La obsesión de Himari

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El subterráneo estaba oscuro y frío, con un eco sutil que resonaba con cada paso que daban. Himari, con su agudo sentido del olfato, detectó el familiar perfume de Nanami proveniente de una de las habitaciones cerradas. Sin pensarlo dos veces, se dirigió hacia la puerta, determinada a encontrar a su compañero.

Sin embargo, antes de que pudiera alcanzar el picaporte, una figura veloz se interpuso entre ella y la puerta, enviándola al suelo con un impacto sorprendente

Himari, sorprendida y un poco irritada, intentó zafarse, pero Satoru tenía una fuerza considerable.

—¡Déjame verlo, Satoru! ¡Sé que Nanami está ahí dentro! —exclamó.

—¡No puedes entrar! —respondió Satoru, su voz cargada de una rara urgencia.

En ese instante, la puerta se abrió por sí sola, revelando a Itadori de pie, vivo y en aparente buen estado. Himari, con los ojos muy abiertos, quedó sin aliento al verlo.

—¿Itadori?

Con una rapidez sorprendente, empujó a Satoru y se lanzó hacia el joven, envolviéndolo en un abrazo lleno de alivio y emoción.

Itadori, claramente sorprendido, se sonrojó, pero correspondió al abrazo, envolviendo a Himari con sus brazos. El momento fue conmovedor, con dos jóvenes reuniéndose después de lo que parecía una pérdida devastadora.

Sin embargo, el abrazo duró un poco más de lo esperado. Nanami, que observaba la escena desde el interior de la habitación, decidió intervenir. Con un toque ligero pero firme en el hombro de Himari.

—Ya es suficiente, Himari. Déjalo respirar.

Himari se separó de Itadori, todavía con lágrimas en los ojos.

—Lo siento—murmuró, limpiándose las lágrimas—Es solo que... pensé que te había perdido—Itadori sonrió con timidez y un leve sonrojo, porque, al parecer le importaba a Himari y eso era un gran logro para él.

—Estoy bien, gracias al maestro Gojo

—Lo mantiene oculto porque no quieren que los ancianos vuelvan a intentar matarlo ¿verdad? —la chica observa a los dos adultos

—Sí—responden ambos

—Oh, Nanami, compré algo para ti—le da una corbata idéntica a la que tenía puesta—está brilla en la oscuridad

—Hmmm—murmura el rubio tomando el regalo y guardándolo

—¿A dónde iban?

—A una misión, al parecer hay una maldición con aspecto humano que mato a unos chicos en el cine—revela Itadori sin ver las señales de Satoru y Nanami para que se quedara callado, intercambiaron miradas alarmadas, conscientes de lo peligroso que podría ser dar información a la obsesionada Himari.

Y efectivamente, Himari, al escuchar la noticia, dejó de lado cualquier semblante de normalidad que tuviera. Sus ojos se agrandaron y su expresión se tornó maniaca. Se podía percibir la emoción burbujeando bajo su piel.

—¿Por qué no me dijeron nada al respecto? —preguntó, su voz baja y cargada de una energía inquietante. Itadori, aún sin comprender del todo la situación, miró a Himari con confusión.

—¿Por qué te interesa tanto?

Satoru y Nanami soltaron simultáneamente un profundo suspiro. Satoru, con una expresión de derrota, se golpeó suavemente la frente, murmurando algo ininteligible bajo su aliento. Nanami, por su parte, decidió abordar el asunto de manera práctica.

—Himari, no es prudente que te obsesiones con cada maldición especial que aparece.

Pero Himari, sin prestar atención a las advertencias de Nanami, comenzó a divagar, sus palabras fluyendo rápidamente en una avalancha de información y teorías.

BREAK ME| Sukuna (Itadori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora