Un bebé

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A mi cerebro le costaba asimilar lo que la Dra. trataba de explicarme. Sentía como que no era a mí a la que le hablaban.
- No puede ser- estaba totalmente desconcertada
- Aquí están los resultados, tienes 6 semanas.
- Pero yo... yo no puedo tener hijos- afirmé con toda la seguridad del mundo.
- No Lina, vi tu historial y era poco probable, no imposible.
- ¿Pero cómo?- trataba de buscar una explicación lógica, pero no le encontraba sentido a nada.
- ¿Desde cuando no tienes tu período?
- Tengo un retraso, pero es normal, a menudo me sucede. Además siempre me he protegi...- mi mente viajó al día en que Sam dejó su semilla en mí, el día que estuvimos en el hospital. Hablamos sobre los riesgos de contraer una ITS, pero no sobre el embarazo, es que era poco probable para nosotros- está bien, hubo un momento en que no me cuidé, pero llevo años pensando que no podía concebir.
- Los exámenes no mienten, y por supuesto que estamos seguros que son tuyos- puso su mano sobre mi vientre- hay una vida creciendo dentro de tí, y tienes que cuidarte porque te necesita fuerte y saludable para que cuides de él o de ella.
¡Por Dios, como era esto posible! Mi vida estaba dando un giro enorme y mi cabeza no paraba, giraba más que mi vida.
- No puedo tenerlo- dije si más.
- Lina, sabes que tienes un trastorno hormonal y eran ínfimas las posibilidades de que esto ocurriera. Este es tu milagro, yo que tú me lo pensaría 2 veces antes de tomar alguna decisión precipitada. Háblalo con el papá, recuerda que no es solo tuyo.
Se despidió de mí para darle tiempo a mis neuronas a que volvieran a hacer sinapsis. Antes de llegar a la puerta se giró e hizo hincapié en lo más importante de este asunto: -¡Es tu milagro Lina!
Al cerrar la puerta, el techo fue suficiente para mi mirada, ni siquiera la llegada de Alfred con helado me hizo cambiar mis pensamientos. Mi cara de no creer lo que pasaba, asustó a mi amigo.
- ¿Qué dijo Fleming?
- Nada, lo mismo que tú. Me regañó por la dieta y ya- necesitaba estar a solas, pensar con calma y procesar esta información; no era momento para hablar del tema, al menos yo no lo sentía así, además Sam tenía que saberlo primero- Alfred ¿crees que puedas darme el resto del día? Me indicaron reposo y quisiera hacerlo en casa.
- Por supuesto¿te llevo?
- Por favor.
Mamá se asombró al verme llegar tan temprano.
-Es que no me sentí bien y me dieron el día libre - respondí a la cara de incógnita que puso- ¿Puedes hacerme algo ligero de comer mientras me recuesto un rato?
- Claro que si mi amor- y esbocé la mejor de mis sonrisas como agradecimiento.
No me gustó tener que ocultarle lo que pasaba, pero ni yo misma sabía como reaccionar, ni que hacer.
Toda mujer tiene ese talento innato para ser madre, esa vocación y esa aptitud. Yo creí perdido ese placer que te da la vida, porque así es como yo catalogaría la experiencia de tener una vida dentro de ti; que tienes que cuidar, educar y formar para que sea una persona de bien. Yo también iba a tener ese derecho. Confieso que el solo pensar en no tenerlo no tiene perdón, y estuvo muy mal de mi parte. Ellos no decidieron venir y nosotros somos los responsables de su llegada.
Tenía que decirle a Sam. No podía tomar una decisión a la ligera yo sola, este bebito era tan mío como suyo. No es que necesite de él para tener y criar a mi hijo, porque sé que haría hasta lo imposible por él; pero me gustaría que fuera querido por su papá desde que existe y no porque no hay otra opción. Por mi parte no va a ser fácil, estoy enamorada de Sam y tener que tratar con él toda la vida , no va a ayudar a que el proceso de superarlo sea más llevadero. Debo reconocer que no está tan insufrible como al principio, pero ya llevamos casi 2 meses viéndonos y seguimos igual, con "noches de pasión y besos encendidos" y me merezco más, merezco que me quieran como quiero yo.
Basta ya de pensar en mí, él o ella era lo más importante. Tenía que decirle a Sam.
Parece que nuestras mentes estaban conectadas, en el instante que tomé el teléfono para llamarlo, entraba una llamada suya.
- Hola- le respondí
- Hola preciosa, no tuve tiempo de pasar por el hospital a recogerte y mamá no me dió mucho chance para llamarte.
- ¿Cómo está ella?
- Mejor, la tensión la tenía un poco alta; pero nada grave. Estoy seguro que no tomó la medicina de la mañana. Eso no fue más que una excusa para que yo fuera y ella indagara de mi vida prrsonal. Desde lo de Elsa hablábamos por teléfono, pero no nos habíamos visto. ¿Cómo fue tu día?
- Me sentí un poco mal y Alfred me dió el resto del día.
- ¿Estás bien?
- Si si. Eh...Sam, me gustaría hablar contigo.
- Dame 30 minutos y voy por ti.
- No, ahora estoy algo agotada.¿Crees que mañana me puedas regalar 10 minutos?
- Claro que si Lina, está de más que me lo pidas. Yo también quiero hablar contigo.
- Hasta mañana entonces.
- Ten dulces sueños.
Al despertar en la mañana estaba claro, iba a ser mamá. No había podido dejar de pensar en Sam y en su reacción, pero de lo malo se sale rápido, hoy íbamos a tener nuestra conversación pendiente.
Estaba muy nerviosa, incluso me quedé paralizada en un semáforo mientras mi mente imaginaba posibles escenarios en los que le contaba la noticia a Sam, el sólo pensar en su reacción no me dejaba encontrar la concentración y para colmo iba tarde al hospital, buen comienzo de día iba a tener con Cortés.
- ¡Brown! - la voz de Sam me sorprendió entrando al hospital ¿Qué te he dicho de las llegadas tardes?
- Dr, lo siento mucho. No volverá a suceder.
-Yo me voy a asegurar de eso- me besó en los labios- buenos días preciosa. Vamos que hay que ver pacientes.
Me quedé paralizada, es verdad que desde hace algunos días estamos un poco más cercanos en el hospital. A Sam no parece interesarle mucho que nos vean juntos, aunque sus demostraciones de cariño han sido en lugares discretos. Vamos a ver si la noticia que tengo que darle no le quita ese buen humor que trae.

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