El eco de antiguas promesas

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La luna colgaba en el cielo estrellado, sus haces de luz bañando la escuela de hechicería en un tranquilo manto plateado. En la habitación tranquila de Himari, hogar momentáneo para dos figuras cuya silueta se dibuja contra la pared blanca de la habitación.

Himari se encontraba sentada junto a Inumaki, su mente un torbellino de emociones, la ansiedad mordisqueando su corazón con dientes afilados. Sus ojos se posaban sobre la lampara de lava de la mesita de noche, buscando refugio en su calma aparente.

—Inumaki... no sé lo que estoy haciendo. Nuestras vidas como hechiceros hacen que todo sea tan... complicado. ¿Sabes cuán pocos hechiceros se casan o mantienen una relación que realmente dure? Me he puesto a pensar y no sé si...no se si deberíamos seguir juntos.

La vulnerabilidad tintineaba en cada palabra, la duda pintaba sombras en su voz. Inumaki, su rostro iluminado por la pantalla de su teléfono, teclea una respuesta, pues esto no era algo que podía resolver con un simple "salmón" o "mostaza"

"¿Qué tienes, Himari? Las cosas funcionan, las hacemos funcionar, nada tiene que cambiar, tal vez no pueda decirte en voz alta que te quiero o que eres lo mejor que me ha pasado en la vida y si algo hice mal, te prometo que lo puedo arreglar, podemos hacer que funcione"

El mensaje, tan seguro y directo, llega a ella como una brisa suave en un día de verano. Siente la mano de Inumaki sobre la suya, cálida y firme, un ancla en medio de la tormenta que rugía dentro de ella. Los recuerdos fluyen a través de su mente: las risas compartidas durante una cita en una feria local o durante los entrenamientos, el sabor dulce de un beso que la hizo sentir mejor cuando estaba herida, su ser siempre comprensivo cuando Satoru y Megumi arruinaban sus citas, la seguridad envuelta en sus abrazos durante una tarde de película o luego de un largo día.

La complejidad humana de su relación, con sus altos y bajos, se desenvuelve ante ella, cada momento un hilo en el intrincado tapiz de su historia compartida. Un cosquilleo de duda persiste, un eco del atractivo de Itadori, pero se desvanece ante la realidad tangible de Inumaki y todo lo que han pasado juntos.

Dándose cuenta de que no debería mandar todo eso a la basura solo porque siente una ligera atracción por Itadori, tal vez solo se debía al hecho de que habían pasado tiempo juntos, combinado con la alegría de verlo vivo de nuevo.

Sí, su atracción por Itadori solo era temporal, un efecto creado de las circunstancias, en cambio, lo que tenía con Inumaki era real, tangible y algo que no quería dejar ir.

Las palabras, no pronunciadas pero resplandecientes en su mente, aclaran el camino ante ella. Con una decisión renovada, Himari se inclina hacia Inumaki. Sus labios se encuentran en un beso, suave al principio, pero profundizando con la urgencia del compromiso renovado.

Tenía 16 años, no sabe realmente lo que quiere, pero ahora, estar con Inumaki, es lo que necesita, no quiere que las cosas cambien, quiere seguir siendo la novia del chico, quiere que Satoru la siga molestando a cada rato, que Megumi le de lata con sus celos, entrenar con sus amigos, reír y disfrutar de la vida.

No quería aceptar que podría ser la reencarnación de una chamana que se ganó el corazón de Sukuna en otra vida, que su destino está entrelazado con el rey de las maldiciones, se negaba a creer que algo como eso pueda pasarle a ella.

Así que se aferraría a la normalidad de su vida lo más que pudiera.

Se separa, sus ojos encuentran los de él, brillando con el reflejo de la luna, y en ese momento, Himari sabe que luchará, luchará con todas sus fuerzas por la relación que ambos han cultivado, un tesoro demasiado precioso para dejarlo ir sin pelear.

BREAK ME| Sukuna (Itadori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora