1. POV Mía Harris

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8 meses atrás

Han sido días en los que no me he permitido llorar, no me permito pensar, y a veces quiero no permitirme respirar, <<apego emocional>> Eun me lo dijo y tenía razón, vaya que tenía razón, después de pasar años en una vida solitaria, llega alguien a tu vida y te da miligramos de alegria, de amor, de tiempo, y eso te llena, te hace sentir especial, sentir la mano de alguien sobre la tuya, que te abracen de la nada y te digan al oído que te aman, que te dediquen tiempo y canciones, que te hagan el amor bajo la luz de la luna, que te prometan una vida juntos, pero luego el mundo te da una bofetada tan fuerte, tan pero tan fuerte diciéndote que no mereces ser feliz, que no eres especial, que eras una más de cientos, que era un juego en el cual no sabías cual era tu rol y perdiste.

No sé que dia es, no sé que hora es, ¿días? ¿Semanas?¿Cuanto llevo aquí encerrada, la luz que logra colarse por la ventana y las insistentes llamadas de mi hermano Soo hacen que apenas me mueva.

— Mmmm

— Te necesito en la oficina, tienes que hacerte cargo del concurso que ganaste - espera respuesta pero yo no habló - iré por ti...

— No quiero regresar

— Ni tampoco quieres trabajar, la señora que limpia tu departamento me dijo que no sales de ahí ¿le sigues dando el poder de hacerte daño? — nuevamente toca la daga que tengo insertada en mi pecho uniéndola un poco más

— Déjame en paz — cuelgo, bajo el brillo del teléfono lo pongo en silencio y modo avión.

Me meto bajo las cobijas y comienzo nuevamente a ver las fotos de él, torturadome como todos los días, dejo caer más lagrimas me duele el pecho me duele la cabeza, quiero levantarme pero mi cuerpo se niega a hacerlo, me rompió tanto que no estoy segura si queiro volver a reconstruirme.

Me veo obligada a levantarme, Soo está viniendo aquí a hacerse cargo  del contrato, hice solo mi presentación y ya luego de eso nada, me baño y uso mis tampones, he puesto una pausa a mi vida pero la menstruación no, está puntual como siempre.

Me  siento en el sofá que da a la ventana, ya a pasado un mes desde que regresé a Estados Unidos y yo no sigo sintiendo igual, haciéndome las mismas preguntas y volviendo a lo mismo

— Srta. Por favor — me dice Maria, la señora que trabaja aquí, esta trae una silla y se sienta a mi lado — le pique esta fruta — la lleva a mi boca y tras minutos de insistencia como algunos trozos — muy  bien mi niña, te prepararé algo para tu almuerzo ¿Qué quieres comer?

— Nada Maria, nada.

— Bien elegiré yo — se pone de pie, se coloca tras mi silla, siento como peina mi cabello rubio por varios minutos — eres muy hermosa cariño

— No lo soy

— ¿Por que dice eso?

— Si lo fuera él no me abría dejado

— Pues él es un idiota, oh lo siento

— Lo es María, lo es

— Iré al supermercado ¿me acompaña?

— No quiero, me quedaré en mi cama

— Le va a salir una hernia en la espalda

— Solo no quiero estar despierta — me miro la trenza larga que me hizo — gracias por mi peinado — me pongo de pie y camino a mi habitación, cerrando la puerta, tirándome a la cama en donde pierdo el sentido no se por cuantas horas

— !!Sal de esa maldita cama ya¡¡ — siento como toma mis pies y los tira hacia afuera de la cama, antes de caer logro soltarme y ponerme de pie frente a mi hermano

¿MALDICIÓN O PODER? (²)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora