CAPITULO 27: "SOSPECHA"

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Las semanas pasaron, la muerte de Nasha ya no fue un tema como lo era en un principio. Los días posteriores a su fallecimiento, sorprendentemente, causo tristeza en el clan, su familia en el funeral lloraba sin cesar y la pareja del Omaticaya junto a la Mit'kante no evito sentir una rara sensación en su interior. El ambiente en el hogar fue extraño, pocas palabras y ninguna sonrisa, con el tiempo comenzó a volver esa energía positiva que solía tener la carpa, desde ahora no había nadie quien los molestara o se interpusiera entre ellos.

Atik, el Metkayina que una vez quiso poseer a Aleia como su pareja y al no conseguirlo guardo rencor formando una alianza con Nasha, lazo que con el pasar del tiempo se vio roto pues el hombre se dio cuenta de que tan demente estaba la chica quien a cada minuto se le ocurrían ideas, cada una mas escalofriante que la anterior, pero ninguna llevada a cabo. Luego de su muerte, sin que Neteyam supiera, el joven fue hasta la carpa de la Mit'kante donde toco el marco de la entrada haciendo que la chica arrugara su frente y baja sus orejas amenazantes ante su visita ¿Para que fue? Para disculparse, tal vez la muerte de la Metkayina lo hizo entender de los errores del pasado o quizás la madurez por fin le había llegado, no lo tenía claro, lo único que sabía era que sentía un gran peso de culpa y arrepentimiento sobre sus hombros ¿Por qué culpa? Pues el se había dado cuenta del extraño comportamiento de la que por un tiempo considero su amiga, pero no hizo mas que alejarse, no ayudo, no aviso a nadie sobre sus anormales pensamientos, sobre su extrema obsesión por la pareja, y ahora estaba muerta ¿Y el arrepentimiento? Hizo sufrir a Aleia sobre todo y desde un principio, no evito que Nasha continuara con sus insinuaciones, insultos y demás cosas que arruinaban más su relación, y eso lo hizo sentir bastante mal. La Mit'kante quien parecía tener una extraña sensación en su interior acepto sus disculpas, que esperaba fueran sinceras, pues ¿Qué más podía hacer?

En fin, los días y semanas, casi un mes para ser exactos había transcurrido, todo parecía volver a la normalidad con la única diferencia que ya no oía la voz que siempre la molestaba, ya no veía ese rostro desagradable que siempre arruinaba su día en cambio solo notaba una carpa vacía frente su hogar. Podrían llamarla loca, pero de cierta manera extrañaba eso, oír su irritable voz y ver su rostro cada vez que Neteyam le cerraba la boca, era extraño. Lo positivo de su muerte era que la relación estaba en paz, todo era amor y tranquilidad, eso la ponía feliz.

La joven madre había dejado a Darek con sus abuelos, no porque hoy tenía que entrenar sino por el motivo que daría una visita a la Tsahík. Salió de la carpa encontrándose con la sorpresa de que una nueva familia Metkayina se mudaba justo al frente, en el hogar que antes le pertenecía a su fallecida vecina, paso saludando rápido a los que veía para apresurar su paso, no quería llegar tarde pues sabia como se pondría Ronal si atrasaba su horario.

¿Por qué la iba a ver? La respuesta es simple, una mañana se despertó extraña, sentía el cuerpo pesado y entonces se dio cuenta de más cosas, su cabello estaba mas brillante que nunca, sus puntos luminoso podían brillar a pesar del sol, sus manos estaban más suaves, sus ojos más luminosos, eran signos tan similares a como había empezado su embarazo pero la única diferencia era que no sentía mareos y vómitos, eso la hizo dudar por lo que prefirió ir con quien podría darle una respuesta clara.

-Llegue- aviso haciendo que Ronal y Tsireya, quien sorprendentemente estaba presente, se dieran vuelta- hola- saludo mirando a su amiga quien aún no tenía su vientre pronunciado

-Siéntate aquí- ordeno la Tsahík dando palmadas al mesón, a penas puso su trasero en el sintió como las manos de la mujer tocaron su cuerpo analizando cada parte. Tomo un diminuto cuchillo, mas bien una especie de aguja, y la enterró en el brazo de Aleia para sacar un poco de sangre, lamio el líquido rojo mientras su mano se posaba en el vientre de la joven para saborear el contenido a ojos cerrado. Tsireya no hacía nada más que observar detenidamente, la Mit'kante casi podía oír sus pensamientos, sus ojos hablaban por ella y decían que estaba rogando por algo, tal vez porque la respuesta fuera positiva quizás por eso estaba presente y no solo para aprender- lo sé- dijo la mujer abriendo sus ojos, Aleia la observo detenidamente suplicando que ya diera una respuesta pues sentía como su ansiedad por saber la estaba matando- felicidades- completo con una enorme sonrisa- será de nuevo mamá- escucho como Tsireya a un costado dio brincos de alegría

La Nueva Na'vi 2 | Neteyam SullyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora