2023

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Buenos Aires, Argentina

En la actualidad


Soñaba con besarla constantemente. Soñaba con tenerla entre sus brazos, desnuda, acariciar su piel y hacerle el amor cada noche. Pero cuando más soñaba con tenerla era mientras estaba despierto, porque las ganas de besarla cuando la tenía en frente se volvían locas y descontroladas. Prácticamente incontrolables.

Mauro se preguntaba si llegaría el día en que ella supiera perdonarle y darle otra oportunidad. Por él. Por ella. Por Alejandro. Por el amor que siempre se procesaron. Por el amor vigente que existía entre ellos dos, flotando de manera densa en el aire, pero sin llegar a materializarse.

Mientras que Anastasia luchaba día a día, minuto tras minuto, por no caer rendida a sus pies. Por no dejarse llevar por todos los sentimientos que la sobrecogían y darle otra oportunidad. Confiar en él con todo, con los ojos cerrados. A ciegas, como siempre hizo. Recordándose, cuando las ganas de besarlo resultaban insostenibles, que jamás le salió bien eso de confiar en él a ciegas.

Pero la tensión era palpable. Anastasia le dijo una vez que el hecho de que él fuera el papá de Alejandro no cambiaba nada entre ellos, que no significaba que estuvieran juntos. Pero los límites eran cada vez más borrosos, tanto que empezaba a resultar complicado detectarlos. Incluso para Alejandro.


—¿Ustedes se dan besitos en la boca? —preguntó de la nada, cuando ambos creían que estaba dormido.


Era una de esas noches en las que Mauro se estaba quedando a dormir en el departamento. En las últimas semanas, esas noches abundaban.

Alejandro amaba tener a su papá por la casa, y Anastasia no era capaz de correrlo llegada la noche. El pequeño dormía en su habitación, y a pesar de que Mauro siempre se ofreció para dormir en el sofá y no incomodarla, Anastasia nunca se lo permitió. Durmieron en la misma cama que compartieron años atrás, pero nada pasó nunca. Nada más allá de dormir abrazados, repartiéndose inocentes caricias sobre la piel e interminables besos en las sienes, en la cabeza o la frente. Anastasia no durmió tan bien en los últimos cuatro años y medio, y Mauro tampoco. Y otras noches, como era aquella, dormían los tres en la cama grande.

El pequeño se encontraba entre medio de ambos. Mauro tenía un brazo pasado por arriba de ambos, del cuerpo de su hijo y de la cadera de Anastasia. Se dedicó a acariciar la piel expuesta de su cadera durante los últimos 20 minutos, cuando la remera de la pijama se levantó unos pocos centímetros al moverse ella en la cama. Lo hizo en silencio, disfrutando únicamente de poder tocarla, sentir su piel. Ambos creyeron que Alejandro dormía, pero al parecer se equivocaron.


—Dormí, Lejo —susurró Mauro, tratando de no alterar el ambiente en calma para que así se pueda dormir.

—¿Pero sí o no?


Silencio.


—¿Ustedes se dan besitos en la boca, sí o no? —insistió en la oscuridad.

—No —murmuró finalmente Anastasia.

—¿Por qué no? —quiso saber.

—Dormite, Alejo. Vos ni siquiera sabes qué significa un beso en la boca —bufó Anastasia, removiéndose medio inquieta sobre el colchón.


Pero no se alejó de Mauro, no le impidió que él siga acariciándole la piel.


Corazón vacío ~ DukiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora