta ella mientas Lizeth lo seguía en silencio.
─Hola Annabeth ─dijo Percy mientras se sentaba junto a ella─, mira a quién te traje.
Al escuchar la voz de Percy ella volteó a mirarlo y sonrió al ver a Perla.
─¡Me trajiste una muñeca! ─exclamó emocionada como si de una niña pequeña se tratara. Annabeth tomo a Perla en brazos y comenzó a arrullarla.
─No es una muñeca Annabeth ─explico Percy con tranquilidad─, es Perla.
─¿Te gusta la muñeca que me dio mi príncipe? ─le preguntó Annabeth a Lizeth ignorando al pelinegro.
─Sí, está muy bonita ─respondió siguiendo sus delirios.
─A mí me gusta mucho mi muñeca —murmuró besando las mejillas de la bebé.
__3 horas después__
Tres horas habían pasado sin ningún percance, Lizeth permanecía cerca de Percy y Annabeth manteniéndose al pendiente de la pequeña Perlita. Todos parecía ir bien, Perla no había dejado de reír en un buen rato y Annabeth no parecía estar tan perturbada como otros días, incluso por un momento Lizeth pensó que ellos podrían llegar a parecer una joven familia feliz.
Entonces la joven niñera se acercó hasta ellos cuando el ojiverde la llamo.
─Creo que ya es hora de irme ─comentó Percy mientras le entregaba a Perlita, quien acaba de quedarse dormida.
─Adiós, intentaré regresar pronto ─le dijo a Annabeth mientras la abrazaba.
─No te vayas ─le pidió sujetándose a su brazo─, no nos dejes... yo no quiero estar aquí.