2019

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Mauro, 23 años

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Mauro, 23 años

Anastasia, 23 años

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Anastasia, 23 años


Buenos Aires, Argentina

2019


Con el porro entre los labios y Anastasia sentada sobre su regazo, Mauro jugaba a la PlayStation con los pibes en el sofá del departamento. Se turnaban para rolar turnos por el control, cada que uno moría debía pasar el turno al siguiente compañero.

La música estaba tan alta que salía ligeramente distorsionada del parlante, y aunque a Anastasia no le molestaba, solo podía rezar porque los vecinos no se quejen.

Armaron una joda en casa, como venían siendo común el último par de meses. Jodas en las que ellos ponían la casa y los pibes traían el resto, la mari y el alcohol.


—¡Bom! —exclamó Mauro riendo cuando mató a su contrincante—. Bájenme de acá si pueden —retó al siguiente.


Anastasia lo miró alzando una ceja.


—Yo te bajo —se ofreció Anastasia, lográndose un "uh" de parte de los pibes.


La miró con diversión y se lamió los labios, logrando que su piel se erice solo por la vista. ¿Alguna vez dejaría de tener ese efecto sobre ella? Anastasia lo dudaba. Se conocían desde los cinco años, noviaron a los doce y desde entonces (con ruptura y todo de por medio hacía dos años) se habían vuelto inseparables. Se habían visto crecer mutuamente, viendo todos los cambios físicos que trajo primero la pubertad y ahora la juventud. Conocían el cuerpo del otro como el suyo propio, y sin embargo, un simple gesto, un roce o una mirada todavía podía hacer que el otro se prenda.

Le cedieron el control remoto a Anastasia, dejándole un hueco en el sofá, pero ella no se movió del lugar. El regazo de Mauro era el lugar al que pertenecía, de todos modos.

Corazón vacío ~ DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora