Corazón vacío ~ Duki

2023

Buenos Aires, Argentina

En la actualidad

Cuando Anastasia le abrió la puerta del departamento a Mauro, estaba hablando por el celular. Le hizo un gesto indicándole que la disculpe, debido a que se trataba de una llamada importante, y que siga. Señaló a Alejandro con la cabeza, se encontraba en el sofá mirando un cuento de imágenes.

Cerró la puerta detrás de él y fue a saludar al pequeño.

—¿Qué miras, Saiyajin? —se puso de cuclillas frente al sofá.

En cuanto reconoció la voz de Mauro, abandonó el libro de imágenes y se incorporó energéticamente con una sonrisa.

—¡Mauro! —gritó eufórico mientras le chocaba con el puñito, después se tiró a abrazarlo.

Mauro lo estrechó entre sus brazos con una sonrisa radiante.

—Mamá está enojada con el hospital —le explicó.

Mauro se sentó sobre sus piernas flexionadas para mantenerse de cuclillas en el piso. Le dio una mirada rápida a Anastasia, que daba vueltas como un tigre enjaulado de un lado al otro de la cocina. Lo cierto es que sí parecía algo enojada.

—¿Sabes por qué? —lo agarró entre sus brazos para sentarse en el sofá, sentándolo nuevamente en sus piernas después.

—Quieren que trabaje tarde hoy, pero no puede porque la avisaron re tarde y no tengo con quién quedarme en la noche. La abuela no está en casa.

Volvió a centrar su atención en Anastasia, quien parecía estar discutiendo con quien sea que estaba al otro lado del celular.

—No, vos tenés que entender —estaba diciendo—. Tenés que entender que tengo un hijo y no puedo dejarlo solo en la casa.

—Eu, espera acá un momento —le dijo al pequeño, sentándolo en el sofá—. Regreso en seguida.

Se paró y caminó unos pocos pasos que ya estaba en la cocina, frente a Anastasia.

—¿Dónde me consigo alguien que lo cuide con tan poca antelación? —bufó ella al teléfono.

Mauro le hizo una seña para llamar su atención por un momento.

—Espera —le dijo al teléfono, pulsando el botón para enmudecerse y mirándolo a Mauro—. Decime.

—Puedo quedarme con él —se ofreció.

Anastasia abrió ligeramente los ojos con sorpresa, como si no hubiera considerado esa opción antes.

—Es decir, si tenés que hacer turno doble necesariamente o algo, y no tenés quién cuide a Alejo, yo podría quedarme con él.

—Vos... ¿lo harías?

—Obvio —asintió sin dudarlo.