Capítulo 29

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Cade se encargaba ahora de llevar a Steven a la escuela. Había insistido en que le pillaba de camino al trabajo, pero Tessa sabía que no era del todo cierto. Aunque debía alegrarse por ello, había momentos en los que no era capaz.

Pensaba en lo difícil que sería para Steven cuando volvieran a casa sin Cade y lo echara de menos. Sabía que a ella misma le iba a costar mucho superar su ausencia, pero que su hijo sufriera era inaceptable.

Decidió que lo hablaría con Cade para que fuera consciente de la repercusión de sus actos. Pero cuando se marchaban, Tessa se asomó a la ventana y vio a Steven riendo por algo que había dicho Cade. Levantó al niño del suelo y fingió que lo lanzaba al aire.

Tessa sonrió sin poder evitarlo. Cade, sin saber que lo observaba, cerró la puerta del coche y rio para sus adentros mientras se dirigía al asiento del conductor.

Tessa se imaginó una vida así, con su propia familia. Con una pareja que la acompañara como Cade. Un hombre que fuera modelo para Steven como él. Pero aquella fantasía era descabellada. Se le olvidaba su propio papel en la vida de Cade.

Fueran cuales fueran las circunstancias que habían hecho que su hijo y

ella acabaran en ese entorno estable y maravilloso, no podía negar que carecían de un elemento importante en sus vidas y Cade cumplía ese papel. No era consciente de ello y Tessa deseaba, en parte, que dejara de hacerlo.

No pudo discutir el asunto con Cade, pues pasó la tarde ayudando a

Steven a ensayar la función del colegio. Era un diálogo de dos líneas, pero Cade lo daba todo, como si Steven fuera a actuar en Broadway a la mañana siguiente.

Pasaron la tarde riendo mientras Cade corregía el tono de Steven hasta que fue perfecto y luego, chocaron los cinco y jugaron una partida de scrabble antes de acostarse.

Tessa estaba aterrorizada. El único momento en que era capaz de olvidarlo todo era cuando se iban a la cama y recorría su cuerpo con caricias como si nunca antes la hubiera tocado. Respiraba con dificultad, como si no pudiera creer el placer que le hacía sentir, arrebatando sus sentidos una y otra vez.

Los trillizos del multimillonarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora