Pensamientos invasivos

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El sol brillaba con fuerza sobre el campo de béisbol, iluminando las risas y la emoción del juego. Himari estaba concentrada, con el bate firme en sus manos, mirando al lanzador con una determinación que solo un combate podía igualar.

El viento soplaba suavemente, agitando los cabellos de los jugadores mientras el ambiente se llenaba de tensión.

Itadori, desde su posición en la primera base, observaba a Himari con una mezcla de admiración y expectación. Sabía que ella tenía una habilidad natural para casi todo, pero verla allí, en el campo, lista para enfrentar el siguiente lanzamiento, lo hacía sonreír. "Vamos, Himari," murmuró para sí mismo.

El lanzador hizo su movimiento, y en un instante, Himari balanceó el bate con fuerza, impactando la pelota con un golpe claro y preciso. La pelota voló en el aire, describiendo un arco perfecto hacia las gradas.

—¡Home run! —gritó Nobara desde el banco, levantándose de un salto mientras el equipo estallaba en vítores.

Himari corrió por las bases con una sonrisa triunfante en su rostro, disfrutando del momento. La sensación de logro la inundaba mientras completaba la carrera. Cuando llegó al home, el equipo la recibió con gritos de celebración.

Itadori estaba listo para correr hacia ella y abrazarla, deseando ser el primero en felicitarla por su impresionante golpe. Pero antes de que pudiera moverse, alguien más ya estaba en camino.

Inumaki, que había estado observando desde el campo, llegó corriendo primero y, sin dudarlo, envolvió a Himari en un abrazo cálido.

—Salmon —dijo suavemente, su forma de mostrar emoción, mientras la sostenía cerca de él.

Himari, sorprendida, pero sin poder evitarlo, se sonrojó al sentir el abrazo. Aunque habían terminado su relación, el cariño y la complicidad entre ellos seguían siendo evidentes, después de todo habían sido amigos antes que novios.

La escena no pasó desapercibida para Itadori. "¡Maldición!" pensó, acelerando el paso. No podía permitir que ese abrazo se quedara solo entre Inumaki y Himari. Algo en él—una mezcla de celos y deseo de ser parte del momento—lo impulsaba a unirse.

Pero no era solo Itadori quien se movía con velocidad; dentro de él, Sukuna observaba la escena con creciente molestia.

—¿Ese mocoso... abrazándola? —Sukuna gruñó en la mente de Itadori, su irritación palpable— ¿Qué derecho tiene de tocarla de esa manera? Ella me pertenece, ¡a mí! —

Itadori ignoró la voz de Sukuna tanto como pudo, pero sentía la rabia latente del rey de las maldiciones crecer con cada segundo que Himari permanecía en los brazos de Inumaki. Aunque no sabían que Himari e Inumaki ya habían terminado, Sukuna seguía ardiendo de celos, incapaz de soportar la idea de que alguien más estuviera tan cerca de ella.

"Vamos, haz algo," exigió Sukuna desde su trono mental, su voz cargada de furia. "No dejaré que otro hombre la toque así."

Itadori, impulsado por una mezcla de Sukuna y su propia determinación, llegó junto a Himari e Inumaki, y sin dudarlo, se lanzó también en un abrazo.

—¡Himari, estuviste increíble! —gritó, riendo mientras rodeaba a ambos con sus brazos.

Himari, atrapada ahora entre Inumaki e Itadori, no pudo evitar reír también, aunque su rostro seguía sonrojado.

—¡Gracias, Yuji! —respondió, tratando de no sentirse demasiado abrumada por el contacto repentino.

La escena se volvió aún más caótica cuando Nobara, al ver el abrazo grupal, decidió que no iba a quedarse atrás.

BREAK ME| Sukuna (Itadori)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora