Capítulo 14 "No Quiero Ser Una Prisionera"

1.7K 121 1
                                    

Alessandro fue a visitar a Abril a la pequeña casa en la que vivía, cuando llegó la vio trabajando muy animada en el huerto, sus ropas estaban llenas de barro al igual que sus manos, ella parecía una pordiosera, sin embargo tenía una gran sonrisa dibujada en sus labios mientras plantaba unas plantas, Alessandro se quedó mirándola fijamente durante unos minutos antes de hablarle.

- Princesa, hasta cuando dejaras de arrastrarte por el barro. -

Abril giró su rostro al escuchar su voz, a ella no le gustaba tratar con Alessandro, desierta manera ella podía sentir cuanto la odiaba cuando a veía, eso le daba miedo, no sabía cuándo él se molestaría y decidiría matarla.

- Su majestad. -

Alessandro se acercó un poco más, su mirada se veía cargada de odio e ira ese día, ella se preguntó por qué estaba tan molesto, instintivamente Abril retrocedió cayendo de culo.

- ¿Qué crees que estás haciendo?, Levántate. -

Abril se puso en pie, ocultó sus manos a su espalda y preguntó con temor.

- ¿Qué hace aquí su majestad? -

- He venido a preguntarte algo? -

- Qué cosa? -

- ¿Qué tipo de magia posees? -

- Yo no poseo magia su majestad. -

Alessandro se enfadó, normalmente todos los miembros de la familia real nacían siendo poseedores de magia, era imposible que ella no poseyera ningún tipo de magia.

- ¿Te estás burlando de mí? -

Abril pudo ver cómo el ceño de Alessandro se marcaba aún más,
él se veía verdaderamente molesto, ella tuvo miedo y retrocedió.

- No me atrevería hacer tal cosa su majestad. Por lo menos no en su cara.-

Pensó Abril mientras movía las manos nerviosamente.

-No importa, mañana iremos al templo y lo averiguaré. -

Abril pensó que Alessandro se iba a ir, sin embargo, él se quedó mirándola fijamente de pies a cabeza y le dijo.

-Debes volver al palacio, ya no seguirás jugando en este lugar. -

-No, ¿Por qué? Si he hecho algo para molestar a su majestad pido perdón. -

Abril se arrodillo y comenzó a llorar mientras decía.

-Por favor su majestad, no me obligue a volver al palacio, todo menos eso, haré lo que desee, pero no me obligue a volver.-

-Levántate, hasta ahora he permitido que hagas lo que quieras, pero eso se acabó, debes tomar tu lugar en el palacio real, aunque no me guste la idea, eres mi esposa y debes darme un
hijo, después de eso podrás hacer lo que quieras con tu vida. -

- ¡Un hijo! -

-Si, así que levántate, no pienso seguir discutiendo.-

Alessandro comenzó a alejarse, Abril lo llamó y le dijo.

-Su majestad, por favor, espere un momento. -

-He dicho que no pienso seguir discutiendo. -

-Por favor su majestad, deje que me quede aquí un poco más, por lo menos durante el día, por las noches volveré al palacio. -

-No. -

Dijo Alessandro mientras se ponía en marcha nuevamente. Abril no soporto la idea de volver a convertirse en una prisionera, después de tener un ápice de libertad, sintió que moriría si volvía
a ser una prisionera, ella usó su última carta ya que las súplicas no habían funcionado.

-Por favor su majestad, usted me lo debe. -

Alessandro se detuvo, dio media vuelta y la miró como si quisiera matarla.

-Yo salvé su vida una vez, si se siente un poco agradecido, deje que me quede en este lugar, aunque solo sea durante el día. -

-Está bien, dejaré que vuelvas aquí durante el día pero dormirás en el palacio, pero cuando quedes embarazada eso se acabara, te quedaras en el palacio hasta que des a luz, luego podrás hacer lo que quieras.-

-Si.-

Alessandro se marchó después de decir eso, Abril se quedó de pie mirando aquel lugar al cual ella había llamado hogar durante tres años, ella sabía que eso no duraría para siempre pero en su
corazón la había deseado fervientemente.

Ella volvió a su huerto y terminó de sembrar las plantas que aún le quedaban por plantar, después volvió a la pequeña casa, como estaba llena de barro puso a calentar agua y preparó todo para darse un baño.

Abril puso un gran cubo que usaba para lavar la ropa y para bañarse, después de bañarse recordó las palabras del rey.

Ella debía volver al palacio y darle un hijo para que fuera el heredero, como al principio el rey le había dejado en claro que nunca la tocaría Abril pensó que eso sería así para siempre, sin embargo eso solo había sido una ilusión pasajera.

Esa noche Abril casi no pudo dormir, al día siguiente se levantó cansada, mientras buscaba entre sus vestidos que ponerse Abril se preguntó a qué hora irían a buscarla.

Ella sacó un sencillo vestido rosa suave con decoraciones de encaje blancas, después de peinar su cabello se lo ató con una cinta y se preparó el desayuno, Abril acababa de terminar su desayuno cuando tocaron a su puerta, ella se apresuró a abrir, era el mayordomo
quien había ido a buscarla y le dijo.

-Princesa, su majestad la está esperando, sígame por favor. -

Abril siguió al mayordomo, al llegar a la entrada vio un gran carruaje negro con el emblema de la familia real, un dragón negro con dos espadas cruzadas en un escudo.

-Princesa, suba al carruaje, su majestad está dentro.-

El Mayordomo ayudó a Abril a subirse al carruaje, al ver que Cassian también estaba ahí, se sentó a su lado ya que le tenía más miedo a Alessandro que a él.
Cassian había estado sintiendo dolor en su pierna, pero cuando llegaron él al templo apenas y sentía dolor.

Alessandro se bajó primero del carruaje, él no ayudó a Abril a bajarse, ella tuvo que bajar de la mejor manera que podía, sin embargo Alessandro si ayudo a su hermano a bajar del carruaje.

Abril se hizo a un lado y dejo que ellos se adelantaran, ella no quería estar en la mira del rey, su mirada tan terrorífica y fría la hacía temblar de miedo y preguntarse en qué momento él tomaría su cuello y la mataría.

Será mejor que intente pasar desapercibida, no parece estar de buen humor.

Pensó Abril y caminó detrás de ellos sin hacer ningún ruido.

Esposa Olvidada (Lazos De Sangre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora