5.Postre con helado

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CAMILA

—Camila —me susurró una voz ronca al oído mientras intentaba salir del pesado sueño que me envolvía. Percibí apenas una mano cálida acariciándome el interior del muslo y gemí de placer sin darme cuenta.

—Deberías tener más cuidado con los sonidos que haces mientras duermes. Si sigues gimiendo de esta manera me harás perder el poco control que me queda. Me vuelven loca.
Sentí su cálido aliento en la piel de mi cuello y un delicioso estremecimiento me recorrió la espalda. Noté su lengua chupándome el lóbulo de la oreja y luego me lo envolvió con sus suaves labios. Me deslizó la mano por el muslo subiendo lentamente y yo, dejándole hacer, me moví un poco adoptando la postura perfecta para su incursión.

—¡Mierda! —exclamó apartando la mano con demasiada rapidez.
Abriendo los ojos de golpe, di un grito ahogado al ver la traidora reacción que sus caricias, unidas a sus sensuales palabras, habían provocado en mi cuerpo.
Lauren se pasó la mano por entre el pelo, nerviosa y enardecida.

—La cena está lista. Deberías levantarte e intentar comer algo.

—¿De veras? ¿Ya es de noche?
Me cubrí la cara con la colcha, porque verla jadeante y cachonda me ponía a cien y ahora no era el momento de perder la compostura.

—No tengo hambre —farfullé pegada a la almohada.

—Aunque no tengas hambre, necesitas comer. Tienes dos opciones, o mueves el culo y te reúnes conmigo en el comedor o cargándote sobre el hombro, te llevo abajo y te obligo a cenar.
¿Cuál prefieres?
Gruñí frustrada y golpeé con el puño la almohada, pero no me moví de la cama.

—¡Muy bien! —exclamó apartando la colcha bruscamente y haciendo el ademán de ir a por mí para cargarme sobre su hombro.

—¡Espera! —grité sentándome rápidamente, pegando las rodillas al pecho—. Me levantaré.
¡Madre mía, eres una cavernícola! Déjame sola para que pueda acabar de despertarme, enseguida bajo. ¿De acuerdo?

—Vale —respondió echándose para atrás.—. Pero no me hagas esperar demasiado. Detesto comer sola.
Asentí con la cabeza y la contemplé mientras salía, sin poder evitar que mis ojos se posaran en su culo. ¡Dios, qué puerca era, estaba obsesionada con su culo!
En cuanto se fue, cogí el móvil de la mesita de noche y pulsé la tecla de marcación rápida para hablar con mi mejor amiga.
Al otro lado de la línea no oí ningún «hola», pero sabía que ella había cogido la llamada.

—¡Ya era hora, joder! ¿Qué diablos te ha pasado?—me gritó Dez con el ruido de la música de fondo. Por lo visto estaba trabajando—. ¿Va todo bien?

—Me duele el coño, pero aparte de esto estoy perfectamente —salvo que me estaba haciendo pis, de ahí que me levanté de la cama para ir al baño.
Dez se echó a reír.

—¡Vaya! ¿Quien te ha dejado en este estado?

—En realidad mi himen sigue intacto, pero no sé hasta cuándo —le dije, pero de pronto dejé de hablar al ver mi reflejo en el espejo—. ¡Madre mía, estoy hecha un desastre!

—Tú siempre estás hecha un desastre, así que suelta los detalles. ¿Quién te ha comprado? ¿Está bueno?

—Mm..., La verdad es una mujer la que me ha comprado, aunque es intersexual se llama Lauren Jauregui. Y sí, la tipa está buenísima. A decir verdad está tan buena que se podría decir que es una enloquecedora infierno de ardientes llamas —admití, sobre todo porque como no le podía mentir a mi mejor amiga, sería una blasfemia mentir sobre el nivel de torridez de Lauren Jauregui. La mujer superaba todos los récords.

—¿Que es intersexual? ¿Te refieres a que le gusta la chicha en lugar de el bacalao? ¡Ay, lo siento, cariño! —dijo riendo.

—No, intersexual significa que es una mujer con pene y estoy muy segura que le gusta la chicha—respondí intentando desenredarme el pelo—. Ha hundido la cara entre mis muslos, por tanto supongo que lo que le ponen son las tías.
Dez dio un grito ahogado, excitada por la noticia.

De compra a corazón (Lauren gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora