Epílogo

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Sam
Llegaba a casa otra vez y ahí estaba mi familia esperándome. Lina, como siempre, tan dedicada a nosotros. Era ella la encargada de que todo marchara bien en nuestro hogar. Cada vez estoy más seguro de la decisión que tomé al convertirla en mi esposa. La sigo queriendo como el primer día y deseando aún más que antes. Entro en silencio, Gael corre hacia a mí para abrazarme, así hace desde que empezó a caminar, ya tiene 4 años, pero aún me recibe con los brazos abiertos.
- ¡Hola! - Me sonríe mi esposa al verme.
-Hola cielo- le doy un beso en los labios.
- ¿Cómo fue tu día?
- Un poco ajetreado, con Thomas de luna de miel pierdo todo el apoyo y además no puedo negar que te extraño.
-Mi amor, sabes que amo trabajar contigo, pero no quiero perder de vista a Gael, se que está bien, pero esas fiebres me preocuparon- ella se había tomado la semana porque el niño había estado un poco enfermo, ya estaba bien, pero como toda una madre doctora quiso vigilarlo ella misma- Tranquilo, que ya el lunes me incorporo- ya volviendo a lo suyo dejó caer- ¿Entonces estuviste solo todo el día?
-No, tengo una nueva interna en mi equipo -al escuchar eso sacó la cabeza desde la cocina.
-¡Ah! una interna. ¿Sabe que eres casado verdad?
-Claro, las enfermeras no se cansaron de preguntar por ti y por el niño. ¿Esos son celos?
-Claro que no. Solo preguntaba.
Eran celos.
Mientras ella seguía preparando la cena fui a darme un baño, dejé al niño en el piso y luego fui a la ducha. Cuando regresé con ellos, los observaba en silencio, orgulloso lo que había construido. Todos los días valía la pena llegar a casa, porque mi consuelo y sustento me esperaban.
-Y bueno Gael, ¿cómo te has portado hoy?
-Bien, jugué a la pelota con mamá y comí toda la papa.
Mi hijo era un niño muy alegre, eso tengo que agradecérselo a su madre, que siempre pone ese toque de más en la casa. Aunque era pequeño, era muy guapo, tenía los ojos grises y el cabello castaño claro, como mi padre, la piel era como la mía y los rasgos faciales eran los de su madre. Definitivamente, tenía un rompecorazones en casa.
-Bueno y ¿hoy que veremos? - preguntó Lina con voz sonora.
Habíamos hecho la rutina de que después de la cena nos sentábamos los tres a ver la tele, la idea era pasar un rato en familia hasta que el sueño vencía al pequeño. Siempre veíamos muñes, pero dejábamos que el escogiera cuales.
-Yo quiero ver los Paw Patrol- gritó Gael como loco.
-Está bien- respondió su madre.
Mientras veíamos los animados, Lina vino y se sentó en mi regazo.
Instintivamente pasé mi mano por su barriga.
- ¿Recuerdas cuando Gael estaba aquí? - pregunté.
-Si, fue una sorpresa para todos, pero ya esa no es la casa de Gael.
-Lo sé.
- Ahora pertenece a alguien más.
-Claro que sí, ahora pertenece a mí porque tú eres mía completa.
Ella me miró con las mejillas sonrojadas y me acarició el rostro
-No me has entendido amor- llevó mi mano nuevamente a su vientre- Pertenece a otro niño.
- ¡Lina! ¿me estás hablando en serio?
- ¡Si!
- ¿De cuánto estás?
- 8 semanas.
- ¡Mi amor! - la besé y me abracé contra ella- Hasta hoy pensé que ya lo tenía todo y tu no dejas de hacerme feliz, dime ¿qué quieres de mí?,¿cómo puedo devolverte tanta felicidad?
-Tú también me has hecho feliz a mí y eres lo único que quiero.
Se que en otra vida fui muy bueno, porque a veces no creo merecer lo que tengo. Gracias le doy a Dios por mi familia y por la vida. No me preocupa más nada, salvo ellos. Son mi razón de ser.
La vida nunca es como la planeamos, siempre nos sorprende de muchas maneras; pero creo que logramos lo que merecemos y luchamos por lo que queremos. Ama, ríe, llora, sueña, vive; pero sobre todas las cosas se feliz.

FIN

¿Qué quieres de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora